Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
17-09-2024, 05:07 AM
Karina escupe cuando lee el nombre de Avery - Escoria, eso es lo que es. Un desgraciado sin huevos que jamás ha pisado cubierta de barco y se atreve a cuestionar a quienes arriesgan su vida en altamar por sus familias - la enorme mujer muestra una mueca agresiva y furibunda, hablando con una voz atronadora que os sacude por completo. Tras soltar una serie de insultos que hubiesen hecho ruborizarse a un pirata, os dice - Es un mercader de tejidos que vive en el Alto Oykot. Sus fábricas están en el Bajo Oykot y emplean a un buen número de personas de aquí. Durante la época de migración de las ballenas, sus fábricas pierden a muchos trabajadores que prefieren embarcarse porque ganan más dinero, así que nunca ha tenido mucho aprecio por nuestra gente. Sé que ha sido uno de los que han financiado la presa y tengo bastante claro por qué lo ha hecho.
Cuando os despedís, Karina os devuelve el saludo con un gesto de la botella, sin miraros ni contestar a vuestras animadas promesas. Parece pensativa y un poco ensimismada, tal vez algo triste. En cualquier caso, os vais y os dividís para comenzar vuestras misiones separadas.
ALTO OYKOT
5:45 de la mañana.
Hato, atraviesas uno de los puentes en dirección al Alto Oykot bajo la atenta mirada de los guardias. Por un momento parece que van a impedirte el paso, pero tras mirarte de arriba a abajo, deciden dejarte pasar. El Alto Oykot es bastante diferente a la otra mitad de la isla: grandes edificios de piedra blanca muy cuidados, coronados por tejados puntiagudos de tejas azules. Flores en los balcones, tiendas de bonitos escaparates (aún cerradas a estas horas), calles empedradas limpias y amplias y, aquí y allá, farolas con bombillas eléctricas. A estas horas ya han sido apagadas, pero te fijas en que parecen haber sido recientemente instaladas. En algunas partes ves farolas más viejas, de aceite, pero están en proceso de ser reemplazadas. En una de las calles justo te encuentras con que una acaba de ser desmontada. Aún no hay mucha actividad en la calle, en contraste con el Bajo Oykot donde ya había trabajadores de camino a sus puestos.
Al cabo de media hora, llegas a las inmediaciones de la presa. Lejos hacia el norte, sobre una zona elevada llena de murallas defensivas, puedes ver el palacio de los reyes de Oykot. Es una visión imponente, un recordatorio de quiénes son los amos de la isla. Sin embargo, tu objetivo es bastante más cercano. El sonido de las aguas cayendo desde la presa se vuelve ensordecedor a medida te acercas. El acceso a las instalaciones desde el Alto Oykot pasa por encima de la presa. Es un recorrido de apenas cinco metros hacia una caseta de piedra con un letrero en el que pone "sólo personal autorizado". En la puerta hay un guardia con uniforme azul y un fusil. No parece que nadie esté entrando. ¿Tal vez sea pronto? ¿Prefieres esperar, o hay alguna otra cosa que quieras hacer en el Alto Oykot?
BAJO OYKOT
5:40 de la mañana
El recorrido hacia la presa es un poco deprimente, en contraste con el de tu compañera. Calles oscuras y embarradas, edificios viejos y descuidados, negocios cerrados... esta zona de la isla no está en su mejor momento. Mientras te apresuras a llegar a la presa, no puedes quitarte la idea de la cabeza de que, tal vez, hubieses preferido no encontrarte en esta zona de la ciudad solo. Te encuentras mirando de reojo callejones en los que movimientos furtivos atraen tu atención. ¿Estás siendo acechado, o solo estás siendo paranoico? Desde luego esta zona de la ciudad no ayuda, parece el escenario de una novela de terror.
