Jack D. Agnis
Golden Eyes
11-09-2024, 04:47 AM
(Última modificación: 11-09-2024, 04:51 AM por Jack D. Agnis.)
Mientras Silver busca los jarrones de ron y cerveza, quejándose de que esa no era la vida que quería y prometiéndose que pronto saldría, y mientras Balagus piensa en su padre y espera fervientemente que su amigo y capitán idee algo para salir de allí; oyen como la puerta de la taberna se abre de un solo golpe, para luego oír como un grupo de personas entra en aquella taberna haciendo todo el ruido que podía hacer una multitud.
El olor a pescado ya es terrible en aquella zona, pero a partir de ahora aquel olor se intensificaría hasta el punto de que cualquiera que no estuviera acostumbrado al olor y que tuviera un estomago débil, vomitaría.
Aquel olor solo significa una cosa, los balleneros han llegado a la taberna con mas hambre y sed que de costumbre y esperan un servicio mas que optimo, de la mejor taberna de aquella zona.
-Bienvenida Kata, espero que tengan hambre. Si es así, no te preocupes. Balagus está preparando un cerdo que estoy seguro que amaras- dijo con gran condescendencia aquel tabernero.
Cualquiera de los que se acercara a ver, notaria que aquella mujer era lo suficientemente grande como para saber que el cerdo que Balagus estaba preparando no sería suficiente, pero seguramente Balagus sabría como estirar una buena comida como para que alcanzara para todos. No por nada era el cocinero de aquel establecimiento.
-Confío en tu palabra. Ahora danos algo para beber, que venimos mas que sedientos. - dijo la mujer con una enorme sonrisa. Al parecer el trabajo había ido bien y estaba muy satisfecha por el mismo.
-Ahora mismo… SILVER LAS BEBIDAS, RÁPIDO… BALAGUS, LA COMIDA. NUESTROS CLIENTES TIENEN HAMBRE- gritó el tabernero, mientras disponía sobre una enorme mesa de madera, varios tarros vacíos, los cuales deban ser llenados por lo que Silver traería.
Mientras sirven las bebidas y las comidas, ver como dos balleneros se sientan en un par de taburetes frente al mesón donde estaban dispuestos los jarrones vacíos. Ellos comienzan a susurrar por lo bajo. Desgraciadamente tanto Silver como Balagus están muy lejos para oírlos, pero eso no les impide acercarse a escuchar, mientras “trabajan”.
Si alguno de los dos se acerca, podrán oír lo siguiente:
-Dicen que el estúpido de Monti se ha encargado de buscar el lugar de la subasta, pero nadie descarta que Ralph también tenga las manos metidas en todo esto. El “sordo” es el único que sabe de los asuntos de...- El brindis general en aquella taberna les impide seguir oyendo.
El olor a pescado ya es terrible en aquella zona, pero a partir de ahora aquel olor se intensificaría hasta el punto de que cualquiera que no estuviera acostumbrado al olor y que tuviera un estomago débil, vomitaría.
Aquel olor solo significa una cosa, los balleneros han llegado a la taberna con mas hambre y sed que de costumbre y esperan un servicio mas que optimo, de la mejor taberna de aquella zona.
-Bienvenida Kata, espero que tengan hambre. Si es así, no te preocupes. Balagus está preparando un cerdo que estoy seguro que amaras- dijo con gran condescendencia aquel tabernero.
Cualquiera de los que se acercara a ver, notaria que aquella mujer era lo suficientemente grande como para saber que el cerdo que Balagus estaba preparando no sería suficiente, pero seguramente Balagus sabría como estirar una buena comida como para que alcanzara para todos. No por nada era el cocinero de aquel establecimiento.
-Confío en tu palabra. Ahora danos algo para beber, que venimos mas que sedientos. - dijo la mujer con una enorme sonrisa. Al parecer el trabajo había ido bien y estaba muy satisfecha por el mismo.
-Ahora mismo… SILVER LAS BEBIDAS, RÁPIDO… BALAGUS, LA COMIDA. NUESTROS CLIENTES TIENEN HAMBRE- gritó el tabernero, mientras disponía sobre una enorme mesa de madera, varios tarros vacíos, los cuales deban ser llenados por lo que Silver traería.
Mientras sirven las bebidas y las comidas, ver como dos balleneros se sientan en un par de taburetes frente al mesón donde estaban dispuestos los jarrones vacíos. Ellos comienzan a susurrar por lo bajo. Desgraciadamente tanto Silver como Balagus están muy lejos para oírlos, pero eso no les impide acercarse a escuchar, mientras “trabajan”.
Si alguno de los dos se acerca, podrán oír lo siguiente:
-Dicen que el estúpido de Monti se ha encargado de buscar el lugar de la subasta, pero nadie descarta que Ralph también tenga las manos metidas en todo esto. El “sordo” es el único que sabe de los asuntos de...- El brindis general en aquella taberna les impide seguir oyendo.