Anissa Marr
Nissa
16-09-2024, 01:58 PM
Me tomé fuerte del cuerpo de Alex, quedando prácticamente abrazada a su pecho mientras caíamos al vacío. Alcancé a ver como de un dial salía una especie de nube que terminó recubriéndonos haciendo que el impacto de la caída fuera mitigado en su mayoría, pero aun así Alex perdió un poco el equilibrio chocando su cara contra el suelo y cuando comenzó a reponerse quedó demasiado cerca de mí, preguntándome si estaba bien. –S…sí. Gracias, Doc.- alcancé a contestar evitándole la mirada mientras sentía como mi rostro se ponía rojo como tomate. No recordaba muchos momentos en mi vida en donde alguien se pusiera en peligro por defenderme, siempre había sido yo quien pusiera el pecho a las balas así que no tenía muy en claro el cómo actuar cuando alguien más las recibía.
Miré a mi alrededor, tratando de encontrar a los demás miembros de nuestra tripulación pero me encontré con varios rostros desconocidos de distintas apariencias; todos parecían estar cuando menos desconcertados de todo lo que estaba pasando, seguramente todos habrían sido sorprendidos como nosotros así que no tenía sentido comenzar a buscar culpables entre nosotros o al menos eso era lo que yo pensaba; al final solo me limitaría a seguir las ordenes de nuestro capitán.
Un hombre viejo se encontraba en el centro de aquella gran habitación iluminada por antorchas que al parecer funcionaban con magia ya que antes de nuestra caída su existencia no era evidente. El viejo no tardó mucho en levantar la voz y pedirnos que no nos atacáramos entre nosotros ya que si había derramamiento de sangre terminaríamos aplastados. Algo que me hacía dudar ya que había un círculo irregular de sangre estaba dibujado en el suelo. Un pato, sí, un pato levantó la voz también dando una especie de orden barra sugerencia de que teníamos que colaborar, además de que mencionó que aquellos que pudieran leer una especie de inscripción sabrían que todos los presentes tenían relevancia en lo que estaba por venir.
Escuché al Doc decir que me quedara detrás de él, que él se encargaría de protegerme y no pude evitar que me volviera a sonrojar mientras bajaba la mirada. –Entiendo.- dije mientras comenzaba a recomponerme para buscar a nuestro capitán o al menos esa era mi intención cuando escuché la voz del mink pidiéndole a Alex que se encargara de prestar ayuda al viejo y este no dudó en responderle positivamente casi al instante. –Sí, yo te cubro la espalda, Doc.- le dije a Alex mientras me ayudaba a ponerme de pie para después seguirle hacia el centro de la sala con mi arma lista en ambas manos por si alguien decidía cometer una estupidez no nos tomara por sorpresa.
Cuando Alex comenzó a tratar al viejo fue cuando por fin alcancé a ver al resto de nuestros nakamas, centrando mi atención en Panda que parecía estar bastante asustado por una razón que desconocía. -¡Hey! ¡Panda-kun, si mantienes la calma me aseguraré de comprarte el mejor bamboo que hayas probado en la siguiente isla.- le grité para tratar de hacer que nuestro nakama recuperara la compostura ya que si lo que decía el pato era cierto necesitaríamos la ayuda de todos para revelar el misterio.
No fui la única que decidió levantar la voz después del pato, ni mucho menos la más extravagante ya que uno de los presentes comenzó a fundirse con las piedras de la sala y se convirtió en una montaña humanoide de más de veinte metros que siguió con el discurso de colaborar entre todos para lograr salir de ahí, además de hacer una broma sobre cobrar una cuota a cambio de ayudarnos a salir con una escalera. –Oye Doc, si soy honesta no creo ser capaz de cubrirte las espaldas contra eso.- le dije, atónita por lo que mis ojos estaban viendo. A pesar de que ya conocía el hecho de que existían frutas que otorgaban poderes especiales a cambio de no poder nadar, no tenía idea de lo diversas y asombrosas que realmente podían llegar a ser.
Miré a mi alrededor, tratando de encontrar a los demás miembros de nuestra tripulación pero me encontré con varios rostros desconocidos de distintas apariencias; todos parecían estar cuando menos desconcertados de todo lo que estaba pasando, seguramente todos habrían sido sorprendidos como nosotros así que no tenía sentido comenzar a buscar culpables entre nosotros o al menos eso era lo que yo pensaba; al final solo me limitaría a seguir las ordenes de nuestro capitán.
Un hombre viejo se encontraba en el centro de aquella gran habitación iluminada por antorchas que al parecer funcionaban con magia ya que antes de nuestra caída su existencia no era evidente. El viejo no tardó mucho en levantar la voz y pedirnos que no nos atacáramos entre nosotros ya que si había derramamiento de sangre terminaríamos aplastados. Algo que me hacía dudar ya que había un círculo irregular de sangre estaba dibujado en el suelo. Un pato, sí, un pato levantó la voz también dando una especie de orden barra sugerencia de que teníamos que colaborar, además de que mencionó que aquellos que pudieran leer una especie de inscripción sabrían que todos los presentes tenían relevancia en lo que estaba por venir.
Escuché al Doc decir que me quedara detrás de él, que él se encargaría de protegerme y no pude evitar que me volviera a sonrojar mientras bajaba la mirada. –Entiendo.- dije mientras comenzaba a recomponerme para buscar a nuestro capitán o al menos esa era mi intención cuando escuché la voz del mink pidiéndole a Alex que se encargara de prestar ayuda al viejo y este no dudó en responderle positivamente casi al instante. –Sí, yo te cubro la espalda, Doc.- le dije a Alex mientras me ayudaba a ponerme de pie para después seguirle hacia el centro de la sala con mi arma lista en ambas manos por si alguien decidía cometer una estupidez no nos tomara por sorpresa.
Cuando Alex comenzó a tratar al viejo fue cuando por fin alcancé a ver al resto de nuestros nakamas, centrando mi atención en Panda que parecía estar bastante asustado por una razón que desconocía. -¡Hey! ¡Panda-kun, si mantienes la calma me aseguraré de comprarte el mejor bamboo que hayas probado en la siguiente isla.- le grité para tratar de hacer que nuestro nakama recuperara la compostura ya que si lo que decía el pato era cierto necesitaríamos la ayuda de todos para revelar el misterio.
No fui la única que decidió levantar la voz después del pato, ni mucho menos la más extravagante ya que uno de los presentes comenzó a fundirse con las piedras de la sala y se convirtió en una montaña humanoide de más de veinte metros que siguió con el discurso de colaborar entre todos para lograr salir de ahí, además de hacer una broma sobre cobrar una cuota a cambio de ayudarnos a salir con una escalera. –Oye Doc, si soy honesta no creo ser capaz de cubrirte las espaldas contra eso.- le dije, atónita por lo que mis ojos estaban viendo. A pesar de que ya conocía el hecho de que existían frutas que otorgaban poderes especiales a cambio de no poder nadar, no tenía idea de lo diversas y asombrosas que realmente podían llegar a ser.