Silver
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09-09-2024, 04:12 AM
El pirata mantuvo su sonrisa mientras el comerciante preguntaba por sus nombres. Era una maniobra sencilla para ganar tiempo, lo sabía bien, y si el hombre esperaba pillarles con la guardia baja, se llevaría una decepción.
—Mis disculpas por no presentarnos debidamente —respondió, con un toque de autocrítica que hizo que su sonrisa se tornara más amistosa—. Yo soy Silver D. Syxel, capitán de un grupo de aventureros, y este es mi fiel mano derecha Balagus, cuya habilidad en combate es aún más impresionante que su imponente aspecto.
A pesar de su peresentación, notó que el comerciante no parecía impresionado, al menos no lo suficiente. El hombre ya había tomado su decisión. Syxel lo reconoció al instante, pero como era habitual, no iba a admitir la derrota sin excusar su orgullo.
—Comprendo que tal vez no necesite de nuestros servicios en tierra firme, y tal vez hemos malinterpretado sus necesidades. Somos recién llegados a la isla, después de todo —comentó con un tono casual, acompañado de un leve encogimiento de hombros—. Pero nuestra oferta era más bien para la protección de mercancías en alta mar, donde los piratas, como sabrá, han aumentado considerablemente. No querría que sus preciados productos cayeran en manos equivocadas, ¿verdad?
El comerciante esbozó una sonrisa forzada, pero su postura dejó claro que la conversación había llegado a su fin.
—En cualquier caso, lamento la confusión —concluyó Silver, inclinando ligeramente la cabeza—. Le deseamos buena fortuna en sus negocios. Y si cambia de opinión, quizás aún estemos disponibles.
Con un elegante movimiento, el capitán se giró hacia la puerta, haciendo un gesto sutil a Balagus para que lo siguiera. El gigante le lanzó una última mirada al comerciante antes de seguir a su compañero fuera del local. Y en cuanto se alejaron unos pasos de la tienda, Syxel dejó escapar un suspiro bajo, lo justo para dejar que su frustración se disipara sin mostrarla abiertamente.
—Bueno, no ha sido un éxito rotundo, pero al menos hemos sacado algo —comentó mientras caminaban por las elegantes calles de la ciudad alta—. Ahora sabemos que las mercancías llegan directamente al puerto intramuros, bien vigilado. Eso nos da una idea de cómo funcionan las cosas por aquí.
El capitán miró de reojo a Balagus, quien parecía tener algo en mente. Hasta que el gigante finalmente habló.
—Esas cajas en la trastienda —gruñó—. Tenían grabado "Muelle 13-D". Me da que ahí es donde deberíamos mirar.
Silver detuvo sus pasos un momento, asimilando la nueva información. Un leve destello de satisfacción cruzó su mirada. No habían logrado cerrar un trato, pero el buen ojo de Balagus les proporcionaba una dirección clara.
—Perfecto. Buen trabajo, amigo mío —dijo con una sonrisa amplia, golpeando suavemente el brazo del gigante—. Vamos a echar un vistazo al Muelle 13-D y tal vez allí podamos encontrar algo interesante.
—Mis disculpas por no presentarnos debidamente —respondió, con un toque de autocrítica que hizo que su sonrisa se tornara más amistosa—. Yo soy Silver D. Syxel, capitán de un grupo de aventureros, y este es mi fiel mano derecha Balagus, cuya habilidad en combate es aún más impresionante que su imponente aspecto.
A pesar de su peresentación, notó que el comerciante no parecía impresionado, al menos no lo suficiente. El hombre ya había tomado su decisión. Syxel lo reconoció al instante, pero como era habitual, no iba a admitir la derrota sin excusar su orgullo.
—Comprendo que tal vez no necesite de nuestros servicios en tierra firme, y tal vez hemos malinterpretado sus necesidades. Somos recién llegados a la isla, después de todo —comentó con un tono casual, acompañado de un leve encogimiento de hombros—. Pero nuestra oferta era más bien para la protección de mercancías en alta mar, donde los piratas, como sabrá, han aumentado considerablemente. No querría que sus preciados productos cayeran en manos equivocadas, ¿verdad?
El comerciante esbozó una sonrisa forzada, pero su postura dejó claro que la conversación había llegado a su fin.
—En cualquier caso, lamento la confusión —concluyó Silver, inclinando ligeramente la cabeza—. Le deseamos buena fortuna en sus negocios. Y si cambia de opinión, quizás aún estemos disponibles.
Con un elegante movimiento, el capitán se giró hacia la puerta, haciendo un gesto sutil a Balagus para que lo siguiera. El gigante le lanzó una última mirada al comerciante antes de seguir a su compañero fuera del local. Y en cuanto se alejaron unos pasos de la tienda, Syxel dejó escapar un suspiro bajo, lo justo para dejar que su frustración se disipara sin mostrarla abiertamente.
—Bueno, no ha sido un éxito rotundo, pero al menos hemos sacado algo —comentó mientras caminaban por las elegantes calles de la ciudad alta—. Ahora sabemos que las mercancías llegan directamente al puerto intramuros, bien vigilado. Eso nos da una idea de cómo funcionan las cosas por aquí.
El capitán miró de reojo a Balagus, quien parecía tener algo en mente. Hasta que el gigante finalmente habló.
—Esas cajas en la trastienda —gruñó—. Tenían grabado "Muelle 13-D". Me da que ahí es donde deberíamos mirar.
Silver detuvo sus pasos un momento, asimilando la nueva información. Un leve destello de satisfacción cruzó su mirada. No habían logrado cerrar un trato, pero el buen ojo de Balagus les proporcionaba una dirección clara.
—Perfecto. Buen trabajo, amigo mío —dijo con una sonrisa amplia, golpeando suavemente el brazo del gigante—. Vamos a echar un vistazo al Muelle 13-D y tal vez allí podamos encontrar algo interesante.