Cuando llevas ya un buen rato de camino y en la lejanía, en los montes del norte, se empieza a insinuar la forma del palacio real, una figura se interpone en tu paso. Es alguien envuelto en una capa vieja y oscura, con la capucha echada. Escuchas ruidos detrás tuya y ves de que dos personas con aspecto similar han salido de escondites. Del interior de la capa de la persona sale una mano empuñando una daga vieja - Entrega todo lo que tengas de valor, peludo, o te arranco la piel del cuerpo a cuchillazos - la voz es femenina y rasposa. Las personas detrás de ti sacan también dagas similares y se mantienen a la espera.
Cuando os despedís, Karina os devuelve el saludo con un gesto de la botella, sin miraros ni contestar a vuestras animadas promesas. Parece pensativa y un poco ensimismada, tal vez algo triste. En cualquier caso, os vais y os dividís para comenzar vuestras misiones separadas.
ALTO OYKOT
5:45 de la mañana.
Hato, atraviesas uno de los puentes en dirección al Alto Oykot bajo la atenta mirada de los guardias. Por un momento parece que van a impedirte el paso, pero tras mirarte de arriba a abajo, deciden dejarte pasar. El Alto Oykot es bastante diferente a la otra mitad de la isla: grandes edificios de piedra blanca muy cuidados, coronados por tejados puntiagudos de tejas azules. Flores en los balcones, tiendas de bonitos escaparates (aún cerradas a estas horas), calles empedradas limpias y amplias y, aquí y allá, farolas con bombillas eléctricas. A estas horas ya han sido apagadas, pero te fijas en que parecen haber sido recientemente instaladas. En algunas partes ves farolas más viejas, de aceite, pero están en proceso de ser reemplazadas. En una de las calles justo te encuentras con que una acaba de ser desmontada. Aún no hay mucha actividad en la calle, en contraste con el Bajo Oykot donde ya había trabajadores de camino a sus puestos.
Al cabo de media hora, llegas a las inmediaciones de la presa. Lejos hacia el norte, sobre una zona elevada llena de murallas defensivas, puedes ver el palacio de los reyes de Oykot. Es una visión imponente, un recordatorio de quiénes son los amos de la isla. Sin embargo, tu objetivo es bastante más cercano. El sonido de las aguas cayendo desde la presa se vuelve ensordecedor a medida te acercas. El acceso a las instalaciones desde el Alto Oykot pasa por encima de la presa. Es un recorrido de apenas cinco metros hacia una caseta de piedra con un letrero en el que pone "sólo personal autorizado". En la puerta hay un guardia con uniforme azul y un fusil. No parece que nadie esté entrando. ¿Tal vez sea pronto? ¿Prefieres esperar, o hay alguna otra cosa que quieras hacer en el Alto Oykot?
BAJO OYKOT
5:40 de la mañana
El recorrido hacia la presa es un poco deprimente, en contraste con el de tu compañera. Calles oscuras y embarradas, edificios viejos y descuidados, negocios cerrados... esta zona de la isla no está en su mejor momento. Mientras te apresuras a llegar a la presa, no puedes quitarte la idea de la cabeza de que, tal vez, hubieses preferido no encontrarte en esta zona de la ciudad solo. Te encuentras mirando de reojo callejones en los que movimientos furtivos atraen tu atención. ¿Estás siendo acechado, o solo estás siendo paranoico? Desde luego esta zona de la ciudad no ayuda, parece el escenario de una novela de terror.
Cuando llevas ya un buen rato de camino y en la lejanía, en los montes del norte, se empieza a insinuar la forma del palacio real, una figura se interpone en tu paso. Es alguien envuelto en una capa vieja y oscura, con la capucha echada. Escuchas ruidos detrás tuya y ves de que dos personas con aspecto similar han salido de escondites. Del interior de la capa de la persona sale una mano empuñando una daga vieja - Entrega todo lo que tengas de valor, peludo, o te arranco la piel del cuerpo a cuchillazos - la voz es femenina y rasposa. Las personas detrás de ti sacan también dagas similares y se mantienen a la espera.