Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
14-09-2024, 12:58 AM
(Última modificación: 14-09-2024, 01:06 AM por Ragnheidr Grosdttir.)
¿Cómo podía entrar de aquella manera? a cualquier personaje en su sano juicio le estaría subiendo la vergüenza a unos niveles que le impediría siquiera levantar el rostro del terreno. Por suerte para todos los que tenemos que leer esto, Ragnheidr no era como los demás. En un acto reflejo digno de un buen bebedor que ha pasado muchas veces por algo como aquello, lo de perder el equilibrio en plena borrachera y estar con ganas de mear al mismo tiempo, se sacó la colita por un costado, enfocando con su aparatoso miembro a los familiares de digna presencia que estaban en la otra bancada. Eso solucionó lo de no llegar a mearse encima del todo, con su posterior olor desagradable. Pepe le miraba como orgulloso. Ese perro era una jodida leyenda. El Buccaneer escuchó como iban presentando personalidades, la de Asradi y Ubben no le pasaron desapercibidas, pero no pudo reaccionar a las mismas, debido a que estaba tirado en el suelo y unas voces ocuparon la atención del nórdico. La emoción en el rubio escaló de manera desenfrenada cuando las "uvas" hablaron. "La vieja guardia". Las putas leyendas. Siendo como era Ragn, le fue imposible no reír al verlos. Como hubiera hecho al conocer a Tofun, de no ser porque los civiles de la zona le estaban acorralando y llevando hasta el extremo.
— ¡Jiajaijiajiajiajia! — Estalló, al fin. — Serrr justo como esperrrarrr que serrr. — Tenía cierto recelo de cómo saludar a seres tan pequeños, ya que él era especialmente grande, un apretón de manos, con la tradicional escupida en la palma, sería como lanzarlos a una piscina. Quizás dar el puño, era algo a lo que dar vueltas. Pepe saltó sobre las piernas del vikingo, cómplice con el rubio desde el minuto uno, no daba la sensación de querer marcharse de su cercanía. Las uvas y Ragn conversaron, sobre todo de lo que estaba por venir, sobre lo que ellos creían de él y las buenas referencias que este tenía de ellos. Eran justo como los había imaginado, dignos amigos de Tofun. Quiso compartir trago con sus nuevos amigos, pero no pudo por que se le había terminado, de hecho, le lanzó la botella vacía al bocachancla que presentaba a todos los que entraban. A todo esto, el megáfono anunció a otra persona conocida. "Airgid Vanaidiam" Gritó con fuerza. Con cierta gracia impropia de un cuerpo como el suyo, Ragn se apoyó en su propia espalda y doblando la misma con el mismo impulso, se pondría de pie, rápidamente. La mirada de la otra bancada era un poema, porque le habían visto la cola y ahora el vikingo les estaba dando una panorámica en primera persona de su culo. Limpito, ni pelos tenía, como dos cabezas de niños recién nacidos. Las carcajadas del gran hombre ahora eran dirigidas hacia la piruleta humana y los trocitos de pescado combinados, sus próximos compañeros de viaje y hasta el día de la partida, también de hogar, pues vivían juntos.
Notó como se le iba acabando el aliento de tanto reír. Si lo hacías con nulo control, cansaba más que una docena de flexiones a primera hora de la mañana. Aun así, les señaló, se reía de ellos como si él no tuviera uno de los disfraces más ridículos de la boda y después levantó los brazos buscando que lo localizaran. De nuevo, como si verlo no fuera también bastante obvio. Pasó un pequeño camarero cerca, un humano, tamaño humano. Le quitó la jarra de cerveza con delicadeza, ya que era ... Pues tamaño humano. Se la metió entera en la boca, bebiendo el contenido y masticando los cristales. ¿Qué podría salir mal?
