Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [P - T1 Autonarrada] Buscando a Timsy: Isla Kilombo
Umibozu
El Naufragio
10 de verano del año 724,
Isla Kilombo,
East Blue


Hacía ya días que había llegado al East Blue. Era un mar tranquilo, el más tranquilo de hecho de todos, de corrientes suaves y clima agradable. La pesca era abundante y el mar profundo, perfecto para adentrarse en él hasta allá donde ni siquiera los rayos solares se atreven y disfrutar de la quietud, silencio y oscuridad. Disfrutar de la agradable presión en los tímpanos y no tan agradable cuando te sumerges en exceso, pero que resulta un excelente entrenamiento de resistencia y atención. Como bien sabía, el martes brindaba todo cuando pudieras necesitar, pero una vez en su seno tú también pasabas a formar parte de los recursos de este y bastaba tan solo un segundo para terminar siendo devorado. Por suerte para mí, mi gran tamaño jugaba un papel crucial en mi posición en la pirámide alimenticia. Distaba mucho de ser el máximo depredador y estar en la cima de la pirámide, pero también era cierto que la cantidad de animales a los que serviría de desayuno eran más pocos. Decir ninguno sería faltar a la verdad, pero eran escasos.

Isla Kilombo era una isla con una base de la Marina. Tenía puerto comercial y buena salida a mar abierto. No quedaba lejos del Calma Belt, que estaba al sur de la isla. Había decidido permanecer allí unos días descansando del agotador viaje. Los peces de la zona ya me conocían y no huían atemorizados nada más verme, al menos la mayoría. Trataba de cazar en zonas abisales, donde la luz era escasa y mis actos podían pasar algo más desapercibidos. Aunque también pertenecía a una especie de peces que habitaban en el fondo marino, los peces bruja, la especie a la que pertenecía mi hermano pequeño Timsy, no vivían en zonas abisales, por lo que me interesaba más que me tolerasen las especies pelágicas, que las bentónicas o abisales. Había escuchado que días atrás un Gyojin de pequeño tamaño había estado nadando por los alrededores - ¿Timsy, eres tú? - por primera vez en muchos la llama de la esperanza obtuvo algo sólido con lo que arder. Durante todos estos años había estado brillando tímidamente, peleando día a día por no apagarse únicamente usando la fe como combustible. Sin embargo, y aunque todavía seguía siendo pura fe, ahora había un indicio de que efectivamente Timsy hubiera estado allí hacía unos días. Del mismo modo también había escuchado que una nueva bestia había llegado hacía tan solo unos pocos días. Al inicio muchos habían pensado que yo era esa bestia, lo que justificaba su comportamiento desmedido y exageradamente miedoso. Parecía ser que esta bestia marina quería erigirse como alfa de la zona y someter a todos bajo su control y yugo. No era que tuviera nada en contra de las jerarquías, más bien todo lo contrario pues ayudaban a establecer un orden natural de las cosas y servían para mantener la estabilidad, pero nunca me habían gustado los abusones y tiranos. Una cosa era establecerse como líder de un lugar por méritos propios y tras haberse ganado el respeto de tus seguidores o simplemente ser el super depredador último de la cadena alimentaria y carecer de depredadores, pero dejar vivir a su libre albedrío al resto de seres y otra muy distinta atemorizar y pretender someter a todos cuantos estuviera por debajo de ti y conseguir sus favores a base de miedo y terror. Las dos primera cosas eran simple y llanamente biología y naturaleza en estado puro y duro, lo último tiranía. Odiaba la tiranía.

-Así que estás aquí. Al fin te encuentro - un coletazo en la espalda hizo que me girase. Frente a mí tenía a un pez gigante, pero más pequeño que yo, con cabeza de jabalí y cuerpo de pez - Vengo a ofrecerte la oportunidad de servirme fielmente o de lo contrario tendré que hacerte un par de agujeros en ese bonito torso azulado - naturalmente no entendía absolutamente nada de lo que me estaba diciendo. Únicamente podía comunicarme con los peces linterna, los de mi especie, sin embargo su actitud hostil y semblante desafiante eran suficientes para entender sus palabras. El animal dejó de hablar, momento que aproveché para negar con la cabeza, tranquilo. La mirada del pezjalí se endureció y volvió a hablar de nuevo - Última oportunidad. Sírveme o muere. Este blue es demasiado pequeño para que vivas si no es bajo mi mando - negué de nuevo.

Sin mediar ninguna palabra más, el animal de unos diez metros de largo y varios de alto, cargó contra mí con fiereza, buscando clavar sus colmillos en mi torso. Interpuse ambos brazos en forma de cruz delante de mi cuerpo para bloquear el envite. ¡Era fuerte! Pero la ventaja de tamaño jugaba a mi favor. Viendo que su placaje no obtuvo el resultado que esperaba, giró rápidamente hacia la derecha golpeándome en la cara con su cola caudal - ¡Maldito saco de tocino marino! - espeté tras el pseudobofetón en la cara. Aquello más que doloroso físicamente, que también, lo había sido en el alma. Recibir un golpe así era tremendamente humillante.

-Abyssal Fury: Charge

A eso de placar podíamos jugar los dos. Antes de que pudiera volver a atacar embestí al pezjalí, golpeándole fuertemente en el costado izquierdo - ¡Toma esa! - el animal rugió de dolor, pero lejos de amedrentarse redobló sus esfuerzos. Iracundo, volvió a cargar contra mí.

-Abyssal Fury: Ball fish

En esta ocasión en lugar de bloquearlo decidí contraatacar y forzar un choque entre ambos. Comencé a rodar sobre mí mismo como si fuera un erizo de mar transportado por la corriente y avancé contra mi atacante. El impacto entre ambos colosos puso fin al combate. El animal, más pequeño y con menos envergadura que yo, había salido seriamente herido. No moriría, pero le llevaría un tiempo recuperarse. Se fue nadando rápidamente, huyendo de otra posible ofensiva. A mi alrededor pude ver como un sinfín de peces comenzaban a nadar a mi alrededor, rodeándome las piernas, pecho, subiendo y bajando como si de una especie de danza se tratase. No tuve duda que era su particular forma de agradecerme lo que acababa de hacer. En realidad no había hecho nada más allá de defenderme, pero tampoco iba a hacer de menos mis actos. En todo aquel baile, algo llamó la atención. Un objeto se hundía lenta y progresivamente hacia el fondo. Nadé hacia él y tomé con la mano izquierda. Era un cofre. Seguramente se le habría caído al pezjalí en el último golpe. Por lo que sabía, el animal había atacado no solo a peces, sino también a algún barco de la zona con el fin de extender su terror más allá de la superficie marina. No era de extrañar que de algún barco se hubiera caído el cofre y se le hubiera quedado atascado en alguno de los recovecos de su cuerpo. Me encogí de hombros y, por supuesto, me quedé el cofre para mí.

Nota

#1


Mensajes en este tema
[P - T1 Autonarrada] Buscando a Timsy: Isla Kilombo - por Umibozu - 17-09-2024, 05:11 PM

Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)