Alexander Bathory
Doc
29-07-2024, 06:34 AM
Islas Gecko, Syrup verano hace un año
El otoño se acercaba en aquella época mientras el verano llegaba a su fin, las hojas de algunos árboles habían empezado a cambiar de color mientras la gente de las calles iba y venía en sus compras o deberes atravesó de las calles de la ciudad, aun cuando mi clínica se encontraba en una zona apartada del puerto algo derruida muchos sabían que en esa zona ninguna pandilla se atrevía a adentrarse, no porque fuera territorio de una banda más fuerte, un sindicato criminal o siquiera que hubiera un cuartel de la marina, aun así todos sabían que aquella zona era un sitio en que causar problemas solo traería dolor a ellos eso no cambiaba que hubiera alguno que otro inepto que lo intentara
Aquel día un criminal decidió entrar en mi clínica amenazando a las escasas enfermeras que trabajaban en ella, no es que fueran muchas solo Elena la enfermera en jefe y una ayudante suya, con una espada exigiendo que le entregaran todos los narcóticos que teníamos pero ni Elena ni los pacientes parecieron preocuparse por aquello, aun cuando sus miradas parecían centrarse en aquel hombre vigilando sus movimientos al igual que los pocos pacientes dispuestos en camas como si esperaran haciendo que el hombre alzara la voz exigiendo de nuevo antes que una mano enguantada sujetara su hombro –oh vaya parece que tenemos alguien muy estúpido o valiente… esa línea es muy delgada- dije con calma mientras mostraba una sonrisa llena de colmillos claramente predatoria como una advertencia de la cacería que estaba por iniciar
En las afueras de la clínica la gente que pasara se detuvo de golpe ante los sonidos de pelea dentro de la clínica los cuales se acallaron por un instante antes que una de las ventanas que daban al puerto estallara mientras el hombre salía volando a la calle, más de una persona parecía entender la situación comenzando a decir que sentían lastima por el nuevo paciente de la clínica pero se lo había buscado mientras salía con calma por la puerta principal notando como el hombre trataba de alejarse claramente aterrado mientras lo sujetaba alzando mi puño –¡nadie!... ¡Roba!… ¡Mi Clínica!…- dije con firmeza entre golpes al rostro del hombre antes de dejarlo caer al suelo y agarrarlo del cuello de la camisa empezando a arrastrarlo inerte de regreso al interior diciendo con más fuerza de la necesaria –Elena prepara una cama, tenemos un paciente nuevo, hematomas en el rostro, fractura nasal, posiblemente más de una costilla rota y quizá una contusión severa- tanto como para que la enfermera me escucha como cualquier otro que le tuviera intenciones de invadir mi territorio
Para mi sorpresa aquella no era la única visita inesperada del día, me encontraba trabajando en aquel hombre arreglando lo que su estupidez le había causado, aunque igualmente como parte de su castigo me había tomado la libertad de no ser cuidadoso en su tratamiento de hecho deliberadamente le estaba causando algo más de dolor necesario cuando escuche la campañilla de la puerta indicando la llegada de un nuevo paciente haciendo que dejara a Elena a cargo de aquel criminal para atender a la nueva visita notando que se trataba de una mujer y un niño –Bienvenidos, puedo ser algo aterrador pero les prometo que estarán en buenas manos- en ese instante alce mis garras mostrándoles –oh garras en mi caso- antes de que riera un poco –entonces quien es el que ocupa consulta madame el niño o usted?- pregunte con una sonrisa lupina
El otoño se acercaba en aquella época mientras el verano llegaba a su fin, las hojas de algunos árboles habían empezado a cambiar de color mientras la gente de las calles iba y venía en sus compras o deberes atravesó de las calles de la ciudad, aun cuando mi clínica se encontraba en una zona apartada del puerto algo derruida muchos sabían que en esa zona ninguna pandilla se atrevía a adentrarse, no porque fuera territorio de una banda más fuerte, un sindicato criminal o siquiera que hubiera un cuartel de la marina, aun así todos sabían que aquella zona era un sitio en que causar problemas solo traería dolor a ellos eso no cambiaba que hubiera alguno que otro inepto que lo intentara
Aquel día un criminal decidió entrar en mi clínica amenazando a las escasas enfermeras que trabajaban en ella, no es que fueran muchas solo Elena la enfermera en jefe y una ayudante suya, con una espada exigiendo que le entregaran todos los narcóticos que teníamos pero ni Elena ni los pacientes parecieron preocuparse por aquello, aun cuando sus miradas parecían centrarse en aquel hombre vigilando sus movimientos al igual que los pocos pacientes dispuestos en camas como si esperaran haciendo que el hombre alzara la voz exigiendo de nuevo antes que una mano enguantada sujetara su hombro –oh vaya parece que tenemos alguien muy estúpido o valiente… esa línea es muy delgada- dije con calma mientras mostraba una sonrisa llena de colmillos claramente predatoria como una advertencia de la cacería que estaba por iniciar
En las afueras de la clínica la gente que pasara se detuvo de golpe ante los sonidos de pelea dentro de la clínica los cuales se acallaron por un instante antes que una de las ventanas que daban al puerto estallara mientras el hombre salía volando a la calle, más de una persona parecía entender la situación comenzando a decir que sentían lastima por el nuevo paciente de la clínica pero se lo había buscado mientras salía con calma por la puerta principal notando como el hombre trataba de alejarse claramente aterrado mientras lo sujetaba alzando mi puño –¡nadie!... ¡Roba!… ¡Mi Clínica!…- dije con firmeza entre golpes al rostro del hombre antes de dejarlo caer al suelo y agarrarlo del cuello de la camisa empezando a arrastrarlo inerte de regreso al interior diciendo con más fuerza de la necesaria –Elena prepara una cama, tenemos un paciente nuevo, hematomas en el rostro, fractura nasal, posiblemente más de una costilla rota y quizá una contusión severa- tanto como para que la enfermera me escucha como cualquier otro que le tuviera intenciones de invadir mi territorio
Para mi sorpresa aquella no era la única visita inesperada del día, me encontraba trabajando en aquel hombre arreglando lo que su estupidez le había causado, aunque igualmente como parte de su castigo me había tomado la libertad de no ser cuidadoso en su tratamiento de hecho deliberadamente le estaba causando algo más de dolor necesario cuando escuche la campañilla de la puerta indicando la llegada de un nuevo paciente haciendo que dejara a Elena a cargo de aquel criminal para atender a la nueva visita notando que se trataba de una mujer y un niño –Bienvenidos, puedo ser algo aterrador pero les prometo que estarán en buenas manos- en ese instante alce mis garras mostrándoles –oh garras en mi caso- antes de que riera un poco –entonces quien es el que ocupa consulta madame el niño o usted?- pregunte con una sonrisa lupina