Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue, hay un prometedor bardo tratando de forjarse una reputación. ¿Hasta dónde llegará?
[Común] [Pasado] La Cereza del Pastel
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
El peliblanco se encontraba casi fuera de la pastelería mientras acompañaba a Akari, la sonrisa en su rostro era apenas una sombra sutil y cálida que cualquiera que observase la situación pensaría que el bribón de ojos dorados estaba embobado con la chica de oscuros cabellos, sin embargo era el reflejo del pequeño triunfo que había logrado en su intercambio con Akari. La chica de oscuros cabellos había respondido de manera encantadora, mencionando que aún estaba aprendiendo y que, algún día, él debería cantar para ella. Ante sus palabras, el moreno de cabellos blancos simplemente inclinó ligeramente la cabeza, sonriendo con una mezcla de ternura y verguenza calculada. Aquella sonrisa era un arma más en su arsenal, usada en los momentos precisos para saltear las defensas de personas desprevenidas a su alrededor.

Cada gesto, cada palabra de Akari era como una melodía embriagante para el bribón de ojos dorados. La manera en que aceptaba sus avances sutiles lo tenía fascinado. Era como si cada pequeña grieta que lograba abrir en su fachada la acercara más a él, y eso lo llenaba de una satisfacción que ocultaba detrás de su calma aparente. Mientras caminaban, el peliblanco soltó un comentario que fue su golpe final antes de que llegaran a la panadería, un comentario que pareció derrumbar por completo las murallas de Akari, dandole paso directo a su corazón. La observó tartamudear, tragar saliva con nerviosismo, y en ese momento supo que tenía el control de la situación. Sus movimientos fueron delicados, cuando avanzó un poco más y tomó su mano suavemente con su diestra. La piel tersa y dedos delicados de la pastelera contrastaba con sus dedos fríos y firmes. Mientras ella balbuceaba algo sobre no ser extraño olvidar el rostro de alguien que le agradaba, el moreno de ojos dorados movió su mano izquierda hasta tocar la de Akari, sus dedos rozando suavemente su piel, antes de acariciarla con ternura.

No lo sé— murmuró el peliblanco, su voz baja y envolvente —Simplemente no pensé que nuestro sorpresivo encuentro hubiese sido tan especial para ti, como para recordarlo.— Sus palabras parecían casi inocentes, pero estaban cargadas de intención. Mientras hablaba, no solo acariciaba la mano de Akari, sino que, con una timidez perfectamente estudiada, la sujetó con un poco más de firmeza, envolviéndola en su toque como si temiera perder esa conexión. Era un gesto íntimo y, al mismo tiempo, controlado. —¿Te gustaría salir hoy por la tarde... o tal vez por la noche?— preguntó el bribón, apartando la mirada como si estuviera avergonzado, aunque era una vergüenza muy bien ensayada. Sin mirarla, añadió en un tono más suave —Me gustaría invitarte a cenar... quizás dar un paseo.

Cuando volvió a mirarla, sus ojos dorados brillaban con una intensidad que contrastaba con la delicadeza de sus gestos. Los rayos del sol de la mañana acariciaban su rostro moreno, haciendo que sus ojos parecieran aún más hipnóticos. Su propuesta fue directa, pero la pasión contenida en su mirada daba un toque de vulnerabilidad que solo hacía que Akari cayera más en su red. —Así me das tiempo de buscar mi guitarra.— añadió, con una sonrisa pequeña pero cargada de promesas —-Y podríamos tocar algo juntos... Tengo un par de partituras para violín y guitarra... Así tendría una excusa para volver más seguido a Shimotsuki.

Bajó la mirada, esta vez hasta los labios de la chica y ladeó la cabeza con una falsa verguenza que dejaba expuesta su mandíbula y cuello, sabiendo que Akari no podía apartar la vista de ella.  —Entendería si no quieres...— añadió, dejando un pequeño espacio de duda, aunque ambos sabían cuál sería la respuesta —Pero en caso de que aceptes... estaré en el restaurante mediterráneo al lado del puerto desde el atardecer... Es un lugar un poco formal, pero tiene un buen ambiente.— El peliblanco había lanzado su propuesta de manera cuidadosa, dejando suficiente espacio para que ella se sintiera en control de su decisión, aunque la verdad era que él estaba dirigiendo el ritmo de la conversación desde el principio. Al inclinarse ligeramente hacia Akari, el bribón susurró. —Un placer conocerte, Luz Radiante.

Sin esperar una respuesta, se inclinó para despedirse de ella, acercándose lo suficiente para besar su mejilla. Pero, con una sutileza propia de un maestro en el arte de la seducción, desvió el beso de manera que la comisura de sus labios rozara apenas la de Akari. Un toque mínimo, casi accidental, pero lo suficiente como para hacer que incluso su propio corazón latiera un poco más rápido al sentir el electrico roce de su piel, y el sutíl perfume de la chica. Soltó su mano con lentitud, como si no quisiera dejarla ir, aunque la despedida ya estaba sellada. La observó mientras ella se alejaba, sus ojos siguiéndola con una mezcla de deseo y expectativa. Se volteó en más de una ocasión, esperando que ella también lo hiciera, como si esperara una última mirada, una confirmación de que su propuesta había calado profundo en el corazón de Akari.

Ya de vuelta en la posada, el peliblanco se permitió un pequeño suspiro de satisfacción. Sabía que había jugado bien sus cartas esa mañana. Ahora solo quedaba esperar si la jugada final sería tan exitosa como anticipaba. Después de una ducha rápida para relajarse, se permitió recuperar las horas de sueño perdidas, sabiendo que necesitaría toda su energía para lo que podría ser una noche interesante. Al despertar, la tarde ya había avanzado, fumó un cigarrillo y comenzó a arreglarse. Se preparó con meticulosidad, tomando su tiempo para ducharse de nuevo, perfumarse con esmero y aplicar un maquillaje ligero que resaltara sutilmente sus facciones. Nada demasiado llamativo, solo lo suficiente para mejorar su aspecto sin que pareciera que lo había intentado demasiado. En lugar de su habitual abrigo y tricornio, optó por un elegante traje negro con detalles en dorado, acompañado de una chaqueta café que complementaba el conjunto. Todo cuidadosamente seleccionado para causar una impresión duradera.

Ya en el restaurante, solicitó una mesa para dos y se sentó, dejando su guitarra descansando en su funda rígida a su lado. La espera comenzó, y aunque su rostro mantenía una expresión relajada y tranquila, su mente estaba alerta y su pie repetía un constante movimiento de talón, provocado por la ansiedad de no saber si la chica vendría, además de su mano, que sobre la mesa, digitaba rápidamente cada uno de sus dedos contra su pulgar. Cada segundo que pasaba alimentaba su expectativa. ¿Llegaría?

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RE: [Pasado] La Cereza del Pastel - por Akari - 28-08-2024, 12:30 AM
RE: [Pasado] La Cereza del Pastel - por Akari - 29-08-2024, 04:48 AM
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RE: [Pasado] La Cereza del Pastel - por Akari - 25-09-2024, 01:34 AM

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