Lo intentó, pero no lo consiguió, el cuerpo de Byron se precipitaba al vacío con un brazo extendido, intentando agarrar a Duck, aun no consiguiendo su propósito de agarrarse a aquel escalón de piedra aun sujeto. Poco a poco, la oscuridad profunda de aquel pozo sin fin, iba engulléndolos, dejando su vista perdida en las tinieblas, no había nada más que el muchacho podía hacer, aquella caída le hizo recordar el encuentro con aquel ángel negro que le arrebató sus alas, quizás, si las hubiese tenido, podría haber evitado sentirse inútil en aquella situación. Como cuando era un niño cayendo de los altos cielos de Skypie, encogió su cuerpo como un ovillo, indefenso, y cerrando los ojos a su destino, cayó a aquel abismo sintiéndose culpable.
Escuchó algo deslizarse con su agudo oído, algo parecido a un fluido viscoso, y antes de que pudiese darse cuenta, dejó de sentir la caída libre en su estómago, sin saber que había sucedido, abrió los ojos con confusión lentamente. La luz pasó a través de ellos, dejándole ver como su cuerpo había sido cubierto por el denso lodo de Kael, recorriendo este su delgado cuerpo al retirarse de él. Acto seguido miró a su alrededor, para ver a sus compañeros en la misma situación, ilesos gracias a la acción de su compañero, alejados unos de otros en aquella enorme sala. Suspiró profundamente como gesto de alivio, llevándose la mano al pecho agitado por la respiración imprecisa provocada por los nervios. Junto a él aterrizó Duck, levitando grácilmente hasta su posición, precisamente se preocupó por el que menos debía.
Las antorchas que adornaban la sala se encendieron una tras otras, como si fuese un espectáculo de luces, brindado a los presentes una iluminación cálida que los permitía ver con mayor claridad. Con un rápido vistazo, pudo darse cuenta de que más gente había caído con ellos, desconocidos, y otros todavía caían desde el techo. Algunos cayeron con más gracia que otros, sirviéndose de sus herramientas y capacidades, otros, no tuvieron tanta suerte. Aunque el que más llamaba la atención de todos ellos, era un viejo con atuendo de explorador que se encontraba presidiendo la escena, juraría no haberlo visto caer, más la oscuridad y el lodo pudieron hacer que no se fijase en él.
Se incorporó, limpiando los restos del lodo de su fiel compañero y le levantó el dedo pulgar para felicitarlo, Kael, que se encontraba junto a Gavyn, gracias a él habían salido de una pieza. Observó la situación, calmado, sin sobresaltarse a pesar de la confusión que evocaba la escena. Entonces escuchó al pato, sonando irritante como siempre, y pidiéndole que no hiciese a nadie enfadar, al parecer la colaboración sería primordial para salir de aquel aprieto. No pudo evitar hacer una mueca dejando ver su molestia, después de todo, que fuese precisamente Duck el que le dijese esas palabras, poniéndolo sobre aviso, demostraba lo poco que aquella ave conocía sobre la impresión que causaba en los demás con su viperina lengua.
- No te preocupes Duck, no me meteré en líos, sé comportarme.- Dijo acariciando suavemente la cabeza del pato, como si fuese su querida mascota.- Pero precisamente tú, no eres el más indicado para decirme eso.- Y le propinó tremendo pescozón con la mano abierta en su cogote.- ¡Preocúpate de que no quieran cazarte en cuanto digas dos palabras! ¡Pato avaricioso de mierda!- Le gritó visiblemente furioso, aunque era el tipo de relación que tenían, aquello no era más que seguir las normas de su convivencia.
Aquel viejo gritó a todos los miembros de aquella improvisada reunión, avisando de no derramar sangre si no querían morir aplastados. Curiosa afirmación por su parte, viendo el círculo de sangre seca que parecía envolverlos. Antes de que pudiese darse cuenta, el pato había comenzado a dirigirse hacia aquel sujeto, con un andar lento, pero curioso, exclamando su atención, increíblemente parecía saber de quién se trataba. Rápidamente se dedicó a dar un sermón a los presentes, explicando las conclusiones que había sacado en su corta estancia, siendo honesto, aquel pato era más versado que Byron, y aunque le costase reconocerlo, sabía que era alguien en quien podía confiar para este tipo de intrincados asuntos.
