Shiro
Ninguno
16-09-2024, 09:06 PM
Shiro se precipitó en aquella negrura en silencio mientras sus compañeros gritaban a su alrededor. La caída fue larga y por algún extraño motivo el peliblanco no pudo reaccionar durante la misma. El joven no sabía si era debido al shock del momento o si simplemente se debía a la misma brujería que había hecho aparecer las escaleras instantes antes, pero fuese cual fuese el motivo, el espadachín simplemente cayó de espaldas al vacío mientras su mente divagaba sin ningún sentido.
Pasaron los segundos y la oscuridad se fue tal como vino, trayendo consigo un foco de luz que devolvió los sentidos de Shiro a la normalidad. El espadachín giró la cabeza para encontrarse que caía de forma estrepitosa hacia una sala de piedra llena de pilares, aunque el espadachín solo pudo fijarse superficialmente en estos, ya que le preocupaba más el choque contra el suelo. El tiempo apremiaba y por desgracia al joven solo se le ocurrió hacerse un ovillo sobre sí mismo y rezar todo lo que sabía para que el golpe no le abriese la cabeza como un melón.
El impacto contra el suelo llegó de forma irremediable, ocasionando que cada partícula de aire de los pulmones de Shiro fue expulsada repentinamente. Unas lucecitas de colores nublaron su vista unos segundos hasta que por fin pudo recuperar el sentido y enfocar la vista a su alrededor mientras comprobaba que no tuviese nada roto.
- Bff… menuda suerte - pensó el espadachín cuando comprobó que todo estaba en su sitio. Era todo un milagro no haberse roto nada. - Un momento, ¿qué hace ese estúpido mono? - se preguntó cuando vio a su compañero Goku con los brazos extendidos al aire a unos cuantos metros de él. Shiro aún no comprendía cuál era el baremo que tenía Lance para ir incorporando gente a la banda, pero el espadachín mínimo esperaba que cobrase una especie de subvención por ello. El peliblanco estaba a punto de dedicarle a Goku una seña amistosa desde su posición cuando una voz se hizo patente por toda la sala, haciendo que el espadachín tomara conciencia de donde estaban.
-¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados - gritó un hombre entrado en edad antes de desplomarse desmayado junto a dos personas.
- ¿Esa es Suzuka? - pensó asombrado el peliblanco al ver a su compañera al lado del anciano y de otro tipo que conocía de nada. - ¿¡Y quién coño es toda esta gente!?
La sala estaba repleta de personas, animales y otras cosas varias que comenzaron a moverse en tropel hacia el centro de la sala donde se encontraba el anciano y Suzuka. Shiro no se fiaba de las palabras de ninguno de los allí presentes, por lo que más que preocuparse por la discusión que comenzaron a tener de qué hace o no. Se centró en la búsqueda del resto de sus compañeros.
Qazan se encontraba tras de sí, apartado, por lo que no había problema con él; al igual que Gretta que parecía haberse vuelto invisible para todo el mundo a su alrededor y no tuvo molestias mientras la gente se alejaba de ella. Goku a pesar de ser completamente imprevisible, estaba lo suficientemente cerca para tenerlo vigilado, así que solo quedaban Lance y Juuken…
- ¡Bien, ahí estás! - celebró Shiro para sí mismo cuando vio a Juuken arrimarse a Suzuka y tirar en nuestra dirección. Ya solo quedaba el capitán de la banda por aparecer, pero antes de que Shiro pudiese verlo la llegada de su compañero gyojin lo hizo centrarse en él.
- Shiro ven, ponte aquí conmigo, tengo una corazonada - llamó la atención del peliblanco mientras señalaba una de las plataformas que se encontraba en la sala.
El espadachín no es que se fiase como tal de la corazonada de su compañero, más de una vez esas mismas corazonadas no solo les habían conllevado cosas buenas, pero dada la situación le parecía que la mejor idea era avanzar juntos por la sala. Con tanta gente no se fiaba de darle la espalda a nadie sin tener un compañero que la cubriese. Shiro cree que es mejor pecar de precavido que acabar con una puñalada entre las costillas. Además donde quería ir el Gyojin era donde se encontraba el mono, por lo que moverse ahí cumplía con la intención del espadachín de ir reuniéndose con el grupo.
Apenas habíamos llegado a la plataforma con un enorme cuatro encima cuando otro bulto enorme nos invadió por el costado. Shiro ya estaba acostumbrado al tamaño de la daimink, por lo que antes de verla ya sabía que era ella solo por el retumbar de sus pisadas. Las había oído cientos de veces cuando quería robarle las provisiones que el cocinero preparaba para los viajes, por lo que simplemente se giró hacia ella con una leve sonrisa en el rostro mientras la escuchaba.
