Lemon Stone
MVP
12-09-2024, 05:08 PM
Tu idea tiene una buena acogida por parte de tu superior. Utilizar el factor sorpresa, esconder parte de la tripulación en las casas del pueblo, montar un escenario para engañar a los piratas… Has hecho un buen planteamiento y solo cabría de esperar que los piratas se creyesen el cuento, a menos que sean moderadamente inteligentes o astutos.
O la curiosidad comienza a crecer dentro de ti y decides hacer algo más que solo reparar cosas.
Te dispones a conseguir las prendas adecuadas para hacerte pasar por uno de aquellos pueblerinos cuando te encuentras con un hombre nativo, puede que de unos cuarenta y tantos años. Tiene mechones de cabello gris, ojos desenfocados y de color caramelo, y una sonrisa… perturbadora. Está sonriendo. Lo hace mientras retira los escombros que, seguramente, alguna vez conformaron su casa. Si decides observarlo con detención -que te recomiendo encarecidamente que lo hagas-, te darás cuenta de que, cada tanto, le da un mordisco salvaje a lo que parece ser una planta de tono marrón. Curioso cuanto menos, ¿no?
Puedes acercarte a él e intentar entablar una conversación, preguntarle qué está haciendo o qué está mascando, aunque no recibirás respuestas específicas por parte de él. Más bien, contestará con palabras preocupantes y siniestras, como si fuera una especie de lunático. ¿Sufrirá de estrés postraumático? Es una posibilidad. Recuerda que esta gente sufrió un ataque violento y despiadado que acabó con casas completas y con un secuestro, mostrándole a la gente lo vulnerable que realmente es.
Como sigas explorando el pueblo en búsqueda de madera útil, que no esté húmeda ni carbonizada, verás a un grupo de mujeres de mediana edad (entre treinta y cuarenta) vestidas con ropas holgadas y negras, bailando en torno al cadáver de un perro mientras sostienen flores en sus manos. Flores rosadas. Igual te parece entre raro y espeluznante, así que puede que no tengas ganas de hablar con ellas.
Entre tanto paseo y orden que das para que los muchachos monten las empalizadas, acabas encontrándote con un hombre fornido y alto, bastante más que tú, que solo te ofrece un hacha. Da igual si le hablas o no, él no te contestará. Parece que es momento de ensuciar tus bonitas manos y montar empalizadas, reparar casas o lo que sea que puedas hacer con un hacha.