Asradi
Völva
10-09-2024, 05:48 PM
Creía que iba a estar preparada para esa separación. Era de risa. ¿Por qué se ponía tan emocional por alguien que recién acababa de conocer? Ese y otros pensamientos embargaban su mente mientras caminaban hacia la costa. El silencio se había apoderado de ellos durante ese trayecto, como si ambos fuesen conscientes de que el tiempo se estaba acabando. Era, definitivamente, una sensación bastante agridulce. Generalmente, no tenía problema con las despedidas, no era tan apegada en ese sentido. Pero en esta ocasión le había tocado un poco la fibra. Quizás por que Octojin era uno de los suyos, después de hacía tiempo de no saber nada al respecto de los de su especie, esquivándolos y viajando casi de manera huidiza. A medida que avanzaban, podía escuchar el rumor del océano a lo lejos, pero cada vez más cercano según acortaban distancias.
Para cuando llegaron, finalmente, a la orilla, la mirada de Asradi se posó sobre el vasto mar durante unos segundos, al menos hasta que la voz de Octojin le sacó de sus pensamientos. Era tierno y casi surrealista al mismo tiempo. Tanto que le hizo sonreír de manera suave. El ver a ese enorme gyojin tiburón casi al borde de las lágrimas.
— Nos volverá a reunir, tarde o temprano. Ten fé en eso. — Aunque mostraba una mirada igual de triste y nostálgica que la de Octojin, le regaló a éste una esplendorosa sonrisa, a pesar de tener el corazón encogido.
Fue su mano la que se adelantó y acarició la mejilla del más alto, hasta teniendo casi que estirar un poco más la cola al respecto. Lo que vendría siendo un “ponerse de puntillas”. Fue un contacto breve, efímero, antes de que él también se separase y Asradi apartase lentamente la mano.
En silencio observó como el escualo se metía en el agua y, un poco después, desaparecía bajo la superficie del mar. Ahí se iba una parte de ella que, esperaba, volver a encontrar a futuro en circunstancias mejores y más tranquilas. No en una selva plagada de peligros. Aunque, a su manera, también había sido divertido.
Asradi esperó ahí unos minutos más, aclarando sus ideas, pero era inútil. Suspiró largamente y procedió. Lo mejor era no atrasar más la partida. Ya había visto de primera mano lo peligroso que era ese lugar. La sirena avanzó hacia la orilla, hasta llegar a una buena profundidad para sumergirse y alejarse a buen nado del lugar.
Si el océano así lo quería, se volverían a ver.
Para cuando llegaron, finalmente, a la orilla, la mirada de Asradi se posó sobre el vasto mar durante unos segundos, al menos hasta que la voz de Octojin le sacó de sus pensamientos. Era tierno y casi surrealista al mismo tiempo. Tanto que le hizo sonreír de manera suave. El ver a ese enorme gyojin tiburón casi al borde de las lágrimas.
— Nos volverá a reunir, tarde o temprano. Ten fé en eso. — Aunque mostraba una mirada igual de triste y nostálgica que la de Octojin, le regaló a éste una esplendorosa sonrisa, a pesar de tener el corazón encogido.
Fue su mano la que se adelantó y acarició la mejilla del más alto, hasta teniendo casi que estirar un poco más la cola al respecto. Lo que vendría siendo un “ponerse de puntillas”. Fue un contacto breve, efímero, antes de que él también se separase y Asradi apartase lentamente la mano.
En silencio observó como el escualo se metía en el agua y, un poco después, desaparecía bajo la superficie del mar. Ahí se iba una parte de ella que, esperaba, volver a encontrar a futuro en circunstancias mejores y más tranquilas. No en una selva plagada de peligros. Aunque, a su manera, también había sido divertido.
Asradi esperó ahí unos minutos más, aclarando sus ideas, pero era inútil. Suspiró largamente y procedió. Lo mejor era no atrasar más la partida. Ya había visto de primera mano lo peligroso que era ese lugar. La sirena avanzó hacia la orilla, hasta llegar a una buena profundidad para sumergirse y alejarse a buen nado del lugar.
Si el océano así lo quería, se volverían a ver.