Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
[Aventura] [A - T3] Quien a hiero mata, a hierro muere.
Atlas
Nowhere | Fénix
Pues sí, la verdad es que tu actuación ha sido bastante creíble. Vamos, a mí me la has colado, y como yo soy quién decide qué funciona aquí y qué no, el tipo de la cubierta asiente y lanza un nuevo gruñido que quiere remedara algo parecido a un "sí". Acto seguido, se hace a un lado y continúa con su labor, que consiste en clasificar diferentes elementos metálicos y llevarlos en carretilla a diversos montones de diferente envergadura esparcidos por la cubierta. Todo parece tremendamente desordenado, pero a poco que prestes un poco de atención podrás comprobar que todos saben perfectamente adónde se dirigen. Un caos organizado, vaya.

Conforme caminas sobre la cubierta del barco puedes deducir que aquello es una verdadera colonia flotante. Aquella gente vive allí y hace su vida a bordo, consagrándola, según parece, al metal y al dios de la forja. Tipos grandes como bueyes cargan enormes vigas de acero sobre sus espaldas. Mujeres trabajan el metal con sus poderosos brazos, martillo en mano y sudor en rostro, portando a sus bebés en sus espaldas envueltos en tela ennegrecida por el hollín. Todos están afanados en sus labores, por lo que nadie parece tener interés en pararte.

Mientras caminas, deambulando entre pozos que, si te asomas por curiosidad, podrás comprobar que conducen a verdaderas piscinas de metal fundido —son esas oquedades de las que hablábamos antes—, te vas aproximando al centro de la embarcación. Cuanto más te acercas al mismo de más calidad parece el metal que se amontona, más reluce y con más mimo es clasificado, dando forma a verdaderas colinas en miniatura que te transportan a un mundo de acero y fragua.

La verdad es que resulta tan fascinante como sobrecogedor. Una mentalidad patológica emana de forma evidente de las piscinas de metal fundido, acompañada por un fervor de fe y paranoia que embota los sentidos. Y allí, en medio de las dos columnas de chatarra más altas de todo el navío, unas escaleras comienzan el descenso hasta el núcleo del monstruo de acero. Una puerta doble abierta de par en par señala el acceso, coronada por dos grandes martillos de forja cruzados entre sí.

En caso de que decidas entrar, comprobarás que una larga escalinata lleva a una amplia estancia mucho más limpia que el resto del barco. Es circular y en el centro tiene una gran mesa de la misma forma. Sin embargo, no está cerrada. En las paredes surgen puertas perfectamente circulares que conducen a cada una de las piscinas que has ido dejando atrás mientras caminabas en la superficie. El lugar, que parece destinado a ser el enclave donde tienen lugar reuniones y demás eventos importantes, también parece ser utilizado como foro a juzgar por la cantidad de personas que hay en él. Charlan entre sí animadamente, sin prestarte mayor atención ni a ti ni al otro invitado.

Ah, ¿no le has visto? Pendiendo del techo y atado boca abajo a un gran círculo con una cruz de metal en su interior, un sujeto ensangrentado parece debatirse entre la consciencia y la inconsciencia. De su nariz gotea sangre como lo haría el agua de una estalactita en una cueva, formando un pequeño charco en el centro de la mesa que te comentaba antes.

En un gran sillón de metal anclado a la única pared de la estancia que no sirve de acceso a piscina de metal fundido alguna, un sujeto que debe rondar los tres metros, corpulento como un oso y con el cuerpo plagado de cicatrices de quemaduras charla con gesto serio con varios hombres y mujeres de edad avanzada. Según parece, nadie ha reparado en ti por ahora.
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RE: [A - T3] Quien a hiero mata, a hierro muere. - por Atlas - 10-09-2024, 09:52 PM

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