Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Evento] [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado
Drake Longspan
[...]
La brisa salada del océano se mezclaba con el crujir de la madera bajo sus pies, mientras el sol saludaba en el horizonte, teñido de colores vivos. La luz cálida bañaba su cuerpo en sudor, haciendo que sus músculos se marcaran aún más a medida que calentaba con su rutina de boxeo.

Frente a él colgaba un saco de cuero curtido, atado con cuerdas gruesas a un mástil. Con un movimiento ágil, Drake Longspan se acercó, adoptando una postura firme pero fluida. Los nudillos de sus manos, ya envueltos en vendas desgastadas, se flexionaron al prepararse para el contacto. Siempre dejaba su brazo izquierdo colgando para mejorar su impacto.

Primero, lanzó un par de golpes suaves, directos y precisos, sintiendo el peso del saco ceder bajo la fuerza de sus puños. Aquellos brazos largos le daban un alcance impresionante, permitiéndole golpear desde ángulos que la mayoría no podría.

Conforme aumentaba el ritmo, sus respiraciones se hacían más profundas y rítmicas. Jun Gunslinger estaba con él hacía unos instantes observando curiosamente e interesada como entrenaba, pero aquella chica no se llevaba nada bien con los mareos y tuvo que marcharse, su rostro era todo un poema del color de las algas. El sudor de aquel chico goteaba de su frente, pero él no se detenía. Era su ritual, su manera de preparar el cuerpo y la mente para cualquier reto que el East Blue, o el combate, pudiera traerle.

Entonces el pollo desplumado gritó.

¡Drake, asegurate de que el barco no sufra ninguna avería, no quiero tener que volver a dejarme 12 millones en una embarcación! ¡Baltazar, vigila que no se nos haya pasado algún navío oculto por popa, si ves algo que pueda ser problemático háznoslo saber! ¡Y echa el ancla! ¡Todo listos chicos, preparados, estamos a punto de atracar!

Asintiendo para sí mismo, dio un último puñetazo al saco. Se acercó a la mesa y se secó el sudor con una toalla mientras miraba a su mochila. Sonriendo, guardó algunos enseres antes de cambiarse la ropa de entrenamiento, colocarse su chaleco dejando en su interior el dial hide*, para luego cambiar el vendaje de sus brazos de manera ritualista, revisó que estaba todo en orden y cogió un martillo del estante, enfundando este como si fuera un revolver.


Estaba listo para lo que fuera.




Sujetando la puerta del taller con su pierna, estiró su brazo hasta alcanzar dos onigiri de la mesa y salió a cubierta masticando de manera ruidosa uno de aquellos platos. Jugando con el martillo, se fijó detalladamente en que no hubiera ni una sola grieta en cubierta, asomando su cuerpo por la quilla y verificando qué el casco del Duck Duck Go se encontraba en perfectas condiciones pese a las corrientes y mareas de manera metódica. Una vez estuvo satisfecho se acercó a su capitán y le metió el segundo Onigiri en su carismática boca para que se tragase sus palabras y el alimento. Quien no conociese a esa tripulación pensaría que era un gesto de burla, pero para ellos, simbolizaba algo más.

Deja de cacarear. El barco está perfectamente.

Cuando los navegantes se aseguraron de que la embarcación atracaba en la playa sin mayor percance, pasearon por aquella jungla de la Isla Momobami, mal sitio para usar sus poderes de Akuma no Mi, pero en principio no tenía intención de pelear si la situación no apremiaba, solo se quedaría cerca de sus compañeros por si algún insecto más grande de lo común osaba atacarles, aunque sonrió pensando que sería divertido ver como una planta carnívora intentaba devorar a MC Duck. Justo a espaldas de su capitán, como una sombra de una luz mayor, se adentraron aún más en la diversidad de aquel lugar, hasta llegar a aquella imponente cueva. Clavando sus ojos en aquellas letras, no entendió nada de lo que ponía, hasta que Kael y MC Duck leyeron al unísono aquellas inscripciones. El chico de los brazos largos no era precisamente un erudito, pero podía memorizar algo tan simple.

«La verdad se abrirá cuando el cárdeno gobierne el cielo».

Perdido en sus pensamientos, olvidó por completo que se encontraba en una cueva y podía aprovechar sus poderes para facilitar de alguna forma la exploración de aquel lugar mientras la tea de las antorchas se consumían. Siguió al grupo ensimismado mientras palpaba la roca de ambos lados de la cueva con sus manos, le gustaba su tacto.

Entonces Drake Longspan reconoció un crujido singular, sonaba como sus golpes, pero de una forma mucho más peligrosa.

¡Agarraos a al...!

Ya era demasiado tarde, el humano de brazos largos intentó asimilarse sin éxito a una de las piedras de la pared, haciendo que estas cayesen hacía abajo debido a su enorme peso. Lejos de preocuparse por su más que probable muerte, sus últimos pensamientos iban dirigidos en no caerse encima de nadie más.

Resumen

Personaje

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Objetos utilizados

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RE: [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado - por Drake Longspan - 14-09-2024, 12:16 AM

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