Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Común] [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso
Camille Montpellier
El Bastión de Rostock
Tras despedirse de la susodicha señora Louisa, el esperpéntico grupo de marines se adentró entre la suerte de callejuelas que formaban las diferentes tiendas del mercado, recorriéndolo como si de turistas se tratara. En este caso particular, la guía del grupo era fácilmente reconocible y difícil de perder, sobresaliendo por encima de la mayoría de los presentes incluso entre el numeroso tumulto. Como alguno de mis compañeros ha sabido evidenciar en sus respuestas, los conocimientos que Camille tenía sobre el mercado eran extensos, aunque en realidad tan solo lo eran tanto como los de cualquiera que fuera oriundo de Loguetown. 

El mercado se dividía en tres secciones principales. La primera de ellas era a lo que vulgarmente se le llamaba «La Despensa», que como todos podrían imaginarse recibía ese nombre debido a que allí se encontraban todos los puestos relacionados con comida; no solo en el más estricto sentido de la palabra, sino incluyendo también aderezos, especias y condimentos, aunque estos eran lo más raro del lugar y probablemente unos de los productos más caros que había en el mercado. La segunda zona era una especie de popurrí, la «Cacharrería», donde se podían encontrar bienes de todo tipo: equipamiento de senderismo y acampada, cañas de pescar, útiles de cocina, sastrería humilde, redes, bolsas, cubertería de madera o hierro, zapatos y calzado, bisutería barata... un poco de todo, nada de calidad excepcional pero desde luego con una variedad que sí que lo era. Finalmente, la tercera sección no era otra más que la «Exquisita», aunque más que puestos de mercado eran una extensión al aire libre de las tiendas y comercios más caros de Loguetown. Allí podían encontrarse unas pocas muestras de lo que los empresarios más prósperos de la isla ofrecían en sus locales, mucho más grandes, ostentosos y abastecidos. Tampoco es que necesitasen tener mucha cantidad de productos allí, pues pocos eran los que podían permitirse sus lujos y muchos menos se adentraban en el mercado del populacho. El objetivo principal de estos puestos eran aquellos mercaderes adinerados que acudían a Loguetown por primera vez, de modo que el puesto sirviera como publicidad del negocio real. Como es de esperar, el foco de los marines que patrullaban la zona tendía a centrarse en la Exquisita.

Camille iba explicando todo esto a sus compañeros, sin saber bien si su voz se escucharía entre el ruido del gentío o siquiera si estarían prestándole suficiente atención como para enterarse de algo. Fuera como fuese, sus pasos les terminaron llevando hasta la puerta de la parroquia. Allí, tanto Atlas y Takahiro como ella misma decidieron esperar afuera, siendo Ray el único que acompañó a Masao hasta el interior. Ella había entrado alguna vez en el pasado, pero no conservaba buenos recuerdos de la experiencia y fue más por curiosidad que por devoción. Podía entender, sin embargo, que una persona que compartía rasgos con el némesis de aquella religión no fuera bienvenida en sus lugares de culto. Algo injusto, por otro lado, pero es que la reacción del sureño había sido muchísimo más suave que la de algunos feligreses. De hecho, pudo ver por el rabillo del ojo cómo algún devoto se le quedaba mirando antes de entrar en el edificio. La oni se limitó a suspirar, desviando la atención hacia sus compañeros.

Son famosos en Loguetown —le explicó a los muchachos, conteniendo su desidia hacia Takahiro—. Es raro que alcancen ese tamaño en otras islas, pero el suelo de la isla parece tener alguna propiedad especial que los hace crecer así.

El ambiente se había vuelto bastante distendido, algo que no esperaba pero que agradeció con todo su ser. Por desgracia, tan solo era la calma que precedía a la tempestad, no tardando en llegar los problemas. Justo en el momento en que Masao salía de la parroquia se empezó a escuchar un griterío y no tardaron en ver el pánico y el caos adueñarse del mercado. Tampoco tardaron ellos en acercarse para comprobar qué había ocurrido, topándose con un hombre tendido en el suelo que había recibido una puñalada.

Camille echó un rápido vistazo alrededor, intentando ubicar al agresor que, normalmente, estaría huyendo de la escena a toda prisa. Sin embargo, había varias personas alejándose de allí con pies en polvorosa, probablemente asustados ante la idea de ser agredidos de la misma forma.

¿Alguien ha visto algo? —inquirió, acercándose al grupo de curiosos que les rodeaba con cierto apuro, mirando después hacia sus compañeros—. ¿Y alguno de vosotros sabe de medicina o primeros auxilios?

De no ser el caso podría ocuparse ella misma, pero le sonaba haber escuchado que, pese a lo esperpéntico de sus compañeros, todos o casi todos contaban con capacidades y conocimientos útiles. O, al menos, eso le había dicho la capitana Montpellier. Tendría que confiar en su palabra por una vez e implorarle a la suerte no tener que trasladar a toda prisa a aquel hombre hasta el cuartel o al médico del lugar. No es que ninguna de las dos localizaciones estuviera particularmente cerca de allí. Al menos no tanto como para que fuera efectivo.
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RE: [C-Presente] Guía para guiris de Loguetown... o algo de eso - por Camille Montpellier - 09-09-2024, 09:08 PM

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