- Menos mial estás vivo, ¿vosotros me veis verdad? ¿No estiamos muertos, no?, que mial todo… ¿Partimos columna de gente y cogemos cosa, no? - preguntó Gretta a Shiro.
- De momento no amiga, esperemos que llegue el resto y vemos qué hacemos - respondió el espadachín mientras le daba una palmadita a la altura del gemelo cuando esta se juntó a ellos. Si hubiese querido llegar más alto, hubiese tenido que saltar.
- Hey, capitana, cerdita, hombre pez, niña trapito y todos los demás... - sonó una voz del bolsillo de Shiro tras recibir una pequeña vibración de aviso del dispositivo que tenía guardado. La voz era indudablemente la de Goku, quien se comunicaba a través del Den Den Mushi con el que Lance había estado dando el coñazo hasta que lo compramos. - ¿Están bien? Caí al lado de un cuadro raro con un iv escrito. No me lastimé, ¿y ustedes?
Shiro no pudo evitar recordar el momento en el que se había levantado del suelo y había visto al mono, por lo que reprimió la contestación que le quemaba en la punta de la lengua. A veces era mejor decir nada.
- Mono, estiamos aquí, ¿qué no ves? - le respondió Gretta a escasos pasos de el cocinero.
- Cómo he dicho, lo mejor es esperar ¿No véis la que se está liando? - terminó diciendo Shiro cuando al volver a fijarse en el grupo central vio cómo de repente se formaba una especie de coloso de piedra que hablaba. Desde luego no había que tomarse como una tontería al resto de personas que había en la sala. - Gretta, quizás… - aunque Shiro no llegó a completar la frase, ya que un grito proveniente de alguien de la sala llamó la atención del espadachín.
- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - gritó alguien al capitán del peliblanco.
Si Lance tenía aliados en el lugar quizás la situación se tornase a favor de la banda, aunque por otro lado, esas mismas palabras hacían temer al espadachín que cualquiera más temperamental de la banda se las tomase como una provocación directa. Shiro no pudo evitar mirar de reojo a Gretta. Sin duda el premio a peor carácter se lo llevaba ella, por lo que no le quitó un ojo encima mientras se dirigía a los que estaban ya allí con él.
- No hagáis caso a estupideces, esperemos a Lance y actuamos a una - dijo el peliblanco con su característico tono de voz calmada mientras deslizaba sus dedos por la empuñadura de sus armas. - Sed pacientes - continuó aún a sabiendas de que eso sería todo un milagro en sí. Los nakamas de Shiro, a excepción de quizás Lance y Suzuka, no eran caracterizados por ser tranquilos ni mucho menos.
Pasaron los segundos y la oscuridad se fue tal como vino, trayendo consigo un foco de luz que devolvió los sentidos de Shiro a la normalidad. El espadachín giró la cabeza para encontrarse que caía de forma estrepitosa hacia una sala de piedra llena de pilares, aunque el espadachín solo pudo fijarse superficialmente en estos, ya que le preocupaba más el choque contra el suelo. El tiempo apremiaba y por desgracia al joven solo se le ocurrió hacerse un ovillo sobre sí mismo y rezar todo lo que sabía para que el golpe no le abriese la cabeza como un melón.
El impacto contra el suelo llegó de forma irremediable, ocasionando que cada partícula de aire de los pulmones de Shiro fue expulsada repentinamente. Unas lucecitas de colores nublaron su vista unos segundos hasta que por fin pudo recuperar el sentido y enfocar la vista a su alrededor mientras comprobaba que no tuviese nada roto.
- Bff… menuda suerte - pensó el espadachín cuando comprobó que todo estaba en su sitio. Era todo un milagro no haberse roto nada. - Un momento, ¿qué hace ese estúpido mono? - se preguntó cuando vio a su compañero Goku con los brazos extendidos al aire a unos cuantos metros de él. Shiro aún no comprendía cuál era el baremo que tenía Lance para ir incorporando gente a la banda, pero el espadachín mínimo esperaba que cobrase una especie de subvención por ello. El peliblanco estaba a punto de dedicarle a Goku una seña amistosa desde su posición cuando una voz se hizo patente por toda la sala, haciendo que el espadachín tomara conciencia de donde estaban.
-¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados - gritó un hombre entrado en edad antes de desplomarse desmayado junto a dos personas.
- ¿Esa es Suzuka? - pensó asombrado el peliblanco al ver a su compañera al lado del anciano y de otro tipo que conocía de nada. - ¿¡Y quién coño es toda esta gente!?
La sala estaba repleta de personas, animales y otras cosas varias que comenzaron a moverse en tropel hacia el centro de la sala donde se encontraba el anciano y Suzuka. Shiro no se fiaba de las palabras de ninguno de los allí presentes, por lo que más que preocuparse por la discusión que comenzaron a tener de qué hace o no. Se centró en la búsqueda del resto de sus compañeros.
