Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
15-09-2024, 06:18 AM
(Última modificación: 20-11-2024, 09:56 PM por Gavyn Peregrino.)
La risa fue… Inesperada, una risa así de jovial, así de sincera y abierta ¿Cómo esperar que lo fuera? Si hasta ahora recorríamos un laberinto de movimientos entre casillas y cartas, era como armar un castillo de naipes, al menos desde mi perspectiva, y no me gustaban los juegos de ese estilo, sin duda, pero al parecer al bribón sí, y sabía apilar correctamente cada carta del modo que prefería, sacándolas de sus mangas, sus bolsillos, de cualquier lugar donde pudiera ocultarlas. Tenía la incuestionable certeza de que las mostraría a su debido tiempo, como lo había hecho hace un momento al ponerme en esta posición, a sabiendas de que no llevaba armas encima ¿No decía eso mucho de él? Pero poco se podía hacer ante lo que él prefería revelar, creyéndome en la inconsciencia ¿No éramos los dos igual de egocéntricos en ese caso? Suponiendo que el otro estaba en desventaja de forma constante, pensando que lo que mostraba el otro tenía un valor incalculable.
Ah, me encantaba, este vaivén seductor que bailábamos.
Seguir los ojos dorados que coincidían fácilmente con los míos fue casi un instinto, la malicia que rezumaba de ellos no hacía más que atraerme, no me gustaba jugar con fuego, obviamente, pero crearlo era otra historia, aunque se podía salir de control de todos modos, aun disfrutaría de la calidez que emanaba, hasta que me quemase las manos, por supuesto. Su pregunta me dejó pensativo, las distracción de sus labios suaves, carnosos, su aliento cálido y húmedo, no hacían más que ensimismarme, mis pensamientos iban y venían entre el deseo y la lógica, pero podía sostener ambos, podía suponer que su próximo juego me sorprendería, me irritaría y luego me adaptaría ¿No era eso lo que hacía desde el principio? Adaptarme a la situación con rapidez, intentando no dejarme llevar por la marea salvaje.
Decidí no responder, él realmente no necesitaba que se lo dijera, era consciente de cómo respondería, lo había estado viendo desde el principio, así como yo lo observé y aún observaba, siguiéndolo paso a paso con mis intensos ojos ámbar, que no rezumaban de malicia, pero si de deseo, deseo de saber más aún, de ver más, es escuchar más, no solo deseo carnal. Deseaba quitar capa por capa las máscaras, los engaños, las tretas, sabía que era completamente irracional e imposible, no en poco tiempo, ni siquiera en largo tiempo ¿Cómo sostener una rosa del tallo, sabiendo que tiene espinas? Inclusive la tela de los guantes podía ser traspasada si se sostiene de manera incorrecta.
Esbocé una sonrisa lenta, ladina, que transmitía lo que no era necesario poner en palabras.
Disfruté de la situación, de decir lo que pensaba, esperar que la gente me tome en serio era algo complejo, claro que pediría lo que deseaba sin pelos en la lengua, pero aún así mis deseos, mis palabras muchas veces caían en el vacío de la intrascendencia, en el mejor de los casos claro, en el peor de los casos acababan siendo un medio para un fin. Y yo acababa conociendo mejor cómo encubrir correctamente una escena del crimen, es decir, si las cosas se iban a los extremos, lo cual no solía suceder, pero siempre existía la posibilidad. No creía que este fuese el último caso, pero con las creencias, las atribuciones y las suposiciones no podía hacer nada, sin embargo, era con eso con lo que trabajaba de forma constante. Perseverar era parte de mí. Así que, cuando el bribón se deslizó hacia abajo sin previo aviso y con premura, supe que no tendría suficiente tiempo para reaccionar. Caer boca abajo no fue precisamente agradable, logré colocar las manos en el techo ante de golpearme el mentón contra la dureza del concreto, pero no pude ponerme de pie antes de que Ubben subiera a mi espalda, atrapando mis piernas con las suyas, con suficiente fuerza para que no pudiera moverme y volver a invertir la situación. Apreté los dientes, la posición era… Dolorosa,
El esfuerzo que puse al agitar las alas no fue suficiente para quitarlo de encima, no cuando presionó su torso contra mi espalda, cuidando no aplastar las alas, eso fue suficiente para sosegarme, suficiente para fingir que la quietud se convertía en sosiego. Fue un instante, pero la sensación pasó de ser cálida a ardiente, la presión en mi nuca no era para nada bienvenida, pero encubría aquello que no quería mostrar, aquello que probablemente había estado buscando durante todo este juego, este baile, y que no podría ver. Por un lado sentía satisfacción, por el otro quería conectar un puñetazo contra el filo de su mandíbula, porque no me sentía lo suficientemente cruel para algo más. La sensación de la piel de sus labios contra mi cuello, o contra la tela que cubría mi cuello, fue suficiente para atraerme, para hacerme olvidar y mantenerme en el presente.
