Ubben Sangrenegra
Loki
16-09-2024, 01:58 AM
Cuando el rubio vio a Drake acercarse, sin perder la calma, despidió a los otros dos hombres de la mesa tras concluir la ronda. Con un gesto despreocupado y una sonrisa sutil, les indicó que se retiraran, mientras sus ojos verdes, cargados de un interés evidente, seguían al brazos largos. –Adelante. ¿Sabes jugar?– preguntó con una serenidad casi calculada, como si estuviera midiendo cada palabra. Sus ojos no ocultaban la curiosidad, ni intentaban disimular el análisis que hacía de su nuevo contrincante. —Pensé que me equivocaba cuando te vi entrar, pero ya veo que no...— añadió, extendiendo su mano en un gesto que, más que amistoso, parecía una formalidad protocolaria, sin calor ni frialdad. —Fuiste tú quien salvó al pato, ¿cierto?— murmuró en un tono apenas audible, sus palabras deslizándose con la intención de que solo Drake pudiera escuchar, mientras se llevaba el vaso de ron a los labios y bebía con calma.
El aire alrededor del rubio era de absoluta despreocupación, su postura relajada y su expresión tranquila sugerían que no tenía intención alguna de hostilidad. —Mi jefe te está muy agradecido, sabes. Digamos que... inclinaste la balanza a su favor.— comentó con una sonrisa perezosa mientras mezclaba y ofrecía la baraja a Drake, esperando que este la cortara. El tono con el que habló, como si mencionara un detalle insignificante, ocultaba algo más profundo. —Invitado abre el juego.— declaró, dándole el poder inicial, mientras tomaba otro sorbo de su ron, sus dedos jugando distraídamente con el vaso de cristal.
—¿Cuál es tu nombre, chico?— preguntó sin levantar mucho la mirada de sus cartas, para luego presentarse con una ligera inclinación de cabeza. —Yo soy Heft.— Aunque las cartas iban y venían, Heft no parecía estar concentrado en la partida; su atención estaba claramente dividida entre el juego y algo más. En ese momento, los hombres que anteriormente habían subido al segundo piso regresaron, bajando por las escaleras con paso lento. Al pasar junto a la mesa, sus ojos se posaron fijamente en Drake, como si estuvieran confirmando su identidad. Heft, notando el intercambio de miradas, lanzó una carcajada baja, dirigiendo su mirada al pelinegro. —Mmm... Bueno... así como inclinaste la balanza a favor de mi jefe, también la pusiste en contra de unos cuantos más, chiquillo.— rió entre dientes, encendiendo un tabaco con gestos metódicos y tranquilos.
—Si quieres, puedo ayudarte a perder de vista a esos tipos, como muestra de gratitud de nuestra... "Organización"— añadió con un tono más bajo, casi conspiratorio, mientras terminaba su vaso de ron con un trago largo y daba una profunda calada al tabaco recién encendido. La oferta flotó en el aire, cargada de posibilidades. —Y si te interesa... podríamos ofrecerte una oportunidad para ganar un poco de dinero fácil... ¿te parece?—
El aire alrededor del rubio era de absoluta despreocupación, su postura relajada y su expresión tranquila sugerían que no tenía intención alguna de hostilidad. —Mi jefe te está muy agradecido, sabes. Digamos que... inclinaste la balanza a su favor.— comentó con una sonrisa perezosa mientras mezclaba y ofrecía la baraja a Drake, esperando que este la cortara. El tono con el que habló, como si mencionara un detalle insignificante, ocultaba algo más profundo. —Invitado abre el juego.— declaró, dándole el poder inicial, mientras tomaba otro sorbo de su ron, sus dedos jugando distraídamente con el vaso de cristal.
—¿Cuál es tu nombre, chico?— preguntó sin levantar mucho la mirada de sus cartas, para luego presentarse con una ligera inclinación de cabeza. —Yo soy Heft.— Aunque las cartas iban y venían, Heft no parecía estar concentrado en la partida; su atención estaba claramente dividida entre el juego y algo más. En ese momento, los hombres que anteriormente habían subido al segundo piso regresaron, bajando por las escaleras con paso lento. Al pasar junto a la mesa, sus ojos se posaron fijamente en Drake, como si estuvieran confirmando su identidad. Heft, notando el intercambio de miradas, lanzó una carcajada baja, dirigiendo su mirada al pelinegro. —Mmm... Bueno... así como inclinaste la balanza a favor de mi jefe, también la pusiste en contra de unos cuantos más, chiquillo.— rió entre dientes, encendiendo un tabaco con gestos metódicos y tranquilos.
—Si quieres, puedo ayudarte a perder de vista a esos tipos, como muestra de gratitud de nuestra... "Organización"— añadió con un tono más bajo, casi conspiratorio, mientras terminaba su vaso de ron con un trago largo y daba una profunda calada al tabaco recién encendido. La oferta flotó en el aire, cargada de posibilidades. —Y si te interesa... podríamos ofrecerte una oportunidad para ganar un poco de dinero fácil... ¿te parece?—