Muken
Veritas
09-09-2024, 03:15 AM
Muken era una persona calmada con una ley de vida muy pacífica y abierta, una ley que le había enseñado su abuelo para tener una sana relación con las demás personas, haz lo que quieras, como quieras y donde quieras, siempre que eso no me afecte directa o indirectamente. Su instinto al observar las píldoras triangulares, que eran vendidas como pan caliente a los muertos vivos que se encontraban en el lugar, le decía vete del ahí y no voltees. Las personas son seres que se auto destruyen así que era normal que cierta parte de la población se hunda en el abismo. Pero una sola cosa toco el corazón de Muken, una sola cosa que cambio el accionar del tirador, niños.
Los adictos mayores que estaban perdidos en el fondo del abismo no eran preocupación para Muken, cada uno era mayor y el tirador pensaba que ellos tuvieron sus elecciones para terminar de dicha manera, pero los niños que se encontraban en el lugar suplicando y estirando sus manitos intentando conseguir algo de esa porquería, fue algo que Muken no pudo soportar ver. Algo en su pecho se prendió, como si una fuerte ira saliera de su interior, personas adultas llevando al abismo a jóvenes niños, eso es algo que el tirador nunca dejaría pasar, ni en sus peores días o condiciones. Esas personas o mejor dicho esas siluetas para tiro ya tenían los segundos contados.
Un trio de jóvenes niños de pelo rojo, ojos apagados y profundas ojeras, salieron corriendo del callejón después de recibir las porquerías de píldoras por parte de las siluetas de tiro. El tirador observaba con horror la manera en que los chicos apretaban con fuerza las pastillas contra sus pechos, como si de ello dependiera la vida, como si de una bolsa de oro se tratara o de la misma cura para todas sus enfermedades. El observar esa secuencia solo era gasolina pura, para un bosque que ya estaba prendido fuego. Muken observaba como los chicos corrían en su dirección, en un par de segundos los tendría de frente y posibilidades empezaron a cruzar por su mente, - ¿Qué hago? ¿Como debo reaccionar? ¿Está bien sacarles las pastillas ahora? Golpearlos y robarles esa basura solo será un remedio momentáneo, dejarlos ir por el momento y encargarme del cáncer principal de manera directa sería la solución. PERO, PERO…- el dudar un segundo lo hizo perder la oportunidad de detenerlos, pero no estaba todo perdido aun, habían tomado distancia sí, pero aun tenia a la vista a los mocosos.
En el momento que se iba a poner en acción, un toque mas vigoroso de la cuenta agito el hombro izquierdo del tirador, el cual usando su pie derecho como punto de apoyo dio un giro de 180° quedando de frente contra el sujeto, el cual tenia una bolsa de pastillas idénticas a las que llevaban los niños, este las intento ocultar, pero antes de poder hacerlo, el frio y metálico cañón de Vaiolet empujaba la papada de la silueta de tiro hacia arriba. -Demos un Paseo. – Comento Muken mientras movía su cabeza en dirección a un lugar menos concurrido. Cualquier movimiento de más del sujeto haría que Muken apretara el gatillo.
Una vez que Muken estuviera seguro de que nadie interrumpiría, le haría tres simples preguntas a su nueva silueta de tiro. - ¿Para quién trabajas? ¿De donde viene la cargar y hacia donde va? ¿Si deseara prender fuego el galpón de donde salen tus porquerías, mataría al alguien inocente o todos saben de qué va esa carga? – Una vez escuchadas las respuestas Muken pensaría que hacer a continuación.
Los adictos mayores que estaban perdidos en el fondo del abismo no eran preocupación para Muken, cada uno era mayor y el tirador pensaba que ellos tuvieron sus elecciones para terminar de dicha manera, pero los niños que se encontraban en el lugar suplicando y estirando sus manitos intentando conseguir algo de esa porquería, fue algo que Muken no pudo soportar ver. Algo en su pecho se prendió, como si una fuerte ira saliera de su interior, personas adultas llevando al abismo a jóvenes niños, eso es algo que el tirador nunca dejaría pasar, ni en sus peores días o condiciones. Esas personas o mejor dicho esas siluetas para tiro ya tenían los segundos contados.
Un trio de jóvenes niños de pelo rojo, ojos apagados y profundas ojeras, salieron corriendo del callejón después de recibir las porquerías de píldoras por parte de las siluetas de tiro. El tirador observaba con horror la manera en que los chicos apretaban con fuerza las pastillas contra sus pechos, como si de ello dependiera la vida, como si de una bolsa de oro se tratara o de la misma cura para todas sus enfermedades. El observar esa secuencia solo era gasolina pura, para un bosque que ya estaba prendido fuego. Muken observaba como los chicos corrían en su dirección, en un par de segundos los tendría de frente y posibilidades empezaron a cruzar por su mente, - ¿Qué hago? ¿Como debo reaccionar? ¿Está bien sacarles las pastillas ahora? Golpearlos y robarles esa basura solo será un remedio momentáneo, dejarlos ir por el momento y encargarme del cáncer principal de manera directa sería la solución. PERO, PERO…- el dudar un segundo lo hizo perder la oportunidad de detenerlos, pero no estaba todo perdido aun, habían tomado distancia sí, pero aun tenia a la vista a los mocosos.
En el momento que se iba a poner en acción, un toque mas vigoroso de la cuenta agito el hombro izquierdo del tirador, el cual usando su pie derecho como punto de apoyo dio un giro de 180° quedando de frente contra el sujeto, el cual tenia una bolsa de pastillas idénticas a las que llevaban los niños, este las intento ocultar, pero antes de poder hacerlo, el frio y metálico cañón de Vaiolet empujaba la papada de la silueta de tiro hacia arriba. -Demos un Paseo. – Comento Muken mientras movía su cabeza en dirección a un lugar menos concurrido. Cualquier movimiento de más del sujeto haría que Muken apretara el gatillo.
Una vez que Muken estuviera seguro de que nadie interrumpiría, le haría tres simples preguntas a su nueva silueta de tiro. - ¿Para quién trabajas? ¿De donde viene la cargar y hacia donde va? ¿Si deseara prender fuego el galpón de donde salen tus porquerías, mataría al alguien inocente o todos saben de qué va esa carga? – Una vez escuchadas las respuestas Muken pensaría que hacer a continuación.