Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
16-09-2024, 07:46 PM
Retrocedes, joven pirata. La estratagema de Sowon surte efecto y la pierdes de vista. La cortina de arena que levanto era tan grande, que incluso con su gran tamaño la habías perdido de vista. Das unos cuantos pasos hacia atrás, logrando llegar a la horilla. Llegas a sentir como tus pies comienzan a mojarse con el agua de mar. Comienzas a mirar en toda dirección sin resultado alguno. Bueno, ya que no puedes confiar en tus ojos, tocara confiar en otra cosa.
Si no, ella te pondrá en jaque.
-Allí estas…- Olfateas su sangre. Puedes su posición con el olor. Puedes ver como desde la arena su espada sale y pretende dar un corte a tu persona. ¿Cuál fue tu reacción? Simplemente te agachaste en un rápido movimiento, sintiendo como el filo de su espada pasa sobre ti. Te levantas rápido, cubierto aun por el agua. Su arremetida no se detiene, Alpha. Ella usa su espada como apoyo y procede a lanzarte contra ti utilizando todo su ser como peso. Definitivamente eso iba a doler si te daba. Pero allí esta ella, sonriendo. Mirándote con una gran sonrisa y una furia guerra en sus ojos. Tú, no puedes evitar sonreír tampoco. Sinceramente lo estaba pasando bien. Tenías tiempo que no sentías algo como esto. No, querías que terminara. Querías seguir y seguir hasta que tu cuerpo no diera más. Pero incluso tu sabias que todo tenía su límite. Además, ya ha pasado un buen rato desde que tomaste café. Necesitabas otro trago.
- Increíble… - Fue lo único que dijiste. Te encontrabas a un costado de su espada. Simplemente habías dado un paso a la izquierda y esquivaste el ataque. Aunque, estabas totalmente empapado por el impacto y el gran chapoteo que genero el arma. – Definitivamente eres maravillosa. – Dijiste mirándole y sonriéndole. Caminaste a su lado y le diste unas palmaditas en la pierna. – Es suficiente. Creo que has logrado por fin drenar el licor de tu cuerpo. Y no me gustaría luchar a muerte con alguien que me deseo que me acompañe a conquistar la sima del mundo. – Dices con total tranquilidad. Caminas hasta llegar a tus cosas y tomas tu petaca llena de café. Das un trago y respiras profundamente. – La verdad es que, nunca he pretendido faltarte el respeto. Cuando dije que sentía el olor de una bestia, me refería a que sentía el olor de alguien sumamente poderoso, porque en este mundo, solo las bestias logramos ser las más fuertes y yo he dejado de sentirme humano hace tiempo. - Suspiraste. - Luego me di cuenta de que eres alguien que no dejas pasar las palabras por alto, y simplemente quise molestarte para sacar a flote tu fuerza. Tú y yo, somos iguales. Vivimos por el placer de la lucha. Y la raza no tiene nada que ver. Al final de cuenta, cuando morimos simplemente pasamos a ser nutrientes que ayudaran a formar vida a la tierra.
Te volteaste nuevamente para mirarle. – Lo lamento. En serio. Deje que mi instinto me guiara y te hiciera sentir humillada y utilizada, cuando solo quería sentir en carne propia lo que es pelear con una hermosa mujer fuerte. – Aquello ultimo te hizo un poco de gracia, simplemente te rascaste la mejilla con el dedo. Eres alguien que se crio de una manera curiosa después de todo. – Pero… me gustaría compensarte por este mal rato, si gustas.
Si no, ella te pondrá en jaque.
-Allí estas…- Olfateas su sangre. Puedes su posición con el olor. Puedes ver como desde la arena su espada sale y pretende dar un corte a tu persona. ¿Cuál fue tu reacción? Simplemente te agachaste en un rápido movimiento, sintiendo como el filo de su espada pasa sobre ti. Te levantas rápido, cubierto aun por el agua. Su arremetida no se detiene, Alpha. Ella usa su espada como apoyo y procede a lanzarte contra ti utilizando todo su ser como peso. Definitivamente eso iba a doler si te daba. Pero allí esta ella, sonriendo. Mirándote con una gran sonrisa y una furia guerra en sus ojos. Tú, no puedes evitar sonreír tampoco. Sinceramente lo estaba pasando bien. Tenías tiempo que no sentías algo como esto. No, querías que terminara. Querías seguir y seguir hasta que tu cuerpo no diera más. Pero incluso tu sabias que todo tenía su límite. Además, ya ha pasado un buen rato desde que tomaste café. Necesitabas otro trago.
- Increíble… - Fue lo único que dijiste. Te encontrabas a un costado de su espada. Simplemente habías dado un paso a la izquierda y esquivaste el ataque. Aunque, estabas totalmente empapado por el impacto y el gran chapoteo que genero el arma. – Definitivamente eres maravillosa. – Dijiste mirándole y sonriéndole. Caminaste a su lado y le diste unas palmaditas en la pierna. – Es suficiente. Creo que has logrado por fin drenar el licor de tu cuerpo. Y no me gustaría luchar a muerte con alguien que me deseo que me acompañe a conquistar la sima del mundo. – Dices con total tranquilidad. Caminas hasta llegar a tus cosas y tomas tu petaca llena de café. Das un trago y respiras profundamente. – La verdad es que, nunca he pretendido faltarte el respeto. Cuando dije que sentía el olor de una bestia, me refería a que sentía el olor de alguien sumamente poderoso, porque en este mundo, solo las bestias logramos ser las más fuertes y yo he dejado de sentirme humano hace tiempo. - Suspiraste. - Luego me di cuenta de que eres alguien que no dejas pasar las palabras por alto, y simplemente quise molestarte para sacar a flote tu fuerza. Tú y yo, somos iguales. Vivimos por el placer de la lucha. Y la raza no tiene nada que ver. Al final de cuenta, cuando morimos simplemente pasamos a ser nutrientes que ayudaran a formar vida a la tierra.
Te volteaste nuevamente para mirarle. – Lo lamento. En serio. Deje que mi instinto me guiara y te hiciera sentir humillada y utilizada, cuando solo quería sentir en carne propia lo que es pelear con una hermosa mujer fuerte. – Aquello ultimo te hizo un poco de gracia, simplemente te rascaste la mejilla con el dedo. Eres alguien que se crio de una manera curiosa después de todo. – Pero… me gustaría compensarte por este mal rato, si gustas.