Qazan
Qazan
09-09-2024, 05:54 PM
Todo el teatro del puerto parecía no haber tenido consecuencias, seguramente no hubieses guardias cerca, esperemos que el pescador supiese nadar porque vaya empujón le había metido Gretta para sacarlo por el borde, seguro que algún amigo suyo pescador lo podría sacar del agua sin mucho apuro, tampoco nos interesaba ni si seguía respirando. Es más... Lo mejor que le podría pasar era haberse dado un mal golpe y desfallecer, mucho mejor que quedarse en silla de ruedas.
Había salido corriendo detrás del que se dirigía a la taberna, conseguí seguirle el ritmo hasta que se adentró en aquella gigantesca taberna, la verdad es que el tamaño me asombró, no todos los días se veían edificios de ese tamaño donde tanto mi puerca amiga como yo pudiésemos entrar sin destrozar la mitad de la estructura. "La nana de los mares" eh. Tenía un nombre muy bonito la gigantesca taberna, es más, de hecho y pensándolo bien... ¿Para qué harían tan grande una taberna? Es decir... La gran mayoría de habitantes de la isla y de este mar eran gente más bien menuda, yo ya era considerado todo un portento y un gigante para la mayoría... ¿Quién necesitaría una entrada así? Aparte de Gretta claro está. ¿Quién podría estar esperándonos dentro? El tamaño del edificio me causaba mucho recelo y me hacía sospechar de que seguramente ahí dentro estuviesen amigos de aquel demacrado con capucha. Sea como fuere no iba a darme media vuelta ahora.
—¿Viamos dientro no? Yo agarro y tú sacas información, si pone tonto, ¿partimos hueso, ah?—. Gretta al final había optado por venir conmigo, supongo que se le habría presentado el mismo problema que a mi... Lugares estrechos que no estaban preparados para nosotros. Gretta lo tenía claro y yo también, preparado para lo que pudiese aguardarnos dentro entré justo detrás suya. -Vamos a sacarle hasta el último aliento-. Le dije a mi buena amiga mientras cruzábamos juntos el umbral del gigantesco portón. Estaba preparado para enzarzarme a palos y tirar a bajo el edificio si la cosa se complicaba demasiado, un buen golpe contra la viga de madera más endeble del techo y a tomar por saco todo.
La cerda siempre me daba mucha seguridad, era ese tipo de persona a la que siempre quieres tener cerca, tanto por amistad y afinidad como por complicidad a la hora de meternos en problemas, los dos teníamos muy presente que entrar ahí era meterse de pleno en la boca del lobo, pero ¿A quién no le gusta una buena pelea de bar matutina? Es más, tenía ganas de alguna bronca del estilo, hacia ya algún tiempo que no me metía en follones, si no recuerdo mal la ultima vez fue precisamente en aquella piscina de barro junto con Juuken y Gretta, aunque aquello tampoco se puede considerar pelea.
Había salido corriendo detrás del que se dirigía a la taberna, conseguí seguirle el ritmo hasta que se adentró en aquella gigantesca taberna, la verdad es que el tamaño me asombró, no todos los días se veían edificios de ese tamaño donde tanto mi puerca amiga como yo pudiésemos entrar sin destrozar la mitad de la estructura. "La nana de los mares" eh. Tenía un nombre muy bonito la gigantesca taberna, es más, de hecho y pensándolo bien... ¿Para qué harían tan grande una taberna? Es decir... La gran mayoría de habitantes de la isla y de este mar eran gente más bien menuda, yo ya era considerado todo un portento y un gigante para la mayoría... ¿Quién necesitaría una entrada así? Aparte de Gretta claro está. ¿Quién podría estar esperándonos dentro? El tamaño del edificio me causaba mucho recelo y me hacía sospechar de que seguramente ahí dentro estuviesen amigos de aquel demacrado con capucha. Sea como fuere no iba a darme media vuelta ahora.
—¿Viamos dientro no? Yo agarro y tú sacas información, si pone tonto, ¿partimos hueso, ah?—. Gretta al final había optado por venir conmigo, supongo que se le habría presentado el mismo problema que a mi... Lugares estrechos que no estaban preparados para nosotros. Gretta lo tenía claro y yo también, preparado para lo que pudiese aguardarnos dentro entré justo detrás suya. -Vamos a sacarle hasta el último aliento-. Le dije a mi buena amiga mientras cruzábamos juntos el umbral del gigantesco portón. Estaba preparado para enzarzarme a palos y tirar a bajo el edificio si la cosa se complicaba demasiado, un buen golpe contra la viga de madera más endeble del techo y a tomar por saco todo.
La cerda siempre me daba mucha seguridad, era ese tipo de persona a la que siempre quieres tener cerca, tanto por amistad y afinidad como por complicidad a la hora de meternos en problemas, los dos teníamos muy presente que entrar ahí era meterse de pleno en la boca del lobo, pero ¿A quién no le gusta una buena pelea de bar matutina? Es más, tenía ganas de alguna bronca del estilo, hacia ya algún tiempo que no me metía en follones, si no recuerdo mal la ultima vez fue precisamente en aquella piscina de barro junto con Juuken y Gretta, aunque aquello tampoco se puede considerar pelea.