Humulus Rey, Bar de noche.

- He! he! - rio, - no te preocupes por este viejo - respondió - La cerveza solo trae buenos recuerdos - murmuró, mientras bebía del vaso. Continuó su cigarro hasta la mitad y luego le pidió al barman un cenicero para apoyarlo. En pocos minutos ya terminaba su segunda pinta y solicitaba la tercera. - ¡Otra más! - exclamó, mientras apoyaba, de un golpe en la barra, su vaso vació. Poco a poco la sensación de embriaguez tomaba su cuerpo y pensamientos, ahora estaba relajado y sin preocupaciones.

 Giró su cabeza nuevamente para responder a la mujer que indagaba en voz baja sobre su personalidad, - ¿Miedo? - preguntó - Supongo que ya es tarde para eso - respondió, en actitud desinteresada, luego reflexionó unos momentos para una mejor respuesta, - Estoy seguro que ellos me tienen más miedo a mi del que yo les tengo a ellos - Dijo, haciendo alusión a los comentarios provenientes de los grupos a sus espaldas, - no tardarán en emborracharse y olvidarse de mi presencia, por eso me gustan los bares... un par de copas y la gente se relaja, He! He! - respondió, mientras recibía su tercer pinta de cerveza. Dió un profundo suspiro mientras bebía del licor sagrado, - Ya estoy viejo como para preocuparme de lo que piensen esos bastardos - dijo en tono reflexivo, - sin embargo tu estas aquí y no te haz espantado - dijo, compartiendo una breve mirada cómplice con la mujer.

 Apoyó nuevamente la cerveza sobre la barra para encender el medio cigarro que le quedaba. Mientras pitaba, se acomodó mejor en la silla para darle frente a la mujer que estaba a unos metros en su costado para luego continuar la conversación. - Dime, ¿ Que es lo que te trae por aquí? - preguntó, con ánimos de conversar. Normalmente su estadía en bares era solitaria debido a su extraño aspecto, por lo que no estaba acostumbrado a socializar, usualmente la gente, y más especialmente los humanos, solían mantener la distancia.