Pronto el novio apareció, colocándose en el hombro de Ragn. — ¡Tofun! — Alzó la voz, abriendo la boca y brotando la sangre de sus fauces. Como si nada, vaya. Iba vestido de piña, lo que ocasionó que volviera a perderse en carcajadas. Tal fue el caso que apenas se enteró de que el pequeñajo le susurró algo al oído. Algo que casi no llega a escuchar, pero que por suerte si hizo. — Nosha ... — Susurró él, anonadado con el vasito, de un color amarillento ... — Lo ha llamado como a ella ... Este sí que es un buen regalazo. — Cada vez que abría la boca, le caía algo de sangre, sin embargo no le importó. No se bebió él baso, se lo comió también. El sonido de los cristales masticados, unido al picor del alcohol en contacto con las llagas, era toda una experiencia. Las pupilas del vikingo se agrandaron, incrementando el tamaño de forma inusual ... Algo se depositó en su mano derecha ... ¿Era la uva? — Bua esto tiene que verlo Ubben ...— Uno de los compañeros de Tofun se había subido a su mano, quizás buscando más cercanía, pero lo que se encontró es un puto loco de cinco metros que vomitaba sangre e iba borracho elevándolo en el aire y lanzándolo como una pelota de beisbol en dirección a Ubben. — ¡Tuya! — Comentaría de ultima pasada, como si realmente se tratara de una pelota.
Los acontecimientos en esa boda sucedían a más velocidad de la que la cabeza atolondrada de Ragn podía. Nosha era destructiva, tanto que nuestro afamado hombre de la guerra, tendría que sentarse para reposar un poco. La música comenzó a sonar, los personajes a tomar a siento. Luego apareció la novia. Ragn quiso reír, era muy graciosa ver a la vieja así, pero sentía que si levantaba la cabeza del suelo, vomitaría. Además ... ¿Por qué Pepe se estaba peinando? había sacado un peine rosado y se estaba atusando los rizos. Eso era imposible. Miró a las uvas que quedaban aún cerca e intentaban hacerle entrar en razón. Obviamente, Pepe no tenía AÚN las facultades para poder peinarse su flequillito, eso era una ilusión ... Tofun casándose, Pepe evolucionando ante sus ojos ... Airgid que iba dando saltos a una pierna, debido a que su disfraz era de piruleta y claro, no podía tener un apoyo que ... — Jie ... Jiejie ... ¡Jiejiejiejiejie! — Volvió a estallar al pensar en la coja. Que ser tan magnífico era la rubia. Se levantó para buscar ahora a Asradi para reírse de ella, pero volvió a caer a su asiento empujado por las uvas, que le estaban solucionando un poco la papeleta.
Después, escuchar al tipo hablar tan rápido sin respirar le estaba dando ansiedad. Por suerte acabó como comenzó, rápido. Los petardillos cubrieron el cielo, el confeti la cabeza de los presentes. Una de las uvas se abrazó a Pepe y Ragn también. Alguien les haría una foto.
Joder qué bonito todo.
— ¡Jiajaijiajiajiajia! — Estalló, al fin. — Serrr justo como esperrrarrr que serrr. — Tenía cierto recelo de cómo saludar a seres tan pequeños, ya que él era especialmente grande, un apretón de manos, con la tradicional escupida en la palma, sería como lanzarlos a una piscina. Quizás dar el puño, era algo a lo que dar vueltas. Pepe saltó sobre las piernas del vikingo, cómplice con el rubio desde el minuto uno, no daba la sensación de querer marcharse de su cercanía. Las uvas y Ragn conversaron, sobre todo de lo que estaba por venir, sobre lo que ellos creían de él y las buenas referencias que este tenía de ellos. Eran justo como los había imaginado, dignos amigos de Tofun. Quiso compartir trago con sus nuevos amigos, pero no pudo por que se le había terminado, de hecho, le lanzó la botella vacía al bocachancla que presentaba a todos los que entraban. A todo esto, el megáfono anunció a otra persona conocida. "Airgid Vanaidiam" Gritó con fuerza. Con cierta gracia impropia de un cuerpo como el suyo, Ragn se apoyó en su propia espalda y doblando la misma con el mismo impulso, se pondría de pie, rápidamente. La mirada de la otra bancada era un poema, porque le habían visto la cola y ahora el vikingo les estaba dando una panorámica en primera persona de su culo. Limpito, ni pelos tenía, como dos cabezas de niños recién nacidos. Las carcajadas del gran hombre ahora eran dirigidas hacia la piruleta humana y los trocitos de pescado combinados, sus próximos compañeros de viaje y hasta el día de la partida, también de hogar, pues vivían juntos.
