Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Evento] [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
No podía dejar de pensar que esta era una mala idea ¿Cómo no hacerlo? Tenía el sentimiento de haber leído un libro con la misma temática de la aventura que estábamos llevando a cabo, y no terminaba precisamente muy bien ¿Quizás algo relacionado con un marino, una estrella y la diosa de la discordia? Y posiblemente también había un libro involucrado, un libro brillante como un tesoro, lo suficiente para atraer a los tontos a intentar robarlo y caer en una trampa… En este momento mi sensación era la de estar interpretando el rol del marino, sin dramas románticos de por medio, claro, porque no tenía emociones muy… Fuertes por el grupo. O al menos eso intentaba, considerando lo persistentes, y exasperantes, que eran todos. Incluso con el intento de mantenerme alejado de ellos, porque este era un trabajo y solo eso, trabajo, como había acordado desde un principio con el hombre de brazos largos, parecía que el mensaje no fue recibido.

No podía suspirar en aquel momento, porque llevar el barco en medio de las olas furiosas que se estrellaban contra el casco del barco, no era el mejor clima para viajar ni de cerca y lo único por lo que podríamos guiarnos era por la luz violácea del cometa, cometa del cual se profetizaba pasaba una vez cada 500 años… Aunque más que una profecía supuse que se trataba de simple astronomía y cálculos acerca de cuándo pasaría el cometa, ya que si solo se veía una vez cada cierto tiempo, significaba que había sido visto antes, solo que en una época en la que no estaba seguro de si se llevaba registro de acontecimientos como estos. De todos modos mi suposición no debía estar tan alejada, considerando que, según Draven y McDuck, algunas islas tenían sus propias creencias y leyendas al respecto.

¿Podía confiar en la palabra de dos extraños? No, pero de todos modos no tenían motivos para mentir sobre aquella información, de todas formas eran datos que parecían no tener importancia, pero nunca está demás tenerlos en mente. La noche que nos reunimos en la taberna fue sinceramente caótica, al menos para mí, conocer a tantas personas en tan solo dos días se había vuelto honestamente agotador, especialmente personalidades tan enérgicas. Habían devorado con avidez mi energía… Y la comida también.

Moví el timón del barco con rapidez y destreza, olvidando rápidamente la reflexión interna que estaba teniendo en ese momento, y evité lo peor del oleaje para que el barco se dañe lo menos posible, porque desembolsar doce millones de berries debía ser doloroso, y porque obviamente no deseaba que se hunda. Puede que no fuese bueno socializando o formando vínculos emocionales, ni los quería, pero podría afirmar con confianza que era bueno en mi trabajo. El viento revolvía los mechones de mi cabello rubio y el agua que salpicaba de la colisión de las olas cubría de gotas el visor de vuelo que llevaba puesto, aunque no era tan molesto como recibirla en los ojos directamente, por suerte tenía muy buena visión. Pensar cómo habíamos llegado hasta aquí me había sorprendido, y me seguía sorprendiendo, a cada segundo.

Mi silencioso compañero, Vesper, al cual le agradecía que no quisiera hablar demasiado, se encargaba de guiar el barco en los momentos en los que necesitaba dormir, pero en este momento los dos nos encontrábamos despiertos, considerando que cada vez nos acercamos más al objetivo: Una isla. El carácter gruñón de Vesper lo hacía una persona curiosa de tratar, y estaba seguro de que yo mismo podía ser increíblemente cascarrabias y desagradable. Una cosa no quita la otra, pero debía agradecer que estuviera cerca para apañar todo lo que yo no podía. Sujeté con fuerza el timón, girándolo con presteza para que el barco continuase en la dirección correcta, es decir, siguiendo la estela y la luz del cometa. Dirigí mis ojos hacia donde estaba el capitán…

. – Creo que el capitán tiene el instinto de supervivencia algo atrofiado. –Le dije a Vesper con diversión cuando se acercó y fruncí el ceño ante la orden– No me digas que hacer.

El capitán que se estaba asomando por una barandilla en proa y parecía querer que lo empujen o tirarse por la borda, pero, sabiendo cómo era, simplemente rebosaba de alegría y energía, interminable energía. Conocer a un congénere era poco usual, los solarian éramos una raza poco usual, pero lo que no esperaba es que tuviera tal… Deseo de extinguirse, especialmente viendo venir las olas desde la proa. Fruncí los labios, intentando no reír mientras seguía las órdenes con la seguridad de quien lleva 6 años navegando y moví las alas para quitarme el exceso de agua que me molestaba profundamente, más aún considerando los efectos secundarios que traía. Chasqueé la lengua, por suerte las plumas eran lo suficientemente impermeables como para que solo tuviera que quitarme el agua con algunas sacudidas.

