¿Sabías que…?
... Oda tenía pensado bautizar al cocinero de los Mugiwaras con el nombre de Naruto, pero justo en ese momento, el manga del ninja de Konoha empezó a tener mucho éxito y en consecuencia, el autor de One Piece decidió cambiarle el nombre a Sanji.
[Evento] [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado
Lance Turner
Shirogami
Cuando el suelo cedió ante el peso de la banda, en especial de Gretta, me aferré con fuerza a Suzuka. De una forma u otra me había vuelto demasiado protector con ella, cosa que seguía sin gustarme, pero no podía evitarlo al verla tan adorable. Sin embargo, al mirar hacia arriba, el miedo me invadió al ver que tenía justo encima a Gretta. De sólo imaginar caer debajo de ella la tez de mi rostro palideció. Agarré su pierna para elevarme sobre ella junto a Suzuka y la usé de apoyo para saltar unos metros a su lado.
- ¡Perdona que te use de apoyo Gretta!¡Te invitaré a comer para compensarlo! – Le grité casi desesperado de provocar su ira por ello.

Para mi sorpresa, el miedo que tuve a morir aplastado fue tal, que la patada fue con más fuerza de la que pensé, alejándola a ella unos metros, y a mi bastantes más. Incluso en medio del salto, Suzuka, quizá asustada, se soltó de mi, quedando irremediablemente separada.
- Maldita sea. – Pensé viendo la situación en la que nos encontrábamos y que encima ahora estaba más distanciado de ella.

Algunos gritos se elevaban por encima de otros, siendo todo un caos sonoro durante el que podía ser el último minuto de nuestras vidas. No los juzgaba, algo dentro de mi me quería hacer gritar también, sin embargo, el miedo a perderlo todos y a todos ahora mismo, me tenía algo bloqueado.
- Piensa, Lance, piensa. Debes hacer algo, piensa, no te dejes llevar, sangre fría, sangre fría, sangre fría, sangre fría. – Me repetí en varias ocasiones en pensamientos en un desesperado intento de calmar las emociones.

- ¡CHICOS, YO YA MORÍ UNA VEZ, ASÍ QUE OS DIGO, SOLO NADEN FUERTE! – Alcancé a escuchar gritar a Goku, provocándome un gesto de incredulidad que pronto se transformó en risa.

Incluso en ese momento, sin duda, este tipo demostraba que no estaba bien de la cabeza, y eso me encantaba. Fue su comentario el que me hizo reaccionar por fin, y tratar de analizar la situación dentro de lo posible.
- ¡¡Hoy no será el día de nuestra muerte!! – Les grité a la banda queriendo trasmitirles confianza. - ¡Manteneos unidos como podáis! ¡Si todo sale bien, exploraré la zona y me uniré a vosotros! – Exclamé en a duras penas unos segundos, pensando que seguramente no alcanzarían a escucharme entre gritos y el fuerte sonido del viento.

Estábamos ya próximos al suelo, cuando alcancé a ver lo que parecía un ojo, y una serie de cuadrados a su alrededor con marcas. Debido a la velocidad de caída, junto a lo impresionante que era ver ese ojo, no llegué a retener información sobre dichos cuadros o su contenido.

A medida que me acerco al suelo, mi cuerpo instintivamente se prepara. Doblé ligeramente las piernas, asegurándome de que mi pie izquierdo fuese el primero en recibir el impacto, provocando que se distribuyese por todo mi cuerpo. Mi rodilla tocaría también el suelo y el puño, también izquierdo, lo sigue, propinando un puñetazo en el suelo con fuerza, justo cuando la pierna derecha queda extendida detrás de mí. La caída ha sido perfecta, ni un rasguño.

Levanté lentamente la cabeza, observando con detenimiento todo a mi alrededor. Recordaba aun lo que había visto desde ahí arriba, y para mi suerte, justo a mi lado se encontraba una de las casillas que pude ver antes. Dicha casilla marcaba un tres, haciendo uso de tres líneas.