Qazan se encontraba tras de sí, apartado, por lo que no había problema con él; al igual que Gretta que parecía haberse vuelto invisible para todo el mundo a su alrededor y no tuvo molestias mientras la gente se alejaba de ella. Goku a pesar de ser completamente imprevisible, estaba lo suficientemente cerca para tenerlo vigilado, así que solo quedaban Lance y Juuken…
- ¡Bien, ahí estás! - celebró Shiro para sí mismo cuando vio a Juuken arrimarse a Suzuka y tirar en nuestra dirección. Ya solo quedaba el capitán de la banda por aparecer, pero antes de que Shiro pudiese verlo la llegada de su compañero gyojin lo hizo centrarse en él.
- Shiro ven, ponte aquí conmigo, tengo una corazonada - llamó la atención del peliblanco mientras señalaba una de las plataformas que se encontraba en la sala.
El espadachín no es que se fiase como tal de la corazonada de su compañero, más de una vez esas mismas corazonadas no solo les habían conllevado cosas buenas, pero dada la situación le parecía que la mejor idea era avanzar juntos por la sala. Con tanta gente no se fiaba de darle la espalda a nadie sin tener un compañero que la cubriese. Shiro cree que es mejor pecar de precavido que acabar con una puñalada entre las costillas. Además donde quería ir el Gyojin era donde se encontraba el mono, por lo que moverse ahí cumplía con la intención del espadachín de ir reuniéndose con el grupo.
Apenas habíamos llegado a la plataforma con un enorme cuatro encima cuando otro bulto enorme nos invadió por el costado. Shiro ya estaba acostumbrado al tamaño de la daimink, por lo que antes de verla ya sabía que era ella solo por el retumbar de sus pisadas. Las había oído cientos de veces cuando quería robarle las provisiones que el cocinero preparaba para los viajes, por lo que simplemente se giró hacia ella con una leve sonrisa en el rostro mientras la escuchaba.
- Menos mial estás vivo, ¿vosotros me veis verdad? ¿No estiamos muertos, no?, que mial todo… ¿Partimos columna de gente y cogemos cosa, no? - preguntó Gretta a Shiro.
- De momento no amiga, esperemos que llegue el resto y vemos qué hacemos - respondió el espadachín mientras le daba una palmadita a la altura del gemelo cuando esta se juntó a ellos. Si hubiese querido llegar más alto, hubiese tenido que saltar.
- Hey, capitana, cerdita, hombre pez, niña trapito y todos los demás... - sonó una voz del bolsillo de Shiro tras recibir una pequeña vibración de aviso del dispositivo que tenía guardado. La voz era indudablemente la de Goku, quien se comunicaba a través del Den Den Mushi con el que Lance había estado dando el coñazo hasta que lo compramos. - ¿Están bien? Caí al lado de un cuadro raro con un iv escrito. No me lastimé, ¿y ustedes?
Shiro no pudo evitar recordar el momento en el que se había levantado del suelo y había visto al mono, por lo que reprimió la contestación que le quemaba en la punta de la lengua. A veces era mejor decir nada.
- Mono, estiamos aquí, ¿qué no ves? - le respondió Gretta a escasos pasos de el cocinero.
- Cómo he dicho, lo mejor es esperar ¿No véis la que se está liando? - terminó diciendo Shiro cuando al volver a fijarse en el grupo central vio cómo de repente se formaba una especie de coloso de piedra que hablaba. Desde luego no había que tomarse como una tontería al resto de personas que había en la sala. - Gretta, quizás… - aunque Shiro no llegó a completar la frase, ya que un grito proveniente de alguien de la sala llamó la atención del espadachín.
- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - gritó alguien al capitán del peliblanco.
Si Lance tenía aliados en el lugar quizás la situación se tornase a favor de la banda, aunque por otro lado, esas mismas palabras hacían temer al espadachín que cualquiera más temperamental de la banda se las tomase como una provocación directa. Shiro no pudo evitar mirar de reojo a Gretta. Sin duda el premio a peor carácter se lo llevaba ella, por lo que no le quitó un ojo encima mientras se dirigía a los que estaban ya allí con él.
- No hagáis caso a estupideces, esperemos a Lance y actuamos a una - dijo el peliblanco con su característico tono de voz calmada mientras deslizaba sus dedos por la empuñadura de sus armas. - Sed pacientes - continuó aún a sabiendas de que eso sería todo un milagro en sí. Los nakamas de Shiro, a excepción de quizás Lance y Suzuka, no eran caracterizados por ser tranquilos ni mucho menos.