Hay rumores sobre…
... una isla del East Blue donde existen dos escuelas de combate enfrentadas. Estas escuelas hacen especial referencia a dos personajes de la obra original.
[Aventura] [A - T3] Quien a hiero mata, a hierro muere.
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Ahora que Airgid era capaz de verla un poco mejor, más de cerca, se dio cuenta de que la sangre que manchaba a aquella mujer estaba seca. No, la rubia no sabía mucho de medicina, pero hasta ella podía intuirse que eso era una buena señal. Sea lo que fuera la herida que tuviera, ya había dejado de sangrar. Observó las vendas de sus piernas y de su abdomen, estaban algo sucias pero saltaba a la vista que habían cumplido con su función tapando aquellas heridas. Al final su pobre ungüento no serviría de nada. Bueno, mejor, quizás lo necesitaría ella más adelante.

Fue a guardar de nuevo el ungüento en la mochila, pero el agarre de aquella mujer sobre su brazo la interrumpió, provocando un encuentro entre sus miradas. La misteriosa mujer parecía confusa, algo asustada quizás, aunque sobre todo parecía enfadada, cabreada, seguramente al verse en ese estado. La mano que la agarró poseía una fuerza sorprendente para tratarse de una persona herida, estaba claro que aquello no acabaría con ella. Tenía esa mirada de determinación en los ojos, esas ganas de seguir viviendo. Ambas se observaron la una a la otra durante unos instantes, hasta que, un poco más relajada, la mujer herida le soltó del brazo. Airgid ni si quiera hizo el intento de soltarse o de zarandearse, confiaba en que no le haría nada, en que simplemente había sido una reacción natural. Puede que no la conociera de nada, pero Airgid se dejaba llevar bastante por las sensaciones que le transmitían las personas que conocía, las primeras impresiones. Y algo en ella le dijo que aquella mujer no era una mala persona.

Entre tos y tos, finalmente le respondió que se encontraba bien, y lo mejor de todo, que era médica. La rubia suspiró un poco debido al alivio que sintió al escuchar sus palabras. Procedió a volver a guardar el ungüento en el interior de su mochila sin dejar de prestar atención a sus palabras. Mencionó la desaparición de un compañero suyo llamado Curtis y le contó que a ambos les habían enviado a explorar el barco con el fin de descubrir cierta información. Al parecer, la embarcación pertenecía a unos poderosos piratas, pues habían sido capaces de arrasar con barcos tanto de marines como de otros piratas, como de... los suyos. Fueran los que fueran. ¿Acaso estaba hablando con una agente del Gobierno? A ver, no era demasiado difícil llegar a la conclusión de que el Gobierno mandaba espías a diferentes lugares con tal de obtener información jugosa. Y tendría sentido que de ser así, no le revelara a que grupo pertenecía. O puede que estuviera siendo demasiado paranoica y simplemente no pertenecía a nada en concreto. A veces pensaba de más.

Aunque si que hubo otro pequeño silencio medio incómodo, las dos parecían estar pensando en cosas parecidas. Airgid se sintió de nuevo algo observada por los enormes ojos de aquella mujer que la analizaban de arriba abajo. Tras ese último vistazo, cayó en la cuenta de que no, Airgid no era ninguna "gaviota", como le había dicho, ni tampoco una de esos "sinvergüenzas", ¿a quienes se refería concretamente? Fuera como fuese, Airgid no pudo evitar esbozar una buena sonrisa cuando escuchó sus palabras. ¿Que si estaba buscando algo? — Y tanto. — Respondió ella, pocas pero reveladoras palabras. Entonces, quizás debido a la desesperación en la que se encontraba, le ofreció a la rubia un trato. Si entraba al barco y ayudaba a su compañero, ese tal Curtis, pasarían a estar en deuda con ella, podría pedirles algo a cambio. A ver, nunca estaba de más tener favores que gastar, e igualmente ya estaba poniendo rumbo al barco de todas maneras... también dijo algo que le llamó la atención, "que no consigan clavarte ese acero, por tu bien", ¿a qué se refería? Era obvio que nunca era demasiado agradable que te clavasen acero en el cuerpo, pero por algún motivo lo había recalcado, como si fuera importante.