Parecía haber más personas en la sala que habían sufrido nuestro mismo destino, y alcancé a ver no muy lejos a Goku, e incluso más atrás, a Qazan, el enorme gyojin de nuestra tripulación. La sala parecía tener una forma rectangular, y cada pocos metros había una antorcha encendida en la pared. Más arriba, el techo retumbaba, quizá por las roturas provocadas en nuestra caída, pero más me llamaba la atención observar unas nubes que descendían lentamente a la sala. De ella, bajaron varias personas, colocándose una de ellas, muy cerca de mí.
- ¿Qué narices está pasando aquí? – Pensé para mis adentros intentando comprender todo lo que estaba ocurriendo.

Un pato parecía caer desde el cielo, planeando, para caer frente a mí. Justo de frente de él, se encontraba un señor mayor (Indiana. D. Jones) que observaba todo y a todos con un semblante que claramente mostraba lo asustado que estaba. Entiendo lo del señor asustado, pero reconozco que ver a un pato allí sólo añadía más confusión para mí, supongo que lo próximo será una gallina o una cabra.
- ¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados. – Gritó el viejo con un claro tono de desesperación. Miré a varias personas de la sala que alcanzaba a ver desde mi posición, esperando a que alguno le dijese algo. Sin embargo, el anciano no tardaría en caer desplomado al suelo.

En ese momento alcancé a ver un rostro familiar cerca de aquel pato que tanto había captado mi atención, se trataba de Byron, un jovencísimo pirata con un rostro esculpido por los dioses para engatusar a todas las camareras del mundo. No hacía tanto desde que lo conocí en Kilombo, y habíamos tenido un desafío amistoso de rivalidad ante otros dos muchachos que intentamos meter en nuestras tripulaciones. Aunque mi primer impulso fue lanzarme a él y hablar, opté por dejarlo unos minutos y ver qué pasaba allí.

Pude apreciar entonces unas palabras que venían de la posición de Byron, aunque no eran precisamente suyas, si no del pato. Este, además de preocuparse por el joven, se fijó en lo que parecía una serie de marcas escritas en el suelo.
- Espera, ¿¡QUE ESE PATO HABLA!? – Pensé estupefacto para posteriormente escucharle llamar a Byron capitán.

Esto provocó en mi cierta envidia, amaba la tripulación que ya estaba formando y esta estaba cogiendo muy buena dinámica, pero desde luego, un pato que hablaba era del todo un acierto que ni en sueños llegué a imaginar. Dicho animal no parecía únicamente ser especial por su capacidad de habla, sino que además mostró dotes de investigador que escapaban de mi comprensión. No sólo eso, también parecía conocer al anciano, llamándolo Indiana. D. Jones.
- ¿Quién no nos dice que tu pusiste esas trampas vejestorio? – Gritó un sujeto de cabellos oscuros y alargados (Vesper Chrome) mientras se dirigía directo hasta el anciano. No obstante, pareció refrenarse ante las nuevas palabras que dedicó el pato hacia todos los presentes. Este había realizado un sonoro aleteo de las extremidades, provocando así la atención de la mayoría. Posteriormente, continuó con unas advertencias que acompañaba a lo que decía ese anciano. Colaborar entre todos, y no derramar sangre.

Un tipo con pintas de asaltar barcos para saquear y matar a todos lo que había en él (Jack. D. Agnis), se acercó al cuerpo del anciano, preguntando a toda la sala si alguien le conocía. Aunque ya conocía la respuesta, era algo arriesgado tomar la palabra por el momento, así que decidí limitarme a observar si alguno le respondía o intervenía.