Esbocé una sonrisa, tensa, pero divertida, y me estremecí al sentir como el músculo caliente y húmedo se deslizaba por el único parche de piel visible en mi cuello. Estaba tan cerca…
. – Me… Me alegro de satisfacer tu necesidad de control, Ubben. –Reí entre dientes– Pero simplemente estoy siendo el espejo de tus ojos.
Crucé suavemente los antebrazos bajo de mi barbilla, deseando probar más de él, sentir la presión de su pelvis contra mi trasero no hizo más que tentarme y desviarme de la discusión, sin embargo… No me consideraba lo suficientemente fuerte para resistirme, y en las manzanas se puede encontrar la felicidad, aunque sea efímera. Empujé mi trasero hacia su entrepierna, sin borrar la sonrisa en mi rostro, y me mantuve un momento en el suelo cuando se levantó, solo unos segundos antes de ponerme de pie sin esfuerzo, acomodé mis alas, moviéndolas para apenas plegarlas, y lo miré por encima del hombro con los ojos entornados, evaluando si el pedido era real, fijando mis iris ámbar atrapantes en él, intentando atravesar la piel, la carne y el hueso para encontrarme con su alma.
. – Esa idea me gusta más que observar las estrellas, evidentemente es una actividad peligrosa. –Resoplé divertido, girándome para encontrarme frente a frente con él– Pero que sea en mi habitación, no es un lujo, pero apretar las alas se vuelve cansador.
Sentí la necesidad de poner los ojos en blanco al saber cómo interpretaría la invitación, pero ahora mismo solo deseaba poder relajarme, aunque sea por un rato largo. Desvié mi mirada hacia donde estaba su habitación, recordando la escalera y comencé a caminar con paso felino hacia el otro extremo del edificio, allí donde estaría mi habitación. Me incliné en el borde del edificio y batí las alas para poder flotar en un movimiento practicado, casi familiar, hacia la ventana correcta, estaba algo más abajo que el techo, por eso, tras descender, me asomé, aleteando de forma suave, fluida para poder verlo.
. – Ven, quiero ver esas habilidades de montañismo en acción nuevamente.
Bajé para abrir la ventana, a pesar de que estaba cerrada desde dentro, desbloquearla no fue para nada complicado. Me alejé lo suficiente para que él pudiera meterse sin problemas mientras vigilaba no llamar la atención de ningún transeúnte indiscreto.
. – Tu frenesí fue… Realmente atractivo ¿Sabes? ¿Lo mantendrás cuando estemos dentro? ¿O debo descubrirlo?
Ah, me encantaba, este vaivén seductor que bailábamos.
Seguir los ojos dorados que coincidían fácilmente con los míos fue casi un instinto, la malicia que rezumaba de ellos no hacía más que atraerme, no me gustaba jugar con fuego, obviamente, pero crearlo era otra historia, aunque se podía salir de control de todos modos, aun disfrutaría de la calidez que emanaba, hasta que me quemase las manos, por supuesto. Su pregunta me dejó pensativo, las distracción de sus labios suaves, carnosos, su aliento cálido y húmedo, no hacían más que ensimismarme, mis pensamientos iban y venían entre el deseo y la lógica, pero podía sostener ambos, podía suponer que su próximo juego me sorprendería, me irritaría y luego me adaptaría ¿No era eso lo que hacía desde el principio? Adaptarme a la situación con rapidez, intentando no dejarme llevar por la marea salvaje.
Decidí no responder, él realmente no necesitaba que se lo dijera, era consciente de cómo respondería, lo había estado viendo desde el principio, así como yo lo observé y aún observaba, siguiéndolo paso a paso con mis intensos ojos ámbar, que no rezumaban de malicia, pero si de deseo, deseo de saber más aún, de ver más, es escuchar más, no solo deseo carnal. Deseaba quitar capa por capa las máscaras, los engaños, las tretas, sabía que era completamente irracional e imposible, no en poco tiempo, ni siquiera en largo tiempo ¿Cómo sostener una rosa del tallo, sabiendo que tiene espinas? Inclusive la tela de los guantes podía ser traspasada si se sostiene de manera incorrecta.
Esbocé una sonrisa lenta, ladina, que transmitía lo que no era necesario poner en palabras.