Mmm... — La rubia se mostró pensativa unos instantes. Su sonrisa se amplió de repente, y miró a aquella mujer a los ojos con la intensidad de quién acababa de tomar una decisión importante. — Tá bien, intentaré encontrarle y ayudarle, pero tía, no tengo ni idea de lo que puede haber ahí dentro. — Parecía ser desde luego, un tema peliagudo. — No puedo prometerte ná, solo que haré to' lo que pueda. — Buscó tomarla de la mano, como si firmara un trato por medio de ese gesto, uno de confianza. — Tú 'pera aquí. — La invitó a que se sentara en la base de aquel árbol, pero era una tía dura, puede que no lo necesitara. Tras dedicarle aquellas palabras, decidió que era momento de seguir con su camino. Dio unos cuantos saltitos, alejándose de la escena y de la mujer. Cuando recordó algo. Se giró levemente, lo suficiente como para poder mirarla de reojo. — ¡Me llamo Airgid, por cierto! — Se despidió levantando la mano izquierda, y sin esperar más respuesta de ella, continuó avanzando hacia la enorme e imponente embarcación.

Era una trampa mortal. Estaba casi segura de ello. Pero ahora el asunto ya no solo la incumbía a ella, también había una promesa de por medio, un joven atrapado llamado Curtis... en definitiva, que no podía echarse atrás. Llegó hasta las pasarelas de metal que conectaban al barco con el acantilado, desde la maleza en la que aún se escondía. Fue capaz de distinguir a lo que parecían ser tres trabajadores, a juzgar por el aspecto que tenían. También, desde más cerca, podía observar mejor las dimensiones de esas grúas que movían la chatarra de un lado a otro. Vio el logo de la marina en uno de esos trozos. Parecía que esa mujer no mentía.

Vale, ahora venía la cuestión importante. ¿Cómo proceder? Podía intentar ser sigilosa, avanzar sin que esos tres trabajadores la vieran. Solo eran tres, y parecían estar ocupados haciendo diferentes tareas en la cubierta. También podía ir de cara, intentar inventar una excusa y hacerse pasar por trabajadora. Para este segundo plan necesitaría esconder las escopetas dentro de la mochila... nadie se creería a una trabajadora que iba así de armada, hasta los putos dientes. Lo malo de la primera opción es que si la pillaban, ya sería bastante difícil poder inventar una excusa creíble. Y ella no era muy sigilosa, sin embargo, si que tenía bastante labia. Así que... ¿por qué no?

Guardó las dos escopetas y las nudilleras dentro de la mochila. Aprovechó para sacar una mini botellita de cola y darle un buen trago. Necesitaba esa cafeína para afrontar la misión y recargar sus pilas. Viendo que los trabajadores llevaban camisetas sin mangas, decidió arrancarle las mangas a su top, dando un aspecto un poco más desaliñado. Puede que fuera asqueroso, pero aquellos hombres no estaban muy limpios que digamos, así que pasó la mano por la suela de la bota, recogiendo un poco de polvo y suciedad y se manchó los brazos y un poco la cara. Que diera la sensación de que venía de currar y a seguir currando. De que era una más de ellos. Una vez se sintió lo suficientemente creíble, salió de entre la maleza y puso marcha a la paserla metálica. No habló con nadie directamente, ni buscó a nadie. Con la mochila a tope de carga en la espalda y dando saltitos con muchísima tranquilidad, simplemente avanzó, buscando la forma de adentrarse en el barco. Si se movía con la suficiente confianza, nadie tenía por qué sospechar de ella. Y si alguien se acercaba a preguntarle, podría inventarse algo, salir del paso gracias a su carisma. Una aliada que no le había fallado nunca.

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Tema virtudes y defectos
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RE: [A - T3] Quien a hiero mata, a hierro muere. - por Airgid Vanaidiam - 09-09-2024, 02:01 PM

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