Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
[Cacería] Dardo, el cuatrero de Kalab.
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Personaje


Días 19 a 26 de verano, año 724 de la era actual
Desierto de Kalab

El desierto es un lugar extraño. Calor abrasador durante el día, frío paralizante a la noche. Siempre he sido una persona robusta, capaz de soportar las inclemencias del clima, pero acostumbrarse a este lugar no ha sido tan sencillo como con otros lugares que he visitado durante mis viajes. Sin embargo, eso no me ha apartado ni por un instante de mi objetivo. Mientras haya gente que esté sufriendo por culpa de personas crueles como Dardo, mi labor no acabará. Tristemente eso significa que mi deber solo terminará el día en que muera, pero si para entonces he logrado hacer de este mundo un lugar al menos un poco mejor, habrá merecido la pena.

Otros cazadores de recompensas hacen esto por el dinero. No es mi caso. El dinero es un medio, no un fin. Es una herramienta que me permite seguir pudiendo comer cada día, viajar y seguir ejerciendo mi deber. Debido a mi... peculiar manera de ver las cosas, estoy dispuesto a llevar a cabo estrategias que otros cazadores evitarían. No me tiembla la mano a la hora de invertir mis propios ahorros para llevar a criminales ante la justicia. ¿Por qué es esto relevante en esta historia? Como tal vez se pueda intuir, por la estrategia que puse en marcha para cazar a Dardo.

Cazar a alguien en su propio terreno siendo foráneo es complicado. Parece una afirmación evidente, pero uno no se da cuenta de cómo de real es hasta que no se encuentra en la situación. Aquí soy un extranjero sin amigos y, aunque Dardo no tenga precisamente buena fama entre los ganaderos locales, es difícil saber quién puede ser su cómplice, amante o conocido. Además conoce el terreno mejor que yo e ir a rastrearlo a los baldíos terrenos junto a la cordillera podría acabar en desastre. Así pues, opté por no hablar con sus víctimas ni buscar pistas sobre su paradero. Es preferible que nadie sepa que soy un cazador y pillar a mi objetivo con la guardia baja. Pues mi plan no es encontrar a Dardo, sino que él me encuentre a mí.

Al llegar a la ciudad de Kalab, ataviado con ropas holgadas y un sombrero de ala ancha para protegerme del inclemente sol, comencé a poner mi plan en marcha. En el primer día examiné los alrededores, me familiaricé con la ciudad y granjas aledañas y alquilé una propiedad en desuso y francamente ruinosa, poco más que una chabola con un cercado. Suficiente para mí. Dediqué el día siguiente a arreglar el cercado lo justo para que fuese utilizable y hacer un par de apaños a la casa para disponer de las comodidades mínimas en mi estancia aquí.

Del día veintiuno en adelante, comenzó la parte importante de mi plan. Empecé a contactar con vaqueros locales y hacerles saber que estaba interesado en comprar cabezas de ganado. Hice lo posible por transmitir una impresión de ser un extranjero excéntrico y joven con los bolsillos demasiado hondos. Evitando dar motivos concretos de mis acciones, empecé a crear un ganado lentamente, siendo muy exquisito con las vacas y toros que compraba con criterios totalmente arbitrarios. ¿Mi intención? No drenar mi dinero al instante. Debía asegurarme de que mi tapadera fuera creíble, pero no quedarme sin todos mis ahorros en pocos días. Además de eso, me aseguré de correr la voz por la ciudad sobre mi intención de comprar ganado comentándolo con mucha gente en las tabernas, el mercado y, en general, con todo el mundo que se parase a escucharme. Siempre con una sonrisa, pidiéndoles amablemente que si conocían a un ganadero le dirigieran hacia mí. Y, lo más importante, siempre sin mentir pero nunca revelando toda la verdad. Seguía teniendo que mantenerme fiel a mis ideales. No incumpliría mi juramento de no mentir.

El plan era sencillo: atraer a Dardo, bien como comprador de su ganado, bien tentándolo a robar mi pobremente protegida hacienda. Para ello, a los cuatro días de empezar a comprar y correr la voz, una vez consideré tener suficientes animales o haber hecho suficiente ruido para atraer a mi presa, empecé a pasar mucho de mi tiempo en la propiedad. Atendía a los vaqueros según llegaban y prestaba atención tanto a ellos como al ganado que traían, buscando pistas de que el ganado pudiera ser robado en las marcas de las reses. También memoricé el rostro del cartel de "se busca" para asegurarme de que si el cuatrero en persona aparecía, pudiera reconocerlo. El resto del día cuidaba al ganado y tomaba siestas cortas aprovechando momentos puntuales en que no esperaba un robo, como momentos en que alguno de mis vecinos hubiera puesto a sus vacas a pastar cerca, en las duras y secas hierbas que crecían en los alrededores de la ciudad, al borde del desierto. El motivo para aprovechar estos instantes para arriesgarme a dormir era uno práctico: las noches del veinticuatro al veinticinco y en adelante, dormí poco y en varios sueños, pasando el resto del tiempo vigilando el ganado a oscuras, esperando una posible llegada de Dardo. Por ahora han sido solo dos noches y aguanto el ritmo con estas siestas y café, pero solo queda esperar que el cuatrero pique el anzuelo pronto.

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Mensajes en este tema
[Cacería] Dardo, el cuatrero de Kalab. - por Tofun - 05-09-2024, 02:34 PM
RE: [Cacería] Dardo, el cuatrero de Kalab. - por Hyun Yeon - 09-09-2024, 04:14 AM

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