Por otra parte, un joven de cabellos negros y parche en el ojo situado frente a mí, pero en la otra punta de la sala (Kael), alzó la mano para darle la razón al pato. Posteriormente nombraba al anciano para responder al supuesto maleante y especificó que tenía teorías sobre la sala, dando énfasis a las plataformas del suelo. Observé nuevamente la que tenía cerca, pero el muchacho continuó preguntando por algún plan que tuviese el resto.
- Para hacer un plan, deberíamos saber tus teorías y lo que dicen las escrituras ¿No crees? Genio. – Pensé haciendo una mueca de confusión.

A medida que hablaba, se había ido acercando al anciano, para ofrecerle agua y comida. Un gesto que me hacía ver que quizá podía tratarse de una buena persona. Al instante pensé que si se dirigía así hacia el pato, el cual parecía llamarse Pato, irónicamente, y este llamaba capitán a Byron, debía ser también de su banda. El muchacho parecía que no había perdido el tiempo tampoco y había formado una buena banda.

Un grupo parecía avanzar desde la esquina del fondo a la izquierda, gritando a alguien llamado Alex que atendiese al anciano. Para mi sorpresa, se trataba de un conejo blanco humanoide (King Kazma), debía de tratarse de un Mink, al igual que Gretta. No me sorprendía tanto como el pato, pero desde luego era toda una sorpresa. Por su aspecto y maneras, pude intuir que como mínimo debía ser alguien relevante en su banda. Hablando de Gretta, pude verla detrás del conejo, doliéndose todavía por la caída, pero sin daños excesivamente graves.

Un hombre lobo (Alexander Bathory) se encaminaba también al centro, junto a una joven de cabellos morados. Estos iban en dirección a al anciano, pero no parecían mostrar hostilidad en sus rostros, cosa que pude confirmar cuando alcancé a escuchar lo que dijo al primer joven de cabellos negros. Se trataba de Alexander, y se presentaba como Doctor. No parecía algo de lo que preocuparse, había otras personas en la sala a las que prestar atención mientras todo se movía por el centro. Ante él se presenció el primer tipo de cabellos oscuros y lisos que en primer momento amenazaba al anciano, observando lo que hacía aquel mink.

El joven de mi lado (Raiden Kibutsuji) se marchó hasta la otra punta de la sala como si nada, mientras hablaba solo en voz alta. Era un joven de cabellos blancos, como el mío, aunque al margen de esto no parecía tener más similitudes conmigo. Parecía dirigirse hacia lo que era un Panda, al cual no había llegado a ver por la imponente presencia de Gretta, siempre destacando allá donde va. Este animal parecía estar temblando, como si estuviese en una especie de ataque de pánico. Ya dejaba de sorprenderme ver seres tan especiales hoy, así que me limité a mirar a otro lado. Cualquier otro día me habría sorprendido ver un Panda, pero en menos de 5 minutos había visto todo un zoológico, esto te hacía más inmune a las sorpresas animalescas.
- Hey, capitana, cerdita, hombre pez, niña trapito y todos los demás... – Dijo la voz de Goku desde el Den Den Mushi. Me reí al notar cómo me había cambiado el sexo y cómo se estaba dirigiendo a los demás, pero lo cierto es que empezaba a cogerle algo de cariño. - ¿Están bien? Caí al lado de un cuadro raro con un iv escrito. No me lastimé, ¿y ustedes? – Continuó hablando para trasmitir información.

No era consciente del todo de los peligros que ahí había, así que me limité a responder algo corto y seco, pero que pudiese trasmitir información. Observé a mi izquierda, donde se encontraba Goku, razonando que se encontraba al lado de un cuatro.
- Aquí Lance, me encuentro al lado de un tres. Tampoco estoy lastimado. – Dije rápido para colgar de inmediato y evitar alargar la conversación. Me convenía mantener un perfil bajo por el momento.

- Si Goku se encontraba en la 4, y yo en la 3, muy probablemente el que esté más a mi derecha sea el 2. – Pensé erróneamente a falta de obtener más pistas.

