Galhard
Gal
13-09-2024, 07:27 PM
Galhard observó en silencio mientras el viejo marine hacía su demostración con el palo, permitiendo que el objeto rebotara violentamente sobre la loseta del laberinto, revelando la naturaleza hostil de la prueba. Su rostro permaneció sereno, aunque internamente se mantenía alerta y consciente de la seriedad del desafío. La explosión y la fractura de la loseta no eran algo que pudiera ignorar, pero tampoco eran algo que lo hiciera dudar.
El joven marine tenía una confianza inquebrantable en sus habilidades, pero no era por arrogancia. Galhard había aprendido, tanto en los entrenamientos como en el campo, que la observación y la paciencia eran a menudo las mejores armas en situaciones difíciles. No se trataba solo de fuerza o destreza física, sino de saber cuándo y cómo moverse.
Cuando el viejo marine le preguntó nuevamente si aceptaba el reto, la respuesta de Galhard llegó sin vacilación, pero con la calma y determinación que lo caracterizaban.
—Acepto el reto, señor. Estoy aquí para superarme, y cada paso, cada decisión, forma parte del camino—respondió, con un tono serio pero lleno de respeto hacia el veterano.
Galhard se acercó a la entrada del laberinto, deteniéndose un momento para analizar el entorno antes de dar su primer paso. Recordaba bien las palabras de Oliver: no se trataba solo de actuar, sino de observar. Así que, antes de tomar una decisión, se permitió unos segundos más para estudiar las opciones.
"¿Izquierda o derecha?", se preguntó mentalmente, dejando que sus ojos recorrieran el terreno, buscando alguna señal que pudiera orientarlo. Comenzó por observar los detalles más evidentes: la disposición de las losetas, las pequeñas variaciones en el suelo, los patrones de sombras, o incluso posibles rastros de algún desgaste o fractura que indicara el uso reciente.
Sabía que las trampas estarían ocultas en detalles sutiles. Cualquier irregularidad, por mínima que fuera, podía ofrecerle pistas. Se inclinó ligeramente hacia adelante, notando que la loseta a la izquierda parecía menos marcada, sin señales evidentes de desgaste, mientras que las de la derecha presentaban le hacían sospechar, como si alguien o algo hubiera caminado por aquella dirección dando poca confianza a Galhard de seguir aquella travesía.
Su entrenamiento le había enseñado a confiar en su instinto, pero también en su capacidad de análisis. Optar por la izquierda parecía la decisión más sensata, pues la derecha ya mostraba signos de actividad previa, lo que podría significar peligro inminente.
—Izquierda —dijo en voz baja, más para sí mismo que para el otro marine.
Sin perder la compostura, Galhard se preparó para el siguiente movimiento. Con paso firme, pero calculado, avanzó por la izquierda, consciente de que cualquier error podría ser fatal.
El joven marine tenía una confianza inquebrantable en sus habilidades, pero no era por arrogancia. Galhard había aprendido, tanto en los entrenamientos como en el campo, que la observación y la paciencia eran a menudo las mejores armas en situaciones difíciles. No se trataba solo de fuerza o destreza física, sino de saber cuándo y cómo moverse.
Cuando el viejo marine le preguntó nuevamente si aceptaba el reto, la respuesta de Galhard llegó sin vacilación, pero con la calma y determinación que lo caracterizaban.
—Acepto el reto, señor. Estoy aquí para superarme, y cada paso, cada decisión, forma parte del camino—respondió, con un tono serio pero lleno de respeto hacia el veterano.
Galhard se acercó a la entrada del laberinto, deteniéndose un momento para analizar el entorno antes de dar su primer paso. Recordaba bien las palabras de Oliver: no se trataba solo de actuar, sino de observar. Así que, antes de tomar una decisión, se permitió unos segundos más para estudiar las opciones.
"¿Izquierda o derecha?", se preguntó mentalmente, dejando que sus ojos recorrieran el terreno, buscando alguna señal que pudiera orientarlo. Comenzó por observar los detalles más evidentes: la disposición de las losetas, las pequeñas variaciones en el suelo, los patrones de sombras, o incluso posibles rastros de algún desgaste o fractura que indicara el uso reciente.
Sabía que las trampas estarían ocultas en detalles sutiles. Cualquier irregularidad, por mínima que fuera, podía ofrecerle pistas. Se inclinó ligeramente hacia adelante, notando que la loseta a la izquierda parecía menos marcada, sin señales evidentes de desgaste, mientras que las de la derecha presentaban le hacían sospechar, como si alguien o algo hubiera caminado por aquella dirección dando poca confianza a Galhard de seguir aquella travesía.
Su entrenamiento le había enseñado a confiar en su instinto, pero también en su capacidad de análisis. Optar por la izquierda parecía la decisión más sensata, pues la derecha ya mostraba signos de actividad previa, lo que podría significar peligro inminente.
—Izquierda —dijo en voz baja, más para sí mismo que para el otro marine.
Sin perder la compostura, Galhard se preparó para el siguiente movimiento. Con paso firme, pero calculado, avanzó por la izquierda, consciente de que cualquier error podría ser fatal.