Cuidadosamente llevamos el barco entre todos hacia la isla y atracamos cerca, lo suficiente para que el barco no se atasque. Descender no fue complicado, en mi caso no, podía volar a pesar de todo, por suerte no estaba lloviendo, lo que se volvió complicado fue pasar por la selva cubierta de musgo, lianas y espesura, apretar las alas en mi espalda no era algo a lo que no estuviera acostumbrado, pero continuaba siendo tan incómodo como siempre, me mantuve casi al final del grupo, con Draven detrás de mí mientras nos adentramos en la jungla de Momobami. El calor, la humedad y los mosquitos eran honestamente irritantes, podía salvarme de los chupasangre por llevar el cuerpo completamente cubierto por el traje del vuelo, pero eso no me ayudaba contra lo demás. Cuidé donde pisaba, mis plumas rozaron las enormes plantas, sacándome un escalofrío ante la textura, me abrí el cuello de la chaqueta mientras seguía a los demás con Nikkei liderando el camino guiado por el cometa. Como los reyes que siguen la estrella de oriente.

Llegar a un claro fue un alivio, extendí las alas suavemente, cuidando no golpear a nadie accidentalmente ni cubrir sus visiones, allí la cueva estaba empotrada contra la montaña, la entrada se veía lo suficientemente grande como para que todos pasemos, pero lo más curioso eran los glifos tallados en un arco en la entrada, como fina filigrana que reflejaba el resplandor violáceo que cubría el cielo.

. – No sé leer glifos, pero si ahí dice “Habla amigo, y entra”, voy a reírme. –Aclaré, inclinándome cuando Draven y el pató hablaron al mismo tiempo. Volví mis ojos dorados hacia Draven ante su pregunta, metiendo las manos en los bolsillos– Si, es una analogía al parecer, el cometa es el cárdeno por la coloración que tiene y su presencia en el cielo nocturno. Podría forzarlo un poco y decir que el cometa funciona como punto “cardinal”, ya sabes, se llama a los cometas “estrellas fugaces” uno se guía por las estrellas a veces en el mar y la rosa náutica, en los mapas es similar a una estrella.

Las palabras de aquellos dos provocaron que la cueva se cierre y selle, está bien, no esperaba eso. Mi mandíbula se desencajó por un instante por la sorpresa ¿No se suponía que debía abrirse? Antes de poder decir nada el suelo se separó, abriéndose para revelar una escalera de color hueso, como la piedra caliza, parecía estar trabajada ya que la forma de los escalones no era grotesca, sino que se encontraban pulcramente tallados. Las palabras de Nikkei y Draven me hicieron girar la cabeza bruscamente.

. – Y no les huele, no sé ¿A trampa? –Alcé una ceja con ironía, dudoso de si seguirlo, pero esperé que los demás entren antes de ir nuevamente casi al final.

Draven sacó de su cuerpo dos antorchas que se repartieron entre él y el capitán, entonces nos adentramos todos juntos en las escalinata. Volví a apretar las alas contra mi espalda, arrugando la nariz ante la sensación, el espacio no era lo suficientemente amplio como para que las abra, agradecía que mis fobias no estuvieran enfocadas en el espacio o la sensación de asfixia se uniría al grupo muy rápidamente. Parpadeé cuando el suelo tembló debajo de nosotros, sacudiendo la tierra, levantando polvo y agrietando las tan prístinas escaleras, flexione mis piernas e intenté abrir mis alas, solo para recordar lo estrecho que era el pasillo, así que volví a apretarlas apresuradamente.

. – ¡Mierda, Nikkei!

No fui el único en gritar cuando el piso cedió y caímos a un abismo interminable, claro que Draven parecía más previsor de lo esperado y el lodo grotesco nos cubrió, lo suficiente para amortiguar la caída, evitando dañarnos en el proceso. No intenté aletear de nuevo, existía la posibilidad de golpear a alguien y perjudicar el delicado balance que mantenía el hombre de barro, así que esperé a que toquemos el piso de la cueva, cuando la luz de la farola se proyectó sobre la roca, lo suficiente para que pudiéramos ver, aflojé la tensión sobre los músculos de mis alas y suspiré, no tenía ninguna herida, por suerte, lo más perturbador fue la caída y la sensación viscosa del barro.

. – Si… Pero no quisiera volver a repetir eso.

Saber que tenía alas, pero que no podía utilizarlas por lo cerrado que era el espacio y el peligro que podían ser para los demás realmente me alarmó. Mis plumas se esponjaron e hincharon, cubriéndome los hombros y el cuerpo.

. – Bien pensado… Amortiguar la caída con barro. –Volví mis iris ámbar hacia el azabache y dije, entre dientes– Gracias...

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#10


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RE: [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado - por Gavyn Peregrino - 13-09-2024, 04:22 AM

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