Disfruté de la situación, de decir lo que pensaba, esperar que la gente me tome en serio era algo complejo, claro que pediría lo que deseaba sin pelos en la lengua, pero aún así mis deseos, mis palabras muchas veces caían en el vacío de la intrascendencia, en el mejor de los casos claro, en el peor de los casos acababan siendo un medio para un fin. Y yo acababa conociendo mejor cómo encubrir correctamente una escena del crimen, es decir, si las cosas se iban a los extremos, lo cual no solía suceder, pero siempre existía la posibilidad. No creía que este fuese el último caso, pero con las creencias, las atribuciones y las suposiciones no podía hacer nada, sin embargo, era con eso con lo que trabajaba de forma constante. Perseverar era parte de mí. Así que, cuando el bribón se deslizó hacia abajo sin previo aviso y con premura, supe que no tendría suficiente tiempo para reaccionar. Caer boca abajo no fue precisamente agradable, logré colocar las manos en el techo ante de golpearme el mentón contra la dureza del concreto, pero no pude ponerme de pie antes de que Ubben subiera a mi espalda, atrapando mis piernas con las suyas, con suficiente fuerza para que no pudiera moverme y volver a invertir la situación. Apreté los dientes, la posición era… Dolorosa,
El esfuerzo que puse al agitar las alas no fue suficiente para quitarlo de encima, no cuando presionó su torso contra mi espalda, cuidando no aplastar las alas, eso fue suficiente para sosegarme, suficiente para fingir que la quietud se convertía en sosiego. Fue un instante, pero la sensación pasó de ser cálida a ardiente, la presión en mi nuca no era para nada bienvenida, pero encubría aquello que no quería mostrar, aquello que probablemente había estado buscando durante todo este juego, este baile, y que no podría ver. Por un lado sentía satisfacción, por el otro quería conectar un puñetazo contra el filo de su mandíbula, porque no me sentía lo suficientemente cruel para algo más. La sensación de la piel de sus labios contra mi cuello, o contra la tela que cubría mi cuello, fue suficiente para atraerme, para hacerme olvidar y mantenerme en el presente.
Esbocé una sonrisa, tensa, pero divertida, y me estremecí al sentir como el músculo caliente y húmedo se deslizaba por el único parche de piel visible en mi cuello. Estaba tan cerca…
. – Me… Me alegro de satisfacer tu necesidad de control, Ubben. –Reí entre dientes– Pero simplemente estoy siendo el espejo de tus ojos.
Crucé suavemente los antebrazos bajo de mi barbilla, deseando probar más de él, sentir la presión de su pelvis contra mi trasero no hizo más que tentarme y desviarme de la discusión, sin embargo… No me consideraba lo suficientemente fuerte para resistirme, y en las manzanas se puede encontrar la felicidad, aunque sea efímera. Empujé mi trasero hacia su entrepierna, sin borrar la sonrisa en mi rostro, y me mantuve un momento en el suelo cuando se levantó, solo unos segundos antes de ponerme de pie sin esfuerzo, acomodé mis alas, moviéndolas para apenas plegarlas, y lo miré por encima del hombro con los ojos entornados, evaluando si el pedido era real, fijando mis iris ámbar atrapantes en él, intentando atravesar la piel, la carne y el hueso para encontrarme con su alma.
. – Esa idea me gusta más que observar las estrellas, evidentemente es una actividad peligrosa. –Resoplé divertido, girándome para encontrarme frente a frente con él– Pero que sea en mi habitación, no es un lujo, pero apretar las alas se vuelve cansador.
Sentí la necesidad de poner los ojos en blanco al saber cómo interpretaría la invitación, pero ahora mismo solo deseaba poder relajarme, aunque sea por un rato largo. Desvié mi mirada hacia donde estaba su habitación, recordando la escalera y comencé a caminar con paso felino hacia el otro extremo del edificio, allí donde estaría mi habitación. Me incliné en el borde del edificio y batí las alas para poder flotar en un movimiento practicado, casi familiar, hacia la ventana correcta, estaba algo más abajo que el techo, por eso, tras descender, me asomé, aleteando de forma suave, fluida para poder verlo.
. – Ven, quiero ver esas habilidades de montañismo en acción nuevamente.
Bajé para abrir la ventana, a pesar de que estaba cerrada desde dentro, desbloquearla no fue para nada complicado. Me alejé lo suficiente para que él pudiera meterse sin problemas mientras vigilaba no llamar la atención de ningún transeúnte indiscreto.
. – Tu frenesí fue… Realmente atractivo ¿Sabes? ¿Lo mantendrás cuando estemos dentro? ¿O debo descubrirlo?