Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[C-Presente] Éramos pocos y... apareció un tiburón
Masao Toduro
El niño de los lloros
Tras las presentaciones rutinarias, sonreír al escuchar que Taka al fin podía apuntarse un tanto a favor contra el calvo que tenía como jefe. Una chica muy peculiar le indicó que la capitana les estaba esperando en uno de los campos de entrenamiento, al parecer el resto del grupo tenía alguna que otra anécdota allí anterior a su incorporación al equipo, imaginaba que posiblemente se debería a que alguno del trío calavera que conformaban Ray-Taka-Atlas había causado alguno que otro revuelos de los suyos.

Les seguí quedándome un poco descolgado del grupo,  había acumulado unos cuantos turnos consecutivos entre sus múltiples obligaciones, entre las que se encontraba atender en la cocina para los desayunos, comidas y cenas, así como también acudir a sus entrenamientos de rigor, además de eso, él adicionalmente se había visto obligado por la capitana a comenzar a acudir a unas clases de “anafabet no se qué”, o lo que era lo mismo, estaba yendo algunas tardes después de la hora de la siesta a un colegio de huérfanos que había al lado del cuartel, donde estaba comenzando a aprender a interpretar aquel mecanismo intricado llamado escritura.
Si bien la escuela era algo que siempre había querido para sus hermanos pequeños, y que había logrado con mayor o menor éxito, ciertamente aquello era un coñazo de pelotas, más por su propia ineptitud y el sentir que no lograba aprender nada por más que se esforzará su entorno, ciertamente no tenía la cabeza amoldada para esas viguerías. Aun así agradecía el esfuerzo que hacía la capitana por darme el informe y fingir que no sabía nada de mi condición o mi origen, yo por mi parte me limita a hacer que leía, en ocasiones con los documentos al revés de como debería, y a asentir, y sobre todo a escuchar las instrucciones que daban de viva voz.

Así que D farfullé maldiciendo la sangre de mi padre Parece que estos siempre dan problemas, como pasa con los negros, o los moros, o los payos, u otros gitanos pensé mientras arrugaba el informe con rabia, antes de romperlo, en lo que a mí respectaba había una foto y un nombre, era más que suficiente como para arrancar.
 
El grupo entonces entro en una breve discusión en la que decidieron ir de paisano, o lo que es lo mismo, tratar de infiltrarse. Si bien para algunos de los integrantes asumía que podía ser un follón el manejarse en aquel tipo de entornos, para mí no suponía ningún tipo de reto, había vivido y mamado lo que significaba vivir en una barriada, lo que significaba unirse a una banda y todo tipo de pericias típicas de los sitios sin recursos u oportunidades, aquella era su charca, o su charca compartida con Octo, que después de todo al ser pez también era su habitad natural.
 
Por lo que finalmente el grupo se dividió y se fue a sus habitaciones, él ya iba de paisano, pero aprovecho para coger aquel intrigando artefacto que llamaban den den y dio unos timbrazos a un local en particular, un tablado donde había encontrado a Atlas en una de sus habituales fugas y escaqueos, y donde había encontrado un confidente de fiar, más después de los favores que le hacía en sus días libres.

Oye picha, aquí el Masao ¿Cómo tienes hoy el local? arrancó hablando con el mesero No, no, hoy imposible. Bueno tal vez si me echas un cable pueda pasarme un rato proseguí replicándole -Si, no se si a escuchao algo de un tal “Yoh” o “Paa”,  tiene esa famosa letrita en el nombre -proseguí mordiéndome la lengua  de solo pensarlo Sí, sí, al parecer anda montando un pollo de tres pares de cohones, no se si has escuchado o si sabes donde tendría que preguntar si quisiera un dinerito extra…— continúe Es que tú me pagas mu mal, canalla bromeé siguiéndole la corriente Vale perfecto, si puedo me paso hoy o mañana, tú guárdame un jereh bueno de los del sur matice antes de colgar -Venga cabrón, nos vemos— concluí.
 
Tras eso, me lavé un poco para quitarme el olor de la cocina y volví a vestirme con las mismas prendas, ya que el uso le daría esa aura de villano que requería este encargo, y finalmente me encaime a reunirse con el grupo. Donde se volvió a discutir sobre como y a donde ir, decantándose por dividirse en dos grupos.

Si vas monísima mi alma repliqué a la ogra con un tono paternal como el de tu abuelo del pueblo. Y es que tras cerciorarse de que no se derretía al contacto del agua bendita y de que podía ingerirla sin problemas, había logrado depositar algo de fe en el demonio, pese a sus largas con respecto a someterse a un bautizo Yo la verdah, es que lo veo que lo teneih bien pensao maticé frotándome las manos tras dar un par de palmas como toque de atención He hablao con el dueño del tablao, y me ha comentao lo mismo que ha dicho Atlas, aunque también me ha dicho que si se busca un dinerillo extra en el cruce de la calle de la Raya con la Hierbabuena puede ser un buen lugar para buscar dije mirando a la ogra y al pijo, el cual pese a sus mejores intentos por ir de calle Mira qué mono va siempre este chico, si es que le queda todo bien pensé para mis entrañas.

Esperé a que el dúo me replicarán, ciertamente no tenía ni zorra de como ir hasta ese cruce cercano del puerto, además estos dos necesitaban a un tipo rudo que supiera como funcionaban las cosas fuera de cuartel, alguien con un poco más de calle.
#15


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RE: [C-Presente] Éramos pocos y... apareció un tiburón - por Masao Toduro - 15-09-2024, 02:31 AM

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