Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
18-09-2024, 03:05 AM
La sensación de la roca vibrando bajo mis pies fue una advertencia, el preludio de que algo peor estaba por venir, solo hacía falta ver qué tan rápido habíamos caído en la trampa mortal que eran las escaleras al comienzo de este periplo, no fue difícil deducir que acabaríamos así, o quizás era una de las muchas posibilidades, aunque, lo esperable era la sala siniestra en la que estábamos, no hacía falta decir lo ominoso que era el óvalo carmesí, el cual estaba bastante seguro que estaba hecho de sangre, al menos por la forma en que estaba pintado, eso o quien se encargó de hacerlo no puso mucho esfuerzo en rellenar con pintura escarlata los parches sin pintar ¿Quizás estaba deteriorado por el tiempo? Chasqueé la lengua, muchas preguntas y pocas respuestas, aunque en su mayoría se trataba de deducción y ayuda por parte de quienes sabían leer las inscripciones.
Peiné el área nuevamente con mis ojos para saber cómo reaccionaban los demás y encontré la fuente del temblor, era nada más ni nada menos que Drake. El carpintero comenzó a crecer hasta alcanzar una altura considerable, debían ser entre veinticinco y treinta metros, no era difícil calcularlo, considerando que la altura máxima a la que llegaba por mi cuenta, volando, eran treinta metros. La mandíbula se me desencajó, no literalmente, por la estupefacción de lo que estaba presenciando y tuve que alzar la mirada para ver el rostro del gigante pedregoso, ahora sí podía decir que era un gigante, ya lo pensaba anteriormente, considerando su estatura, pero en este momento había superado las expectativas. Parpadeé una, dos veces, saliendo de mi estupor, solo para recuperar la compostura rápidamente, sin desear que me tomasen por sorpresa solo por estar observando a un compañero.
Las advertencias al parecer sirvieron para mantener a todos en buenos términos, aunque, en mi caso, no era necesario, a pesar del vuelo, había pasado aparentemente desapercibido excepto para algunas personas. Dejé escapar un resoplido entre dientes, una amenaza combinada con una broma acerca de los mink, si es que se trataba de una broma, claro… Tener a Gunslinger escalando como una montañista tampoco le hacía un favor a la seriedad del asunto. Y el capitán… El capitán estaba siendo él, como se esperaba. Al menos hay algunas cosas que no cambian, tenía la certeza de que el otro solarian en la tripulación sabría manejar la situación a su manera… Por más que su manera fuese algo estrambótica y un poco ridícula, hasta cierto punto.
Me volví hacia la roca cuadrada debajo de las suelas de mis botas, pasando la punta de estas por el número tallado con cuidado, no tenía nada de especial.
. – Entonces no es una… ¡PLACA!
El grito escapó de mi alma y se convirtió en una exhalación cuando amplié mis alas, pero no me dio tiempo a salir, solo a presenciar en cámara rápida como la sala y el resto de la tripulación desaparecían de mi vista, o, mejor, dicho, yo desaparecía de la vista de ellos, siendo tragado por el suelo. A partir de allí el descenso fue rápido pero tranquilo, plegué mis alas para que no rocen las paredes y las moví suavemente, pasando los dedos por ellas para acicalarlas, arreglando las puntas dobladas con cuidado, saber que estaban allí y no me las habían arrancado en el proceso me aliviaba, pero estar separado del grupo no lo hacía en absoluto. Mi corazón, que palpitaba a toda velocidad por el susto repentino, comenzó a calmarse, pensar en caer nuevamente sin poder volar me disgustaba infinitamente.
Elevé mis ojos, el techo, que antes era la placa, sellado, no me permitirían volver, accionar un mecanismo suponía no solo que bajase por este ascensor, sino que allí arriba podría estar sucediendo cualquier cosa, un sitio como este debía estar preparado para convertirse en un ardid, particularmente para mí, que estaba constantemente cuidándome las espaldas. Apreté la mandíbula al saber que pude haberlos puesto en peligro, pero antes de hacer nada, el ascensor se detuvo, mostrando lentamente una nueva zona iluminada por más antorchas. Lentamente me asomé por el umbral del ascensor, frente a mí había un puente de piedra que colgaba a varios metros de un lago, el agua se veía turbia y oscura, no había fondo alguno que pudiera discernir, la distancia desde un extremo del puente hasta el otro era… Abismal, comparada con la antecámara en la que me encontraba antes.
. – Y estoy seguro que de ahí va a salir algo con muchos tentáculos… –Quizás había leído demasiadas novelas de fantasía.
Bajé los ojos, encontrando una nueva inscripción que, obviamente, era incomprensible para mí.
. – Mierda. –Murmuré, sí no sabía el significado de la inscripción, cruzar posiblemente significaba un suicidio.