Se mantuvo al margen, no había mucho que pudiese aportar por ahora, simplemente escuchó las diversas voces que debatían sobre aquel asunto, entre ellas las de Kael que apoyaban a Duck y también parecía conocer a aquel hombre llamado Indiana D. Jones, mientras se acercaba a él y posteriormente le ofrecía algo de agua y comida, no pudo evitar sentirse orgulloso. Más voces se hicieron eco, incluso un doctor lobo, Byron dio por hecho de que se trataba de la misma raza de aquel lobo bailarín con el que compartió misión. Seguidamente, vio a Vesper querer adelantarse con violentas intenciones, pero gracias a Duck cedió su intento, acercándose para ayudar, mascullando una pedida de permiso hacia el muchacho de cabello violeta.
- ¡No tienes que pedirme permiso! ¡Eres libre de hacer lo que te salga de los cojones maldito pulgoso! - Respondió visiblemente contento, tronando los huesos de su cuello para quitar el entumecimiento de la caída anterior. Tras respuesta vio como Vesper se quedó visiblemente afectado porque otro médico hubiese entrado en escena antes que él, definitivamente aquel grupo tenía unos visibles problemas para socializar. - ¡Vesper, demuestra tus habilidades, no te quedes atrás! ¡¿Te dan miedo los perros o que?!- Le gritó para darle un empujón y que así ayudase a tratar al viejo.
Haciendo acto de presencia, Baltazar, parecía que conocía aquel lobo. En aquel momento, no pudo evitar sentirse un poco abrumado, demasiada información que asimilar, demasiadas voces opinando que no podía ignorar. Bostezó profundamente, intentando seguir el hilo, fijando su mirada en diferentes localizaciones intentando buscar algo que pudiese aportar a la conversación. Fue ahí cuando finalmente perdió su atención, al ver, casi a su espalda, junto a uno de aquellos cubos, a aquel pirata con el que había prometido jugarse el mundo.
Su corazón dio un vuelco, y lo expresó con un pequeño saltito de emoción, al ver aquel cabello blanco, aquella cicatriz en la ceja. Sonrió ampliamente, con unos destelleantes ojos apasionados, mirando la figura de aquel hombre, Lance, estaba allí. Todo su cuerpo vibraba de emoción, y sin poder evitarlo miró sus propias manos temblorosas de alegría, hizo unos cuantos aspavientos con el cuerpo para intentar llamar su atención, acompañado de un enorme y enérgico grito que inundó todos los rincones de aquel rectángulo de piedra, dejándose los pulmones como un niño llorando por un dulce.
- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!- Volvió a coger aire para seguir gritando. - ¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!- Rio orgulloso, cruzándose de brazos y elevando el rostro al techo, para potenciar aquella afirmación. -¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - Dijo señalando a su espalda, concretamente a los susodichos mentados.
Un estruendo le hizo girarse, Drake había entrado en escena pisando fuerte, y se asimiló en la piedra, formando un enorme gólem con su apariencia. Usó aquella imponente presencia para amedrentar a los presentes que tuviesen intenciones violentas, haciendo una pequeña demostración de su poderío. Byron le sonrió con sinceridad, aquel acto parecía ensayado, que tras sus declaraciones, el hombre de los brazos largos moviese ficha, no hacía más que acentuar la seguridad con la que el joven espadachín hablaba. Su segundo al mando, acercó su enorme falange al muchacho, y viéndose correspondido, y con el pecho henchido de valor, golpeó el dedo con su puño, para seguidamente subirse a esta con un ágil movimiento.
Una vez de pie en esta, desenvainó su espada, hizo un par de diestros giros con su brillante filo, hasta finalizar clavando ligeramente la punta de esta en la roca bajo sus pies. Un semblante serio dibujado en su cara, y una decisión en su mirada que haría temblar a aquellos faltos de convicción, con un carisma innato en su presencia. Miró a todos los presentes en aquella posición, con una mano colocada en el mango de cuero negro de su espada, y con la otra en el pomo de acero grabado, casi acariciando con dulzura aquella parte, eligiendo bajo aquel gesto, las palabras adecuadas que tenía que decir. Se percató de que Jun había tenido la misma idea que él, y estaba posada en una parte más elevada sobre el cuerpo rocoso de Drake.
