Takahiro
La saeta verde
09-09-2024, 10:09 PM
La soltura con la que se desplazaban los encapuchados por las calles de Loguetown era envidiable. Sabían manejarse bien en los giros bruscos de una calle al otra, tratando de perder a los marines que iban tras ello. El peliverde cada vez lo tenía más claro, aquellos terroristas habían estado campando a sus anchas por la isla desde hacía mucho tiempo. ¿Serían lugareños de la isla? ¿Foráneos que iban y venían para no causar sospechas, como por ejemplo comerciantes falsos? Eran dos de las posibilidades que barajaba en su mente. No obstante, también cabía la posibilidad de que fuera más sencillo, y tan solo fueran un grupo de criminales que había estudiado el terreno antes de su gran golpe. Pero todo eran confabulaciones de Takahiro, que continuaba con la sensación de que algo no le cuadraba.
«Deja de montarte historias raras y centrate», se dijo a sí mismo, cerrando y abriendo los ojos un par de veces.
Apenas tardaron unos minutos en alcanzar a Ray, que siendo claro y conciso les resumió la situación. Entonces, preparó un plan. Dos se encargarían de los encapuchados que estaban en la puerta, mientras que otros dos accederían a la casa por la fuera para capturar a los que estuvieran dentro. Para ser más exactos, serían Ray y Atlas los encargados de lanzar la ofensiva a los que custodiaban la entrada de aquella vivienda de mala muerte, mientras que la grandullona y él se encargaría de acceder a la casa. Era un plan simple, pero no por ello tenía que ser ineficaz.
—Cuando nos déis la señal —les dijo.
Tras las ofensivas del rubio y el albino, en cuyos movimientos se notaba que también se habían preocupado en mejorar sus habilidades desde a fatídica misión, notó la mano de Camille sobre su hombro, para justo después avanzar hacia la entrada del edificio con la firme intención de echar abajo su entrada. De conseguirlo, Takahiro iría tras ella a gran velocidad para acceder, con la mano sobre la empuñadura de su nueva katana, Samidare.
Una vez estuviera dentro del edificio —en el caso de que no hubiera nadie justo en la entrada con quien tener que batirse en combate—, trataría de prestar atención a lo que había a su alrededor y ver en que dirección habrían ido el resto de terroristas, para seguir yendo tras ellos.
«Deja de montarte historias raras y centrate», se dijo a sí mismo, cerrando y abriendo los ojos un par de veces.
Apenas tardaron unos minutos en alcanzar a Ray, que siendo claro y conciso les resumió la situación. Entonces, preparó un plan. Dos se encargarían de los encapuchados que estaban en la puerta, mientras que otros dos accederían a la casa por la fuera para capturar a los que estuvieran dentro. Para ser más exactos, serían Ray y Atlas los encargados de lanzar la ofensiva a los que custodiaban la entrada de aquella vivienda de mala muerte, mientras que la grandullona y él se encargaría de acceder a la casa. Era un plan simple, pero no por ello tenía que ser ineficaz.
—Cuando nos déis la señal —les dijo.
Tras las ofensivas del rubio y el albino, en cuyos movimientos se notaba que también se habían preocupado en mejorar sus habilidades desde a fatídica misión, notó la mano de Camille sobre su hombro, para justo después avanzar hacia la entrada del edificio con la firme intención de echar abajo su entrada. De conseguirlo, Takahiro iría tras ella a gran velocidad para acceder, con la mano sobre la empuñadura de su nueva katana, Samidare.
Una vez estuviera dentro del edificio —en el caso de que no hubiera nadie justo en la entrada con quien tener que batirse en combate—, trataría de prestar atención a lo que había a su alrededor y ver en que dirección habrían ido el resto de terroristas, para seguir yendo tras ellos.