Me mordí el labio inferior, alcanzando uno de los bolsillos de mi chaqueta, para encontrar… Nada. Volví a hurgar en el bolsillo, no había traído cigarrillos ¿Cómo? Siempre los llevaba en mi chaqueta, en los bolsillos de fuera o los de dentro. Unos gritos, vaya sorpresa, atrajeron mi atención y, aferrándome suavemente al umbral, miré hacia la derecha, encontrando otro grupo de personas en el lugar, la más fácil de notar fue la mujer, era mucho más alta que Drake, imposible de divisar a pesar de la distancia. Avanzaba junto a sus compañeros, por lo que decidí echarme hacia atrás suavemente, queriendo saber que sucedía arriba, agarré el den den mushi en mi bolsillo para llamar al único ser medianamente responsable en la tripulación: Draven.
Peiné el área nuevamente con mis ojos para saber cómo reaccionaban los demás y encontré la fuente del temblor, era nada más ni nada menos que Drake. El carpintero comenzó a crecer hasta alcanzar una altura considerable, debían ser entre veinticinco y treinta metros, no era difícil calcularlo, considerando que la altura máxima a la que llegaba por mi cuenta, volando, eran treinta metros. La mandíbula se me desencajó, no literalmente, por la estupefacción de lo que estaba presenciando y tuve que alzar la mirada para ver el rostro del gigante pedregoso, ahora sí podía decir que era un gigante, ya lo pensaba anteriormente, considerando su estatura, pero en este momento había superado las expectativas. Parpadeé una, dos veces, saliendo de mi estupor, solo para recuperar la compostura rápidamente, sin desear que me tomasen por sorpresa solo por estar observando a un compañero.
Las advertencias al parecer sirvieron para mantener a todos en buenos términos, aunque, en mi caso, no era necesario, a pesar del vuelo, había pasado aparentemente desapercibido excepto para algunas personas. Dejé escapar un resoplido entre dientes, una amenaza combinada con una broma acerca de los mink, si es que se trataba de una broma, claro… Tener a Gunslinger escalando como una montañista tampoco le hacía un favor a la seriedad del asunto. Y el capitán… El capitán estaba siendo él, como se esperaba. Al menos hay algunas cosas que no cambian, tenía la certeza de que el otro solarian en la tripulación sabría manejar la situación a su manera… Por más que su manera fuese algo estrambótica y un poco ridícula, hasta cierto punto.
Me volví hacia la roca cuadrada debajo de las suelas de mis botas, pasando la punta de estas por el número tallado con cuidado, no tenía nada de especial.
. – Entonces no es una… ¡PLACA!
El grito escapó de mi alma y se convirtió en una exhalación cuando amplié mis alas, pero no me dio tiempo a salir, solo a presenciar en cámara rápida como la sala y el resto de la tripulación desaparecían de mi vista, o, mejor, dicho, yo desaparecía de la vista de ellos, siendo tragado por el suelo. A partir de allí el descenso fue rápido pero tranquilo, plegué mis alas para que no rocen las paredes y las moví suavemente, pasando los dedos por ellas para acicalarlas, arreglando las puntas dobladas con cuidado, saber que estaban allí y no me las habían arrancado en el proceso me aliviaba, pero estar separado del grupo no lo hacía en absoluto. Mi corazón, que palpitaba a toda velocidad por el susto repentino, comenzó a calmarse, pensar en caer nuevamente sin poder volar me disgustaba infinitamente.
Elevé mis ojos, el techo, que antes era la placa, sellado, no me permitirían volver, accionar un mecanismo suponía no solo que bajase por este ascensor, sino que allí arriba podría estar sucediendo cualquier cosa, un sitio como este debía estar preparado para convertirse en un ardid, particularmente para mí, que estaba constantemente cuidándome las espaldas. Apreté la mandíbula al saber que pude haberlos puesto en peligro, pero antes de hacer nada, el ascensor se detuvo, mostrando lentamente una nueva zona iluminada por más antorchas. Lentamente me asomé por el umbral del ascensor, frente a mí había un puente de piedra que colgaba a varios metros de un lago, el agua se veía turbia y oscura, no había fondo alguno que pudiera discernir, la distancia desde un extremo del puente hasta el otro era… Abismal, comparada con la antecámara en la que me encontraba antes.
. – Y estoy seguro que de ahí va a salir algo con muchos tentáculos… –Quizás había leído demasiadas novelas de fantasía.
Bajé los ojos, encontrando una nueva inscripción que, obviamente, era incomprensible para mí.
. – Mierda. –Murmuré, sí no sabía el significado de la inscripción, cruzar posiblemente significaba un suicidio.
Me mordí el labio inferior, alcanzando uno de los bolsillos de mi chaqueta, para encontrar… Nada. Volví a hurgar en el bolsillo, no había traído cigarrillos ¿Cómo? Siempre los llevaba en mi chaqueta, en los bolsillos de fuera o los de dentro. Unos gritos, vaya sorpresa, atrajeron mi atención y, aferrándome suavemente al umbral, miré hacia la derecha, encontrando otro grupo de personas en el lugar, la más fácil de notar fue la mujer, era mucho más alta que Drake, imposible de divisar a pesar de la distancia. Avanzaba junto a sus compañeros, por lo que decidí echarme hacia atrás suavemente, queriendo saber que sucedía arriba, agarré el den den mushi en mi bolsillo para llamar al único ser medianamente responsable en la tripulación: Draven.