Nagaki
Medusa
13-09-2024, 02:32 AM
(Última modificación: 13-09-2024, 04:17 PM por Nagaki.
Razón: Editado para los regalos :D
)
¡Una boda! ¡Me habían invitado a una boda humana! ¡Qué ilusión! oh oh, pero no sé que ponerme. Me han dicho que es una boda entre un ex-convicto y una señora mayor, pero la verdad es que no los conocía de nada. Sí que me dijeron que llevara... ¿un disfraz? ¿a una boda?, bueno, serán costumbres de los terraviviente. Así decía a los habitantes de la superficie cuando era pequeña, aunque ahora está en fase adolescente al ser día 18 hay costumbres más fáciles o difíciles de quitar, esta era una de las difíciles. También había algo raro, habían dicho que la señora tenía 104 años, ¿eso era posible entre humanos? ¿podían vivir tanto?. Eso era increíble, si yo veía a mi compañero Lovecraft y ya pensaba que era viejo, no quería imaginar cómo tendría que ser tener muchos años más. ¿Para qué vivir con esa forma todo ese tiempo? ¿porqué no volver a la fase de pólipo de nuevo y estar joven y saludable en vez de viejo y con dolores?, esa parte seguía sin entenderla. Tendría que preguntar a mis compañeros desde que pudiera.
Parte de la invitación era una obligación formal a trabajar, como no. No iban a invitar a una completa desconocida a una boda porque sí. Preparé mi uniforme de la marina corto, y justo encima me puse el disfraz que había conseguido para la ocasión. La verdad es que me salió muy muy barato en una tienda de segunda mano de la ciudad, y a mí me venía como un guante para guardar mi cabeza y mis tentáculos en lo que sería la cabeza de la ballena que intentaba imitar con el disfraz.
Llegué a la festividad junto a mis compañeros y antes de entrar a la recepción y comentarnos las instrucciones básicas que tendríamos que hacer en la boda, dejé uno de mis regalos para la ocasión, una bandeja de ostras y marisco fresco recogido por mí misma de los arrecifes cercanos a la isla, y me quedé con el otro paquetito entre las manos sin saber bien que hacer en el que se encontraba un collar de conchas que había encontrado por la playa y que con ayuda de algunos compañeros de la Marina conseguí hacer un collar con ellas.
Las instrucciones eran prácticamente era un "estate atento de todo lo que pase, y no bebas mucho". No creían que fuera a pasar nada malo en esta boda, pero si fuera así no estaría la marina en la boda. Allí vi a mi compañero Galhard, nunca habíamos coincidido, porque él llevaba mucho antes que yo en la Marina, pero si que le conocía de oídas y de verle de vez en cuando.
Miré mas allá de los marines para ver al resto de invitados y sus disfraces, e intenté con todas mis fuerzas el no salir corriendo hacia ellos para dar vueltas y ver lo elaborados y alucinantes disfraces que tenían. Un hombre piña, un hombre con una fruta amarilla en la cabeza, oh, una mujer ningyo vestida de sushi, que graciosa. Y un hombre hablando a ladridos con un perro... bueno, yo podía hablar con las medusas, supongo que él pueda con los perros. De entre todos los invitados vi a una cara familiar, una chica con un disfraz de piruleta que había coincidido con ella menos de 3 días atrás en el pueblo. Como estaba trabajando no podía ir a saludarla per sé, pero sí que cuando miró hacia mi lado le mandé un saludo tímido con la mano desde lejos.
Me quedé expectante a los acontecimientos mirando a los lados y los disfraces de la gente a medida que iban llegando.
Parte de la invitación era una obligación formal a trabajar, como no. No iban a invitar a una completa desconocida a una boda porque sí. Preparé mi uniforme de la marina corto, y justo encima me puse el disfraz que había conseguido para la ocasión. La verdad es que me salió muy muy barato en una tienda de segunda mano de la ciudad, y a mí me venía como un guante para guardar mi cabeza y mis tentáculos en lo que sería la cabeza de la ballena que intentaba imitar con el disfraz.
Llegué a la festividad junto a mis compañeros y antes de entrar a la recepción y comentarnos las instrucciones básicas que tendríamos que hacer en la boda, dejé uno de mis regalos para la ocasión, una bandeja de ostras y marisco fresco recogido por mí misma de los arrecifes cercanos a la isla, y me quedé con el otro paquetito entre las manos sin saber bien que hacer en el que se encontraba un collar de conchas que había encontrado por la playa y que con ayuda de algunos compañeros de la Marina conseguí hacer un collar con ellas.
Las instrucciones eran prácticamente era un "estate atento de todo lo que pase, y no bebas mucho". No creían que fuera a pasar nada malo en esta boda, pero si fuera así no estaría la marina en la boda. Allí vi a mi compañero Galhard, nunca habíamos coincidido, porque él llevaba mucho antes que yo en la Marina, pero si que le conocía de oídas y de verle de vez en cuando.
Miré mas allá de los marines para ver al resto de invitados y sus disfraces, e intenté con todas mis fuerzas el no salir corriendo hacia ellos para dar vueltas y ver lo elaborados y alucinantes disfraces que tenían. Un hombre piña, un hombre con una fruta amarilla en la cabeza, oh, una mujer ningyo vestida de sushi, que graciosa. Y un hombre hablando a ladridos con un perro... bueno, yo podía hablar con las medusas, supongo que él pueda con los perros. De entre todos los invitados vi a una cara familiar, una chica con un disfraz de piruleta que había coincidido con ella menos de 3 días atrás en el pueblo. Como estaba trabajando no podía ir a saludarla per sé, pero sí que cuando miró hacia mi lado le mandé un saludo tímido con la mano desde lejos.
Me quedé expectante a los acontecimientos mirando a los lados y los disfraces de la gente a medida que iban llegando.