Notó como se le iba acabando el aliento de tanto reír. Si lo hacías con nulo control, cansaba más que una docena de flexiones a primera hora de la mañana. Aun así, les señaló, se reía de ellos como si él no tuviera uno de los disfraces más ridículos de la boda y después levantó los brazos buscando que lo localizaran. De nuevo, como si verlo no fuera también bastante obvio. Pasó un pequeño camarero cerca, un humano, tamaño humano. Le quitó la jarra de cerveza con delicadeza, ya que era ... Pues tamaño humano. Se la metió entera en la boca, bebiendo el contenido y masticando los cristales. ¿Qué podría salir mal?
Pronto el novio apareció, colocándose en el hombro de Ragn. — ¡Tofun! — Alzó la voz, abriendo la boca y brotando la sangre de sus fauces. Como si nada, vaya. Iba vestido de piña, lo que ocasionó que volviera a perderse en carcajadas. Tal fue el caso que apenas se enteró de que el pequeñajo le susurró algo al oído. Algo que casi no llega a escuchar, pero que por suerte si hizo. — Nosha ... — Susurró él, anonadado con el vasito, de un color amarillento ... — Lo ha llamado como a ella ... Este sí que es un buen regalazo. — Cada vez que abría la boca, le caía algo de sangre, sin embargo no le importó. No se bebió él baso, se lo comió también. El sonido de los cristales masticados, unido al picor del alcohol en contacto con las llagas, era toda una experiencia. Las pupilas del vikingo se agrandaron, incrementando el tamaño de forma inusual ... Algo se depositó en su mano derecha ... ¿Era la uva? — Bua esto tiene que verlo Ubben ...— Uno de los compañeros de Tofun se había subido a su mano, quizás buscando más cercanía, pero lo que se encontró es un puto loco de cinco metros que vomitaba sangre e iba borracho elevándolo en el aire y lanzándolo como una pelota de beisbol en dirección a Ubben. — ¡Tuya! — Comentaría de ultima pasada, como si realmente se tratara de una pelota.
Los acontecimientos en esa boda sucedían a más velocidad de la que la cabeza atolondrada de Ragn podía. Nosha era destructiva, tanto que nuestro afamado hombre de la guerra, tendría que sentarse para reposar un poco. La música comenzó a sonar, los personajes a tomar a siento. Luego apareció la novia. Ragn quiso reír, era muy graciosa ver a la vieja así, pero sentía que si levantaba la cabeza del suelo, vomitaría. Además ... ¿Por qué Pepe se estaba peinando? había sacado un peine rosado y se estaba atusando los rizos. Eso era imposible. Miró a las uvas que quedaban aún cerca e intentaban hacerle entrar en razón. Obviamente, Pepe no tenía AÚN las facultades para poder peinarse su flequillito, eso era una ilusión ... Tofun casándose, Pepe evolucionando ante sus ojos ... Airgid que iba dando saltos a una pierna, debido a que su disfraz era de piruleta y claro, no podía tener un apoyo que ... — Jie ... Jiejie ... ¡Jiejiejiejiejie! — Volvió a estallar al pensar en la coja. Que ser tan magnífico era la rubia. Se levantó para buscar ahora a Asradi para reírse de ella, pero volvió a caer a su asiento empujado por las uvas, que le estaban solucionando un poco la papeleta.
Después, escuchar al tipo hablar tan rápido sin respirar le estaba dando ansiedad. Por suerte acabó como comenzó, rápido. Los petardillos cubrieron el cielo, el confeti la cabeza de los presentes. Una de las uvas se abrazó a Pepe y Ragn también. Alguien les haría una foto.
Joder qué bonito todo.