Silver D. Syxel
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15-09-2024, 01:47 AM
(Última modificación: 15-09-2024, 02:13 PM por Silver D. Syxel.)
El calor abrasador de la Isla Rudra se hacía más intenso conforme el sol se alzaba en lo alto del cielo. El volcán Hinokami se erguía amenazante a la distancia, emitiendo finos hilos de humo que serpentaban hacia el horizonte. Un recordatorio constante de la inestabilidad de la tierra bajo los pies del grupo. Silver, con el semblante serio y la mirada aguda, ajustaba al cinturón su espada mientras observaba el grupo de investigadores que se preparaba frenéticamente para la expedición.
Dharkel, por su parte, permanecía en silencio, apoyado contra una de las vigas del Observatorio Sur, con un cigarro entre los labios y la mirada perdida en el volcán. Su mente parecía estar en otro lado, tal vez reflexionando sobre lo que pudieran encontrar en las ruinas que decían estar enterradas cerca de las faldas del Hinokami. Aunque hacía poco que habían aceptado el trabajo, su compañero ya mostraba un ligero atisbo de impaciencia.
—Estás más callado de lo habitual —murmuró, sin apartar la vista del volcán.
—No es nada —respondió Dharkel, exhalando una bocanada de humo—. Solo me pregunto si lo que encontremos aquí valdrá nuestro tiempo.
Syxel soltó una leve risa, una de esas que apenas escapaban de sus labios.
—Con suerte, encontraremos algo que haga que el viaje valga la pena. Si no son las ruinas, que sea al menos una buena paga.
El líder de los investigadores, un hombre delgado con gafas gruesas y una barba que apenas le cubría el mentón, se acercó con paso nervioso. Llevaba un sombrero que claramente no estaba hecho para el calor de la isla y unas botas que parecían más decorativas que funcionales. Aun así, sus ojos brillaban con la emoción de un descubrimiento inminente.
—¿Listos para partir? —preguntó, ajustando sus gafas con manos temblorosas—. He esperado toda mi vida para explorar estas ruinas. ¡Algunos textos mencionan que podría haber artefactos perdidos de una civilización desaparecida!
El pirata levantó una ceja. No terminaba de compartir el entusiasmo del hombre. —Estamos aquí para protegerte, no para emocionarnos. Mantén a tu equipo junto y no os separéis.
El objetivo de la misión era claro: guiar a esos investigadores sin perder a ninguno en el proceso. Por lo que habían podido averiguar, había criaturas en la jungla, gatos monteses y un terreno tan hostil que hacían de este un lugar impredecible.
—No se preocupen, seremos cuidadosos —dijo el líder de la expedición, sin dejar de sonreír.
El grupo se puso en marcha desde el observatorio, adentrándose en la selva tropical que rodeaba el volcán. El aire caliente y denso les envolvía, mientras el sonido de la fauna salvaje llenaba el ambiente. Dharkel caminaba adelante, guiando la expedición, mientras el capitán vigilaba moviéndose entre el grupo y la retaguardia, atento a cualquier movimiento extraño entre los árboles.
—Seamos positivos, algo me dice que esta vez tendremos más suerte —murmuró para Dharkel, que parecía seguir enfrascado en sus pensamientos.
Dharkel, por su parte, permanecía en silencio, apoyado contra una de las vigas del Observatorio Sur, con un cigarro entre los labios y la mirada perdida en el volcán. Su mente parecía estar en otro lado, tal vez reflexionando sobre lo que pudieran encontrar en las ruinas que decían estar enterradas cerca de las faldas del Hinokami. Aunque hacía poco que habían aceptado el trabajo, su compañero ya mostraba un ligero atisbo de impaciencia.
—Estás más callado de lo habitual —murmuró, sin apartar la vista del volcán.
—No es nada —respondió Dharkel, exhalando una bocanada de humo—. Solo me pregunto si lo que encontremos aquí valdrá nuestro tiempo.
Syxel soltó una leve risa, una de esas que apenas escapaban de sus labios.
—Con suerte, encontraremos algo que haga que el viaje valga la pena. Si no son las ruinas, que sea al menos una buena paga.
El líder de los investigadores, un hombre delgado con gafas gruesas y una barba que apenas le cubría el mentón, se acercó con paso nervioso. Llevaba un sombrero que claramente no estaba hecho para el calor de la isla y unas botas que parecían más decorativas que funcionales. Aun así, sus ojos brillaban con la emoción de un descubrimiento inminente.
—¿Listos para partir? —preguntó, ajustando sus gafas con manos temblorosas—. He esperado toda mi vida para explorar estas ruinas. ¡Algunos textos mencionan que podría haber artefactos perdidos de una civilización desaparecida!
El pirata levantó una ceja. No terminaba de compartir el entusiasmo del hombre. —Estamos aquí para protegerte, no para emocionarnos. Mantén a tu equipo junto y no os separéis.
El objetivo de la misión era claro: guiar a esos investigadores sin perder a ninguno en el proceso. Por lo que habían podido averiguar, había criaturas en la jungla, gatos monteses y un terreno tan hostil que hacían de este un lugar impredecible.
—No se preocupen, seremos cuidadosos —dijo el líder de la expedición, sin dejar de sonreír.
El grupo se puso en marcha desde el observatorio, adentrándose en la selva tropical que rodeaba el volcán. El aire caliente y denso les envolvía, mientras el sonido de la fauna salvaje llenaba el ambiente. Dharkel caminaba adelante, guiando la expedición, mientras el capitán vigilaba moviéndose entre el grupo y la retaguardia, atento a cualquier movimiento extraño entre los árboles.
—Seamos positivos, algo me dice que esta vez tendremos más suerte —murmuró para Dharkel, que parecía seguir enfrascado en sus pensamientos.