Hay rumores sobre…
... que en cierta isla del East Blue, hubo hasta hace poco tiempo un reino muy prospero y poderoso, pero que desapareció de la faz de la tierra en apenas un día.
[C-Pasado] Lo que nos trae a este lugar [Priv. Hunter D. Alpha]
Sowon
Luna Sangrienta
Frunció el seño una vez más al escuchar otra provocación, no le gustaban las personas tan arrogantes, porque en su lenguaje sacar a relucir su belleza solo para compararla con una muestra de debilidad era un golpe bajo. Casi tan bajo como aquel ser que buscaba desesperadamente una buena golpiza, su puño golpeó la barra haciendo sacudir las cosas colocadas sobre esta, se inclinó hacia delante para ver a la pequeña alimaña. Sus ojos verdes parecían buscar en el interior, mientras que sus cuernos se colocaban peligrosamente cerca, como para atravezarle si era que se seguía tomando tanta confianza con ella. El resto de la taberna, en silencio, casi como si esa mirada fulminante se les hubiera dirigido a ellos.

—Oye, no soy tu amiga, ni me conoces como para juzgarme. No me gustan los enanos arrogantes que buscan un combate contra personas de las que pueden sacar ventaja, creo que quieres sacar ventaja de mí y eso hace que me enfade. Desde pequeña he vivido como mercenaria, me han usado infinidad de veces, no me usarán de nuevo.—

Refunfuño con un aroma a alcohol en su aliento, se había tomado tres jarras gigantescas y estaba por la cuarta, no hablaba con mucha sobriedad e incluso divagaba un poco recordando la actitud de ciertas personas del pasado. Golpeó su cabeza con el puño, solo para sacudirse un poco la borrachera, aunque no sirvió de nada. Todo le daba vueltas, giraba en un hermoso mar de sensaciones y las palabras del enano seguían ahí como una molestia.

—¿Alpha? Debes creerte el alfa del grupo, quizás alguien a quien nadie le lleva la contraria, que hace lo que quiere cuando ve la oportunidad. Vaya nombre más feo, enano te queda mejor, no te voy a aceptar como alguien que se crea el Alfa de una relación.—

Espetó con cierto desagrado, no le gustaban los humanos que por nombre se creyeran con el derecho de hacer algo, ese pequeñajo lograba sacarle de sus casillas. Se levantó con pesadez y le siguió, el ambiente en el interior comenzaba a ser denso y el golpe de aire fresco al cruzar la puerta fue un respiro para su cabeza. Si seguía más tiempo en el interior seguramente hubiese terminado soltando hasta el desayuno sobre el pequeñín. Cruzó sus brazos, sus mejillas estaban sonrojadas a la par que su cuerpo se sacudía como un péndulo, no estaba en condiciones para hacer muchas cosas.

—Ya estamos afuera, ya tienes espacio, además de insinuar que soy débil te metes con mi estatura. ¡Todos son iguales! Le contaré a mi padre y a mi madre que miden el doble que yo, ya verás como te replanteas lo que dices.—

Comenzó a llorar, casi como una niña pequeña, el alcohol la tenía mal y al momento de tomar la empuñadura de su espada resbaló con la nada misma y cayó de culo al suelo. Rabiando nuevamente, creyendo que eso había sido un golpe de la pequeña rata. Intentó reincorporarse y cayó nuevamentee de cara contra el suelo, era incluso cómico verle caer como si luchase con un oponente invisible.

—Espera, todavía no hemos comenzado y ya me golpeaste dos veces, enano eres muy fuerte. Ahora voy a desenvainar mi espada y...—

Una vez más falló al mantenerse de pie, casi cayendo contra la taberna pero en un acto de voluntad clavando el filo de la espada contra la tierra, frenando su cuerpo para no dañar inocentes. Incluso frenando su pie antes de aplastar a un pequeño cachorro quien en lugar de huir de la mujer saltaba  contra su pierna.

—Ya te dije que no tengo comida para ti, puedes pedirle algo al hombre de dentro puffito, si hubiera pedido comida te hubiera dado... ¿Por qué sigues ahí? No quiero que ese enano te haga daño, ve a jugar y yo te alcanzo...—

Ignoró por completo a su oponente mientras se agachaba y acariciaba al cachorro con sus dedos, pese a su exterior no era una mala persona y parecía llevarse mejor con los animales que con las personas. Varios cachorros comenzaron a salir, de un lado y del otro, la mujer les conocía a todos, siempre les daba de comer. Era una escena irrisoria ver a una gigantesca rubia arrodillada rodeada de cachorros y con su espada clavada en el suelo, le sería imposible luchar de esa manera. ¿Acaso los cachorros querían cuidarle? ¿Acaso habían visto que en ese estado una lucha podía ser fatal?
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RE: [C-Pasado] Lo que nos trae a este lugar [Priv. Hunter D. Alpha] - por Sowon - 12-09-2024, 03:15 PM

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