Ray
Kuroi Ya
12-09-2024, 08:16 PM
Corría un día de verano que parecía ser uno más en Loguetown, no demasiado caluroso pero sí lo suficientemente soleado como para que a cualquier persona le apeteciera disfrutar de un paseo al aire libre o simplemente tumbarse sobre la hierba a dejar que los rayos del astro rey le acariciaran la piel cuando el joven peliblanco, que se encontraba haciendo esto último, recibió la indicación de presentarse en la zona de entrenamiento a la mayor brevedad posible. Desconocía el motivo de su citación, pero no eran ya pocas las veces en las que él o algún otro miembro de su brigada (en particular Atlas y Takahiro) había sido amonestado por carecer de la diligencia necesaria a la hora de cumplir las órdenes e indicaciones dadas por sus superiores, así que no quería llamar aún más la atención sobre ese tema.
Cuando llegó a su destino se encontró con que la Capitana Montpellier hablaba con un hombre. Octojin ya se encontraba allí, y poco después fueron llegando también Camille, Taka y Atlas. Una vez todos estuvieron allí su superiora les presentó a su acompañante. Se trataba nada más y nada menos que de Murray Arganeo, el comandante al cargo del Cuartel General del G-23, situado en Isla Kilombo.
El oficial les habló entonces sobre una particular tarea que requería de unas habilidades como las que había llegado hasta sus oídos que los miembros de la brigada poseían. En la isla de la que procedía había un hombre a cargo del faro, a quien todo el mundo conocía como Meethook. Al parecer en el pasado había sido un conocido pirata, pero hizo un trato con la Marina. A cambio de dar al ejército gubernamental cierta información valiosa se le garantizó protección, aunque finalmente la manera de mantenerle seguro había sido no muy diferente de meterle en la cárcel. Pasaba todo su tiempo en el faro, prácticamente encerrado. Por algún motivo que desconocían era ahora necesario transportarle hasta Loguetown sano y salvo. Tal vez sus antiguos compañeros, a los que años atrás traicionó, habían averiguado su paradero. Lo importante era que debían escoltarle en ese viaje, asegurándose de que lo completaba de una pieza.
El hombre que les había encargado aquella singular tarea debía quedarse en Loguetown un tiempo más por motivos que no tuvo a bien revelarles, así que para que sus homónimos de la base de Isla Kilombo confiarán en su palabra les entregó una carta escrita de su puño y letra antes de abandonar la estancia. Tras recibirla de manos de Octojin, Camille la leyó en voz alta para los demás. En ella se explicaba lo mismo que Murray les había dicho y les adjuntaba las cuatro palabras clave que tendrían que pronunciar para que el farero se dejara ver. Además estaba sellada y firmada, lo que aseguraba que no fueran a encontrar trabas en el G-23.
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Una de las ventajas de las que disponían los marines, en particular contando con dos suboficiales como eran Takahiro y él, era el poder viajar entre islas controladas por la institución a la que servían en barcos propiedad de la misma y con navegantes expertos proporcionados por ella. Gracias a eso llegaron a Kilombo bastante antes de lo que habrían imaginado.
Rostock, la principal población de la isla, era un pueblo pequeño y tranquilo en comparación con la enorme y bulliciosa Loguetown. Sus edificios, humildes y de pocas alturas, contrastaban con las grandes construcciones de la ciudad. Pero no tenían tiempo que perder, pues cuanto más tiempo pasara solo en el faro, más posibilidades había de que Meethook sufriese algún ataque. Fue por ello que el joven de cabellos plateados aceptó a regañadientes y casi obligado por sus compañeros que parasen primero en una taberna. Él no necesitaba comer a diario, acostumbrado como había estado durante años a vérselas y deseárselas para conseguir algo que llevarse a la boca en las calles de Oykot, pero la insistencia de sus compañeros le hizo entender que iba a ser imposible convencerles de lo contrario. Una vez allí, mientras comían, Octojin propuso preguntar a alguno de los marines acerca de Murray. Ray no consideraba esa información especialmente relevante, pero si alguno de sus compañeros quería indagar acerca del tema no lo vería con malos ojos ni mucho menos. A fin de cuentas, no sabían nada de él más allá de su posición como jefe de la base de aquella isla.
Una vez hubieron comido retomaron la marcha. Había dos caminos para llegar hasta el faro. Uno de ellos más corto y directo, y el otro más largo pero con unas vistas que, según les habían dicho, merecían mucho la pena. Por desgracia no tenían tiempo para pararse a admirar el paisaje, por lo que optaron por la primera opción. El camino ascendía por una ladera, sorteando árboles y áreas de vegetación más frondosa a su paso.
El ascenso no fue excesivamente largo, no tardando demasiado en alcanzar el faro. La torre, de más de veinte metros de altura, se recortaba ante el horizonte con un aire misterioso. Una vez en su base pudieron apreciar adecuadamente su tamaño, así como el desgaste al que el tiempo, la sal y el viento habían sometido a las piedras que lo componían.
El gyojin no tardó en preguntar quién iba a ser el primero en pasar, a lo que el peliblanco contestó:
- Tal vez lo más adecuado es que pase yo, ya que puedo evitar hacer ruido al moverme. Una vez dentro, si es seguro os lo indicaré para que me sigáis.
Tras conseguir la aprobación de sus amigos eso fue loque hizo, utilizando sus habilidades como ninja para adentrarse en el altísimo edificio sin hacer el más mínimo ruido.
NIN300
NINJUTSU
Pasiva
Tier 3
No Aprendida
Los ninjas son expertos en el arte del sigilo, por eso siempre que lo deseen serán capaces de moverse y actuar sin emitir ningún ruido con el fin de no poder ser escuchados y pillar por sorpresa a sus enemigos. Siempre que se haga un ataque desde el sigilo o desde un ángulo fuera de la visual directa del enemigo, el enemigo obtendrá -10 de [REF] y se realizará la ofensiva con un +35 de daño y tendrán un turno menos de enfriamiento. Además el usuario creará 1 grado más de [Envenenamiento], [Hemorragia] y [Quemadura] en sus ofensivas. Cualquier tecnica que mencione el uso de un objeto para la ejecucción de la tecnica se considerara que forma parte de su arsenal ninja sin tener que tenerlo en el inventario o consumirlo.
Una vez allí miró a su alrededor. Una escalera de caracol ascendía probablemente hasta la cúspide del mismo, y en aquella estancia multitud de objetos totalmente desordenados se repartían el espacio existente. Una puerta metálica destacaba en el suelo. Pero no parecía haber ningún peligro, así que hizo una señal con la mano a sus amigos para que le siguieran. Y cuando los cinco estuvieran dentro, con voz alta y clara decidió pronunciar las palabras que Murray les había indicado en su carta:
- Quince, cepillo, crucigrama, salchicha.