Dharkel
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12-09-2024, 09:41 PM
El capitán se acercó a Dharkel para examinar las descuidadas líneas del mapa improvisado que había conseguido meses atrás en un juego de azar que solo el ojo inexperto cuestionaría de amañado. El ojo experto lo afirmaría con rotundidez. Nunca pensó que fuese a ser de alguna utilidad, especialmente tratándose de una isla que se conocía por ser tranquila, pero aun así decidió conservarlo. En parte por un síndrome de Diógenes que estaba en proceso de superación y en parte porque quien lo usó a modo de apuesta aseguró que dicho mapa llevaba a un tesoro. No uno particularmente grande, pero sí para poder tomarse un par de quincenas de descanso sin ningún tipo de preocupaciones. Algo que necesitaban urgentemente. Y aunque la reputación de las gentes y los tugurios de mala muerte que solía frecuentar antaño eran más que dudables, incluso entre piratas, donde la palabra de uno valía menos que una puñalada en la boca del estómago, la tentación de la posibilidad de que fuese real no era nada despreciable.
No tenía claro cómo afectarían sus palabras a aquel hombre. Si eran bien recibidas habría dado un paso en la mejora de su relación. Pequeño. Minúsculo incluso teniendo en cuenta su tamaño, pero un paso, al fin y al cabo. Si eran mal recibidas llegarían antes a su destino, donde podría descansar e indagar en los misterios de aquel trozo de papel, de haberlos.
Silver propuso el camino a tomar, señalando una dirección que seguía la línea de árboles y devolvió el mapa a su dueño. Balagus replicó, liberó el hacha de guerra de sus ataduras y comenzó a abrir un camino entre la vegetación en el trayecto indicado a base de tajos indiscriminados.
- Si no fuese por la suerte, probablemente ya estaríamos muertos – le dijo al capitán encogiéndose de hombros cuando el oni se encontraba a una distancia prudencial.
Estaba intentando sanar una relación emponzoñada desde los propios cimientos de la misma. Sabía que sería un proceso largo y difícil, que tendría que demostrarle a Balagus innumerables veces que podía confiar en él, que era digno de cubrir su espalda. Haría todo lo que estuviese en su mano para ganar una confianza que nunca existió, pues gran parte de la culpa sabía que había sido suya.
Se adelantó, quedándose en la espalda del bárbaro a una distancia cautelar.
- Blablabla blablabla – empezó a decir gesticulando con las manos e imitando una conversación a dos -. Ya sé que las conversaciones triviales no son lo tuyo. – Volvió a adoptar un tono serio y firme -. Y lo entiendo. No tienes por qué decir nada. Un gruñido o dos me sirven. No voy a tratar de excusarme diciendo que la mitad de las veces no fue culpa mía, ni que me vi expuesto a las malas influencias de ciertos personajes pintorescos que nos acompañaron durante un tiempo, porque ambos sabemos que sería mentira. No puedo cambiar el pasado y no pretendo hacerlo, pero estoy intentando hacer las cosas bien ahora. – Soltó un bufido -. Todo lo bien que se puede para ser un pirata, claro. – Calló durante unos segundos, esperando una réplica por parte de Balagus que quizás nunca llegaría. – También sé que las palabras vacías no valen nada para ti, así que a la más mínima oportunidad te lo demostraré con actos.