- Hie hie hie, como bien han dicho mis compañeros versados en materia, nada de derramar sangre... Dejaremos eso para después si se tercia... Aunque, si alguno osa romper esta regla que el mismo destino nos ha planteado... Moriremos todos aquí, pues no dudaremos en responder la violencia con más violencia... Y si alguno se atreve a dar el paso, espero que tenga la suficiente convicción para cargar con la tragedia... Así que, espero que todos colaboremos, está bien morir por tus propios deseos, pero no llevarte contigo al resto de forma egoísta...- Dijo con voz calmada, en aquel momento sonaba más profunda que de costumbre.- Así que, juguémonos el tesoro sin necesidad de derramar sangre, puede ser divertido, ¿no?- Dijo finalmente, en un tono más distendido, para aliviar la tensión de la situación.
Escuchó algo deslizarse con su agudo oído, algo parecido a un fluido viscoso, y antes de que pudiese darse cuenta, dejó de sentir la caída libre en su estómago, sin saber que había sucedido, abrió los ojos con confusión lentamente. La luz pasó a través de ellos, dejándole ver como su cuerpo había sido cubierto por el denso lodo de Kael, recorriendo este su delgado cuerpo al retirarse de él. Acto seguido miró a su alrededor, para ver a sus compañeros en la misma situación, ilesos gracias a la acción de su compañero, alejados unos de otros en aquella enorme sala. Suspiró profundamente como gesto de alivio, llevándose la mano al pecho agitado por la respiración imprecisa provocada por los nervios. Junto a él aterrizó Duck, levitando grácilmente hasta su posición, precisamente se preocupó por el que menos debía.
Las antorchas que adornaban la sala se encendieron una tras otras, como si fuese un espectáculo de luces, brindado a los presentes una iluminación cálida que los permitía ver con mayor claridad. Con un rápido vistazo, pudo darse cuenta de que más gente había caído con ellos, desconocidos, y otros todavía caían desde el techo. Algunos cayeron con más gracia que otros, sirviéndose de sus herramientas y capacidades, otros, no tuvieron tanta suerte. Aunque el que más llamaba la atención de todos ellos, era un viejo con atuendo de explorador que se encontraba presidiendo la escena, juraría no haberlo visto caer, más la oscuridad y el lodo pudieron hacer que no se fijase en él.
Se incorporó, limpiando los restos del lodo de su fiel compañero y le levantó el dedo pulgar para felicitarlo, Kael, que se encontraba junto a Gavyn, gracias a él habían salido de una pieza. Observó la situación, calmado, sin sobresaltarse a pesar de la confusión que evocaba la escena. Entonces escuchó al pato, sonando irritante como siempre, y pidiéndole que no hiciese a nadie enfadar, al parecer la colaboración sería primordial para salir de aquel aprieto. No pudo evitar hacer una mueca dejando ver su molestia, después de todo, que fuese precisamente Duck el que le dijese esas palabras, poniéndolo sobre aviso, demostraba lo poco que aquella ave conocía sobre la impresión que causaba en los demás con su viperina lengua.
- No te preocupes Duck, no me meteré en líos, sé comportarme.- Dijo acariciando suavemente la cabeza del pato, como si fuese su querida mascota.- Pero precisamente tú, no eres el más indicado para decirme eso.- Y le propinó tremendo pescozón con la mano abierta en su cogote.- ¡Preocúpate de que no quieran cazarte en cuanto digas dos palabras! ¡Pato avaricioso de mierda!- Le gritó visiblemente furioso, aunque era el tipo de relación que tenían, aquello no era más que seguir las normas de su convivencia.
Aquel viejo gritó a todos los miembros de aquella improvisada reunión, avisando de no derramar sangre si no querían morir aplastados. Curiosa afirmación por su parte, viendo el círculo de sangre seca que parecía envolverlos. Antes de que pudiese darse cuenta, el pato había comenzado a dirigirse hacia aquel sujeto, con un andar lento, pero curioso, exclamando su atención, increíblemente parecía saber de quién se trataba. Rápidamente se dedicó a dar un sermón a los presentes, explicando las conclusiones que había sacado en su corta estancia, siendo honesto, aquel pato era más versado que Byron, y aunque le costase reconocerlo, sabía que era alguien en quien podía confiar para este tipo de intrincados asuntos.
Se mantuvo al margen, no había mucho que pudiese aportar por ahora, simplemente escuchó las diversas voces que debatían sobre aquel asunto, entre ellas las de Kael que apoyaban a Duck y también parecía conocer a aquel hombre llamado Indiana D. Jones, mientras se acercaba a él y posteriormente le ofrecía algo de agua y comida, no pudo evitar sentirse orgulloso. Más voces se hicieron eco, incluso un doctor lobo, Byron dio por hecho de que se trataba de la misma raza de aquel lobo bailarín con el que compartió misión. Seguidamente, vio a Vesper querer adelantarse con violentas intenciones, pero gracias a Duck cedió su intento, acercándose para ayudar, mascullando una pedida de permiso hacia el muchacho de cabello violeta.