La tripulación empezaba a moverse, con lo cual, me dediqué a observarlos. Necesitaba descubrir que había en su mente, por si alguno lograba descifrar más sobre esta particular situación.

Al fondo Gretta saludaba con la mano, como haciendo el gesto de que todos se reuniesen a su alrededor, entre ellos Qazan, Shiro, el propio Goku, y en la otra punta parecían ir Juuken y Suzuka. Me pareció bastante cómico que ella precisamente indicase a todos que se moviesen hacia ella, pero antes de ir quería observar más la situación. Aún estaba manteniendo un perfil bajo, y quería que siguiese siendo así.

Un hombre pájaro (Gavyn Peregrino) alzaba el vuelo para observar todo con detenimiento desde la altura, haciéndome pensar que alguien así sería muy importante para la banda, ya que nos regalaría información vital en situaciones como esta.

Fue justo en ese momento que alguien (Byron) gritó mi nombre como jamás nadie lo había gritado, extendiendo cada vocal hasta casi el infinito y lleno de emoción. Se trataba de Byron, quien me provocó una gran risa y felicidad al verle tan emocionado con el reencuentro. Estaba desafiándome con el reto, declarando que íbamos 1-1, pero era tan grande mi felicidad por verle así de feliz tras el duro golpe que recibió ese fatídico día, que su alegría era contagiable. En respuesta, me incorporé por primera vez en todo este tiempo y alcé la mano para saludarle de manera amistosa.
- ¡Guau! ¡Sin duda lo estás haciendo, jovenzuelo! – Le grité con un tono muy amistoso. – Pero el duelo todavía no ha terminado, ¡No lo olvides! – Le añadí entre risas hasta que me vi interrumpido por el propio escenario.

Un gran temblor en la tierra hizo desviar mi atención y preocuparme, ya que eso podía significar que una nueva situación fuera de mis manos podía poner en peligro a la banda. Para mi sorpresa, al cabo de unos segundos encontré respuesta en ese suceso, ya que se trataba de un prominente hombre de brazos largos y más de veinte metros que se erguía sobre nosotros. Era un hombre de piedra, cuyo rostro me era familiar, hasta el punto de saber quién era al recordar las recientes palabras de Byron. Se trataba sin dudas del carpintero Drake, el brazos largos de Kilombo. Era fascinante descubrir que ahora era capaz de ello, y confirmaba sin duda que Byron estaba formando una banda impresionante de la que estar muy orgulloso. Al chocar su dedo con el puño de Byron, este se montó sobre él orgulloso, llegando a clavar su espada en la piedra para hacer una declaración ante todos. Hay que admitir que le quedó muy épica dicha escena. Y no muy lejos de él, se encontraba una pequeña figura de cabellos azules que pronto supe reconocer, Jun. Ese pequeño demonio realmente ganó la batalla de aquel día, y darme cuenta de ello provocó una gran risa en mí.
- ¡Oye Byron! ¡¡Parece que has formado un gran equipo!! – Le grité emocionado, probablemente contagiado por su entusiasmo. – ¡Cuando salgamos de aquí, tenemos que reunirnos y que nuestras bandas se conozcan! ¡Yo también quiero que conozcas a los míos! – Le exclamé riéndome a carcajadas.

Mi faceta de persona oculta en las sombras y pasando desapercibida, ya había sido derribada con las palabras de Byron, así que me desahogué un poco en un gesto de amistad y rivalidad ante ese pequeño demonio, que parecía ir por muy buen camino.

Tras esto, decidí quedarme agachado, dispuesto a saltar si en algún momento ocurría algo. Estaba expectante ante lo que pudiese ocurrir, que sería totalmente inesperado para mí. Confiaba en mi banda ciegamente, pero tenía un ojo en cada uno de ellos por si en algún momento les sucedía algo lanzarme a ayudarles.
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RE: [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado - por Lance Turner - 16-09-2024, 11:38 PM

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