Anko
Médica Despiadada
29-07-2024, 09:39 AM
— ¿No? Más para mí —. Esbozó la peli marrón en el momento en el que su hermana pequeña rechazaba el cigarro con una mueca visible; para nada grosera, sobre el vicio de Anko. El brazo de la chica se flexionó para volver a acercar la caja de cartón a ella, usando su segunda mano para tomar uno de estos tubitos de tabaco y colocarlo entre sus labios. Con esto aceptando que, si a Mitsu no le agradaba este vicio, al menos no tenía ningún problema en que los demás se perdieran en él.
Lo que dijo después la Jujin después de aquella acción dejó levemente sorprendida a Anko, ciertamente le parecía extraño que Mitsu pensara que a ella talvez le molestara el hecho de que no compartieran el gusto por el cigarro, quedando también algo satisfecha al escuchar la primera información sobre los gustos de su hermana, los dulces. —¿Molestarme? Para nada… Es más, que bueno que sea así. Fumar es dañino para la salud, y no me preguntes porqué lo hago… —. Dijo a la par que se daba fuego con su siempre confiable zipo para encender y dar la primera calada, expulsando el humo desde su boca en otra dirección para no echárselo en la cara a la joven de en frente.
Ciertamente era algo irónico, toda la gente sabe que los vicios como el alcohol, el cigarro o las drogas les hacen mal en su salud a largo plazo, pero lo siguen haciendo, afectando más cuando se sabe que Anko es una Médico. Es como si un nutriólogo no estuviera en buena forma, pero si instruye a los demás para hacerlo. La primera vez que Anko probó un cigarro fue durante el comienzo de su adolescencia en una base de la Marina, producto de una mala influencia, encontrando una especie de refugio en el a los problemas que le iban surgiendo en su vida, pero no todo era malo, tampoco podía negar que le gustaba ese sabor tan extraño.
“- Aveces siento que el mundo es un lugar complicado ¿no? - “. Esa frase llegó hasta lo más profundo en el ser de Anko, alzando su mirada que hasta ese momento estaba fija en la mesa de madera que dividía por unos centímetros a las jóvenes. Su mirada se fijó en el rostro de su hermana, visiblemente dolido por haber dicho aquellas palabras, pero antes de que la peli marrón pudiera pronunciar algo, Mitsu siguió la conversación “- Digo… hace unos años me enteré de que somos hermanas… Es raro… - “. Anko no estaba en una situación diferente, pues era lo mismo. No tenía mucho tiempo desde que ella se enteró por medio del propio Koshiro que tenía una hermana a la que nunca había conocido.
— Eso lo sé… Papá no está orgulloso para nada de tu existencia… —. El tono frío y aveces golpeante de la Marine podría sentirse que lo decía con toda la intención de hacer sentir mal a la otra persona, pero no era el caso, simplemente era su forma de hablar, aunque ella misma se pudo dar cuenta de esto. — No lo digo en mal plan… Mi tono del habla aveces es así… —. Dijo tratando de minimizar lo que posiblemente haya generado en Mitsu mientras sus dos manos se meneaban levemente de lado a lado, claro, con su diestra sosteniendo aquel tubo de tabaco encendido entre sus dedos.
— Pero… es algo que me duele… Tú no tienes la culpa de las malas decisiones de papá… Lo bueno es que nosotras podemos remediar esta situación, destruir esa barrera que él creó entre nosotras… —. El tono en la voz de la Marine se volvió uno mucho más amable y dulce, un tono que se bajó casi a un susurro, y esto era así porque le daba cierta vergüenza hablar de esa forma, pues no estaba acostumbrada a hacerlo, ella era más de reírse de los defectos de los demás, siendo éste el toque irritante de su personalidad. — ¿Eso… te gustaría, Mitsu? —. Dijo la joven antes de dar una calada a su cigarro, nuevamente lanzando el humo en otra dirección, pero con su mirada fija en el rostro de la Jujin, pero ya no era una mirada “amenazante”, esta se había transformado en una mirada más amable, más empática.
Lo que dijo después la Jujin después de aquella acción dejó levemente sorprendida a Anko, ciertamente le parecía extraño que Mitsu pensara que a ella talvez le molestara el hecho de que no compartieran el gusto por el cigarro, quedando también algo satisfecha al escuchar la primera información sobre los gustos de su hermana, los dulces. —¿Molestarme? Para nada… Es más, que bueno que sea así. Fumar es dañino para la salud, y no me preguntes porqué lo hago… —. Dijo a la par que se daba fuego con su siempre confiable zipo para encender y dar la primera calada, expulsando el humo desde su boca en otra dirección para no echárselo en la cara a la joven de en frente.
Ciertamente era algo irónico, toda la gente sabe que los vicios como el alcohol, el cigarro o las drogas les hacen mal en su salud a largo plazo, pero lo siguen haciendo, afectando más cuando se sabe que Anko es una Médico. Es como si un nutriólogo no estuviera en buena forma, pero si instruye a los demás para hacerlo. La primera vez que Anko probó un cigarro fue durante el comienzo de su adolescencia en una base de la Marina, producto de una mala influencia, encontrando una especie de refugio en el a los problemas que le iban surgiendo en su vida, pero no todo era malo, tampoco podía negar que le gustaba ese sabor tan extraño.
“- Aveces siento que el mundo es un lugar complicado ¿no? - “. Esa frase llegó hasta lo más profundo en el ser de Anko, alzando su mirada que hasta ese momento estaba fija en la mesa de madera que dividía por unos centímetros a las jóvenes. Su mirada se fijó en el rostro de su hermana, visiblemente dolido por haber dicho aquellas palabras, pero antes de que la peli marrón pudiera pronunciar algo, Mitsu siguió la conversación “- Digo… hace unos años me enteré de que somos hermanas… Es raro… - “. Anko no estaba en una situación diferente, pues era lo mismo. No tenía mucho tiempo desde que ella se enteró por medio del propio Koshiro que tenía una hermana a la que nunca había conocido.
— Eso lo sé… Papá no está orgulloso para nada de tu existencia… —. El tono frío y aveces golpeante de la Marine podría sentirse que lo decía con toda la intención de hacer sentir mal a la otra persona, pero no era el caso, simplemente era su forma de hablar, aunque ella misma se pudo dar cuenta de esto. — No lo digo en mal plan… Mi tono del habla aveces es así… —. Dijo tratando de minimizar lo que posiblemente haya generado en Mitsu mientras sus dos manos se meneaban levemente de lado a lado, claro, con su diestra sosteniendo aquel tubo de tabaco encendido entre sus dedos.
— Pero… es algo que me duele… Tú no tienes la culpa de las malas decisiones de papá… Lo bueno es que nosotras podemos remediar esta situación, destruir esa barrera que él creó entre nosotras… —. El tono en la voz de la Marine se volvió uno mucho más amable y dulce, un tono que se bajó casi a un susurro, y esto era así porque le daba cierta vergüenza hablar de esa forma, pues no estaba acostumbrada a hacerlo, ella era más de reírse de los defectos de los demás, siendo éste el toque irritante de su personalidad. — ¿Eso… te gustaría, Mitsu? —. Dijo la joven antes de dar una calada a su cigarro, nuevamente lanzando el humo en otra dirección, pero con su mirada fija en el rostro de la Jujin, pero ya no era una mirada “amenazante”, esta se había transformado en una mirada más amable, más empática.