- ¡No tienes que pedirme permiso! ¡Eres libre de hacer lo que te salga de los cojones maldito pulgoso! - Respondió visiblemente contento, tronando los huesos de su cuello para quitar el entumecimiento de la caída anterior. Tras respuesta vio como Vesper se quedó visiblemente afectado porque otro médico hubiese entrado en escena antes que él, definitivamente aquel grupo tenía unos visibles problemas para socializar. - ¡Vesper, demuestra tus habilidades, no te quedes atrás! ¡¿Te dan miedo los perros o que?!- Le gritó para darle un empujón y que así ayudase a tratar al viejo.
Haciendo acto de presencia, Baltazar, parecía que conocía aquel lobo. En aquel momento, no pudo evitar sentirse un poco abrumado, demasiada información que asimilar, demasiadas voces opinando que no podía ignorar. Bostezó profundamente, intentando seguir el hilo, fijando su mirada en diferentes localizaciones intentando buscar algo que pudiese aportar a la conversación. Fue ahí cuando finalmente perdió su atención, al ver, casi a su espalda, junto a uno de aquellos cubos, a aquel pirata con el que había prometido jugarse el mundo.
Su corazón dio un vuelco, y lo expresó con un pequeño saltito de emoción, al ver aquel cabello blanco, aquella cicatriz en la ceja. Sonrió ampliamente, con unos destelleantes ojos apasionados, mirando la figura de aquel hombre, Lance, estaba allí. Todo su cuerpo vibraba de emoción, y sin poder evitarlo miró sus propias manos temblorosas de alegría, hizo unos cuantos aspavientos con el cuerpo para intentar llamar su atención, acompañado de un enorme y enérgico grito que inundó todos los rincones de aquel rectángulo de piedra, dejándose los pulmones como un niño llorando por un dulce.
- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!- Volvió a coger aire para seguir gritando. - ¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!- Rio orgulloso, cruzándose de brazos y elevando el rostro al techo, para potenciar aquella afirmación. -¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - Dijo señalando a su espalda, concretamente a los susodichos mentados.
Un estruendo le hizo girarse, Drake había entrado en escena pisando fuerte, y se asimiló en la piedra, formando un enorme gólem con su apariencia. Usó aquella imponente presencia para amedrentar a los presentes que tuviesen intenciones violentas, haciendo una pequeña demostración de su poderío. Byron le sonrió con sinceridad, aquel acto parecía ensayado, que tras sus declaraciones, el hombre de los brazos largos moviese ficha, no hacía más que acentuar la seguridad con la que el joven espadachín hablaba. Su segundo al mando, acercó su enorme falange al muchacho, y viéndose correspondido, y con el pecho henchido de valor, golpeó el dedo con su puño, para seguidamente subirse a esta con un ágil movimiento.
Una vez de pie en esta, desenvainó su espada, hizo un par de diestros giros con su brillante filo, hasta finalizar clavando ligeramente la punta de esta en la roca bajo sus pies. Un semblante serio dibujado en su cara, y una decisión en su mirada que haría temblar a aquellos faltos de convicción, con un carisma innato en su presencia. Miró a todos los presentes en aquella posición, con una mano colocada en el mango de cuero negro de su espada, y con la otra en el pomo de acero grabado, casi acariciando con dulzura aquella parte, eligiendo bajo aquel gesto, las palabras adecuadas que tenía que decir. Se percató de que Jun había tenido la misma idea que él, y estaba posada en una parte más elevada sobre el cuerpo rocoso de Drake.
- Hie hie hie, como bien han dicho mis compañeros versados en materia, nada de derramar sangre... Dejaremos eso para después si se tercia... Aunque, si alguno osa romper esta regla que el mismo destino nos ha planteado... Moriremos todos aquí, pues no dudaremos en responder la violencia con más violencia... Y si alguno se atreve a dar el paso, espero que tenga la suficiente convicción para cargar con la tragedia... Así que, espero que todos colaboremos, está bien morir por tus propios deseos, pero no llevarte contigo al resto de forma egoísta...- Dijo con voz calmada, en aquel momento sonaba más profunda que de costumbre.- Así que, juguémonos el tesoro sin necesidad de derramar sangre, puede ser divertido, ¿no?- Dijo finalmente, en un tono más distendido, para aliviar la tensión de la situación.