Drake Longspan
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16-09-2024, 03:46 AM
(Última modificación: 16-09-2024, 03:47 AM por Drake Longspan.)
Mientras el rubio hablaba, la mente del carpintero ya estaba trabajando. Un paquete robado durante el altercado de la mafia, algo que aparentemente valía mucho más que unos pocos berries, y la oferta de ser un rostro nuevo. No era tonto, entendía perfectamente lo que aquel tipo estaba sugiriendo. Le estaban pidiendo que se convirtiera en la persona que hacía el trabajo sucio, pero la bolsa que resonaba suavemente sobre la mesa era una motivación poderosa. Ese tipo de dinero podía arreglar muchos problemas, especialmente los relacionados con un barco que necesitaba desesperadamente algunas mejoras y futuras reparaciones.
Drake Lognspan dejó que sus pensamientos se mezclasen en el aire y el tabaco que había entre ambos mientras observaba la bolsa de cuero. No tenía que mirarla mucho tiempo para saber que contenía una suma sustancial. Su mirada regresó a Heft, quien lo miraba con una mezcla de expectativa y calma, como si supiera que el trato estaba a punto de cerrarse.
Tomó una calada del tabaco que le había ofrecido, exhalando el humo lentamente, para luego toser de manera ridícula denotando que no había sido fumador en la vida. Drake Longspan nunca había sido de los que rechazaban una oportunidad como esta, sobre todo cuando se presentaba con tanta conveniencia. "Dinero fácil" sonaba casi siempre demasiado bueno para ser verdad, pero Drake sabía que cada oportunidad llevaba consigo un riesgo. Y si alguien como Heft lo estaba ofreciendo, el riesgo probablemente valía la pena.
Hasta pensó en compartir su dicha con algún tripulante de los Hizashi.
— Un rostro nuevo, eh...
El chico murmuró como si estuviera hablando consigo mismo mientras observaba sus cartas. La peor mano posible en blackjack. Un dos y un tres. No podía evitar una pequeña sonrisa torcida al verlas. Si aquello era una señal del universo, le estaba diciendo que estaba a punto de perder... o de ganar a lo grande.
Sin decir una palabra más, Longspan mostró sus cartas estirando todavía más su brazo, el dos y el tres cayendo sobre la mesa con un leve chasquido. La peor jugada posible, y, sin embargo, la que menos importaba en ese momento. El verdadero juego no estaba en las cartas, sino en el trato que acaba de conseguir sin casi darse cuenta.
— Parece que hoy no tengo la mejor suerte... — comentó con una media sonrisa, antes de inclinarse un poco hacia adelante, dirigiendo sus ojos a los de Heft. — Pero en este juego que propones, creo que puedo apostar un poco más.
Levantó una mano y tomó la bolsa de cuero, sintiendo su peso y saboreando la sensación de los berries dentro. No necesitaba contarla para saber que la paga era justa, como había dicho Heft. Y el hecho de que ofrecieran la mitad por adelantado indicaba que lo querían en el trabajo. Eso, y que posiblemente lo que había dentro del paquete robado era mucho más valioso que lo que le estaban pagando, hizo que los ojos rubíes de Drake Longspan brillasen.
En ese momento se dio cuenta; las cartas que importaban ya estaban sobre la mesa.
— Ahora dime dónde está la dirección del paquete.
Drake Lognspan dejó que sus pensamientos se mezclasen en el aire y el tabaco que había entre ambos mientras observaba la bolsa de cuero. No tenía que mirarla mucho tiempo para saber que contenía una suma sustancial. Su mirada regresó a Heft, quien lo miraba con una mezcla de expectativa y calma, como si supiera que el trato estaba a punto de cerrarse.
Tomó una calada del tabaco que le había ofrecido, exhalando el humo lentamente, para luego toser de manera ridícula denotando que no había sido fumador en la vida. Drake Longspan nunca había sido de los que rechazaban una oportunidad como esta, sobre todo cuando se presentaba con tanta conveniencia. "Dinero fácil" sonaba casi siempre demasiado bueno para ser verdad, pero Drake sabía que cada oportunidad llevaba consigo un riesgo. Y si alguien como Heft lo estaba ofreciendo, el riesgo probablemente valía la pena.
Hasta pensó en compartir su dicha con algún tripulante de los Hizashi.
— Un rostro nuevo, eh...
El chico murmuró como si estuviera hablando consigo mismo mientras observaba sus cartas. La peor mano posible en blackjack. Un dos y un tres. No podía evitar una pequeña sonrisa torcida al verlas. Si aquello era una señal del universo, le estaba diciendo que estaba a punto de perder... o de ganar a lo grande.
Sin decir una palabra más, Longspan mostró sus cartas estirando todavía más su brazo, el dos y el tres cayendo sobre la mesa con un leve chasquido. La peor jugada posible, y, sin embargo, la que menos importaba en ese momento. El verdadero juego no estaba en las cartas, sino en el trato que acaba de conseguir sin casi darse cuenta.
— Parece que hoy no tengo la mejor suerte... — comentó con una media sonrisa, antes de inclinarse un poco hacia adelante, dirigiendo sus ojos a los de Heft. — Pero en este juego que propones, creo que puedo apostar un poco más.
Levantó una mano y tomó la bolsa de cuero, sintiendo su peso y saboreando la sensación de los berries dentro. No necesitaba contarla para saber que la paga era justa, como había dicho Heft. Y el hecho de que ofrecieran la mitad por adelantado indicaba que lo querían en el trabajo. Eso, y que posiblemente lo que había dentro del paquete robado era mucho más valioso que lo que le estaban pagando, hizo que los ojos rubíes de Drake Longspan brillasen.
En ese momento se dio cuenta; las cartas que importaban ya estaban sobre la mesa.
— Ahora dime dónde está la dirección del paquete.