Shiro
Ninguno
15-09-2024, 05:34 PM
El engaño de Shiro funcionó perfectamente y el encapuchado, tras ver el botecito que le enseñó el cocinero y escuchar sus mentiras, no tardó en sucumbir ante la desesperación y contó todo lo que sabía.
- Se dice que esta noche llegará a puerto un barco de la Marina que trae a la isla un tesoro bastante importante que han recuperado al derrotar a una banda pirata en alta mar. Algunos estábamos intentando asociarnos para asaltarlo a su llegada y quedarnos con el oro que encontremos, pero me has pillado antes de que pudiéramos empezar a planear nada - dijo el encapuchado con un tono de angustia en la voz.
Aquellas palabras hicieron pensar a Shiro que aquellos hombres estaban locos. Al joven espadachín le parecía un riesgo demasiado alto atacar un barco repleto de marines en un puerto donde se encuentra una de las mayores bases de todo el East Blue, sino la que más, por lo que tras escuchar las palabras del tipo no pudo evitar arrugar el gesto al pensar la que podían liar Qazan y Gretta si obtenían aquella información del hombre al que ellos habían ido a buscar. Seguramente su ansia por el tesoro no los dejaría pensar en las consecuencias para el resto de la banda, ocasionando un desastre para todos.
- Yo he cumplido mi parte, ahora te toca a tí cumplir la tuya - dijo el herido cortando el hilo de pensamiento de Shiro sin quitar la vista durante un segundo del bote de ungüento.
Shiro dudó unos segundos si darle el bote o no al hombre. Por un lado, no quería perder su objeto para nada. El contenido del bote no iba a curarle la pierna ni mucho menos. Lo más seguro es que el hombre muriese en pocos minutos, desangrado por la herida que le había ocasionado el espadachín, y el contenido del ungüento se perdiese inútilmente. Pero por otro lado, la previsión del peliblanco le incitaba a cumplir su palabra con el hombre. Shiro no quería que este al descubrir el engaño prematuramente se pusiese a gritar dando la alarma, estropeando todo, así que tras sopesarlo un segundo se puso en pie antes de contestar al tipo.
- Está bien - diría con tono calmado mientras enfundaba el arma que aún tenía en la mano. - Primero debes intentar cortar la hemorragia y luego aplicar todo el contenido por la zona afectada - mintió al mismo tiempo que le lanzaba el bote. Shiro quería ganar el tiempo suficiente para marcharse de allí sin problemas, por lo que pensó que decirle eso le prestaría el tiempo suficiente para marcharse de allí sin problema.
Tras darle el bote al tipo malherido, Shiro volvería siguiendo sus pasos y se encaminaría al puerto de nuevo en busca de sus nakamas. Por suerte, el espadachín no había ido muy lejos en su persecución del encapuchado y esperaba poder volver sin problemas. Allí buscaría a Gretta y Qazan, confiando en que volverían allí, sino no le quedaría otra que esperar un rato o terminar buscándolos con el riesgo de terminar perdido por el pueblo.
- Al menos son grandes cómo casas - pensó el peliblanco confiando en que el gran tamaño de sus compañeros le facilitase la tarea.
- Se dice que esta noche llegará a puerto un barco de la Marina que trae a la isla un tesoro bastante importante que han recuperado al derrotar a una banda pirata en alta mar. Algunos estábamos intentando asociarnos para asaltarlo a su llegada y quedarnos con el oro que encontremos, pero me has pillado antes de que pudiéramos empezar a planear nada - dijo el encapuchado con un tono de angustia en la voz.
Aquellas palabras hicieron pensar a Shiro que aquellos hombres estaban locos. Al joven espadachín le parecía un riesgo demasiado alto atacar un barco repleto de marines en un puerto donde se encuentra una de las mayores bases de todo el East Blue, sino la que más, por lo que tras escuchar las palabras del tipo no pudo evitar arrugar el gesto al pensar la que podían liar Qazan y Gretta si obtenían aquella información del hombre al que ellos habían ido a buscar. Seguramente su ansia por el tesoro no los dejaría pensar en las consecuencias para el resto de la banda, ocasionando un desastre para todos.
- Yo he cumplido mi parte, ahora te toca a tí cumplir la tuya - dijo el herido cortando el hilo de pensamiento de Shiro sin quitar la vista durante un segundo del bote de ungüento.
Shiro dudó unos segundos si darle el bote o no al hombre. Por un lado, no quería perder su objeto para nada. El contenido del bote no iba a curarle la pierna ni mucho menos. Lo más seguro es que el hombre muriese en pocos minutos, desangrado por la herida que le había ocasionado el espadachín, y el contenido del ungüento se perdiese inútilmente. Pero por otro lado, la previsión del peliblanco le incitaba a cumplir su palabra con el hombre. Shiro no quería que este al descubrir el engaño prematuramente se pusiese a gritar dando la alarma, estropeando todo, así que tras sopesarlo un segundo se puso en pie antes de contestar al tipo.
- Está bien - diría con tono calmado mientras enfundaba el arma que aún tenía en la mano. - Primero debes intentar cortar la hemorragia y luego aplicar todo el contenido por la zona afectada - mintió al mismo tiempo que le lanzaba el bote. Shiro quería ganar el tiempo suficiente para marcharse de allí sin problemas, por lo que pensó que decirle eso le prestaría el tiempo suficiente para marcharse de allí sin problema.
Tras darle el bote al tipo malherido, Shiro volvería siguiendo sus pasos y se encaminaría al puerto de nuevo en busca de sus nakamas. Por suerte, el espadachín no había ido muy lejos en su persecución del encapuchado y esperaba poder volver sin problemas. Allí buscaría a Gretta y Qazan, confiando en que volverían allí, sino no le quedaría otra que esperar un rato o terminar buscándolos con el riesgo de terminar perdido por el pueblo.
- Al menos son grandes cómo casas - pensó el peliblanco confiando en que el gran tamaño de sus compañeros le facilitase la tarea.