Tofun
El Largo
12-09-2024, 02:37 PM
Mi estrategia fue un éxito rotundo: logré pasar desapercibido el tiempo suficiente para que la bestia marina me diera por puré de tontatta. Había bajado la guardia y ahora me buscaba sin mucho ímpetu, ¡momento perfecto para lanzarme cual torpedo hacia su hombro! Y así lo hice, me acerqué y le di un fuerte golpe. ¿El resultado? Ni fu ni fa. Más o menos lo esperado. Confiaba en mis capacidades y en que, aunque pequeño, matón. Sin embargo, el colosal porte de aquel bicho también tenía algo que decir. Adaptó su postura para amortiguar el impacto, y apenas le hice un rasguño.
¡Y allí estaba yo! Encima de una bestia marina humanoide de 15 metros de altura, mirándola cara a cara desde su hombro. - ¿Seh pue saberrr qué te he hecho io? ¡Hip! - pregunté con dificultad, ya que pronunciar esas últimas palabras era casi una hazaña en sí misma [Karma Olvidadizo: Olvido porque estamos en esta situación]. No había tiempo para detenerse, menos aún para conversar. El pez del averno levantó su gran mano derecha con una fuerza que podría aplastarme como una mosca. ¡Bien! A pesar del riesgo inminente de ser convertido en papilla, el plan iba como lo previsto [Revelo Hide del turno anterior]. Creía ser más rápido que aquel ser, así que con un nuevo salto me desplacé a toda velocidad para evadir su manotazo.
¿Hacia dónde iba? Hacia su conducto auditivo, sí, así como lo lees. Ser tan grande tiene sus desventajas contra un ser tan pequeño como yo. Lo había aprendido con el paso del tiempo, con los sustos y los golpes. Me dirigí directo hacia su extraña, rugosa y fea oreja como si estuviese cruzando en ese instante las puertas del infierno. Avancé firme, sin miedo, directo al interior. En cuanto vi una superficie similar a la de un tímpano (o vete tu a saber que era eso), estiré mis piernas hacia adelante y le iba a dar una fuerte patada voladora. ¡Se iba a enterar! Justo después empecé a darle puñetazos como un loco mientras gritaba, tenía que aprovechar cada segundo.
¡IEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!
¡Lo mismo le dejaba sordo! Esa era mi baza, se iba a cagar. Solo esperaba que no tuviese alguna extraña capacidad para cerrar la entrada a la oreja y dejarme allí atrapado. Después de todo, era un ser tan raro que su fisiología era un completo misterio para mí. Y si conseguía hacerlo, tal vez podría ganar tiempo para preparar mi próximo movimiento. Mientras tanto, rezaba para no encontrarme atrapado en un embotellamiento auditivo en la cabeza de un Kraken. ¿De que tamaño sería su cerebro?
¡Y allí estaba yo! Encima de una bestia marina humanoide de 15 metros de altura, mirándola cara a cara desde su hombro. - ¿Seh pue saberrr qué te he hecho io? ¡Hip! - pregunté con dificultad, ya que pronunciar esas últimas palabras era casi una hazaña en sí misma [Karma Olvidadizo: Olvido porque estamos en esta situación]. No había tiempo para detenerse, menos aún para conversar. El pez del averno levantó su gran mano derecha con una fuerza que podría aplastarme como una mosca. ¡Bien! A pesar del riesgo inminente de ser convertido en papilla, el plan iba como lo previsto [Revelo Hide del turno anterior]. Creía ser más rápido que aquel ser, así que con un nuevo salto me desplacé a toda velocidad para evadir su manotazo.
¿Hacia dónde iba? Hacia su conducto auditivo, sí, así como lo lees. Ser tan grande tiene sus desventajas contra un ser tan pequeño como yo. Lo había aprendido con el paso del tiempo, con los sustos y los golpes. Me dirigí directo hacia su extraña, rugosa y fea oreja como si estuviese cruzando en ese instante las puertas del infierno. Avancé firme, sin miedo, directo al interior. En cuanto vi una superficie similar a la de un tímpano (o vete tu a saber que era eso), estiré mis piernas hacia adelante y le iba a dar una fuerte patada voladora. ¡Se iba a enterar! Justo después empecé a darle puñetazos como un loco mientras gritaba, tenía que aprovechar cada segundo.
¡IEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!
¡Lo mismo le dejaba sordo! Esa era mi baza, se iba a cagar. Solo esperaba que no tuviese alguna extraña capacidad para cerrar la entrada a la oreja y dejarme allí atrapado. Después de todo, era un ser tan raro que su fisiología era un completo misterio para mí. Y si conseguía hacerlo, tal vez podría ganar tiempo para preparar mi próximo movimiento. Mientras tanto, rezaba para no encontrarme atrapado en un embotellamiento auditivo en la cabeza de un Kraken. ¿De que tamaño sería su cerebro?