Umibozu
El Naufragio
18-09-2024, 04:15 PM
-¿Qué si podemos…
-… meterte?
-¿Acaso no te metimos…
-… en la cárcel?
-¡Y eso que era más difícil!
Los dos rieron a carcajadas, contagiando al resto del grupo.
-Estás dentro desde hace treinta y cinco años, viejo amigo.
Los enanos hablaron con total libertad. En cualquier otro lugar el miedo a ser escuchados los habría obligado a bajar la voz o incluso a haber quedado en cualquier otro lugar. Sin embargo aquella taberna era conocida por ser especialmente ruidosa y el hecho de que quienes estuvieran hablando fueran unos enanos en mitad del tablero de la mesa ayudaba a que, en primer lugar, la gente creyera que estaba vacía la mesa y no tuviera intención de espiar; en segundo a dificultar que sus palabras fueran escuchadas al ser pronunciadas en un volumen muy inferior al del resto de humanos.
El efecto de la maravillosa sustancia provocó un aumento en las capacidades del animal. Un animal que corría a cuatro patas y que, además, todas y cada una de ellas eran mucho más largas que las vuestras. No tardó en tomar al Chino entre sus fauces, pero cuando fue a tragárselo sin masticar, al pobre animal le dio un ataque al corazón, cayendo muerto al instante. Su avanzada edad no le había permitido soportar el trance y salir airoso del episodio. Sin embargo, el ruido que había causado con la persecución y los golpes habían alertado a los vigías de la puerta.
-¡Eh, chucho! ¡¿Qué coño te … chucho! ¿Estás bien? ¡CHUCHO!
El Chino permaneció en la boca del animal, tratando de quedar en algún lugar no visible, cerca de la garganta.
-Ha tenido que ver alguna rata. ¡Búscala y deshazte de ella! Voy a buscar ayuda para que atiendan a Mikos.
El que había parecido estar al mando en todo momento salió de la habitación, dejando al otro buscadoos por cada rincón y recoveco. ¿Os encontraría? ¿Os jugaría una mala pasada la droga que tan bien os había servido? Todo es una bajona, ¿verdad? Las drogas es lo que tienen. Al principio molan, pero después son un asco…
-… meterte?
-¿Acaso no te metimos…
-… en la cárcel?
-¡Y eso que era más difícil!
Los dos rieron a carcajadas, contagiando al resto del grupo.
-Estás dentro desde hace treinta y cinco años, viejo amigo.
Los enanos hablaron con total libertad. En cualquier otro lugar el miedo a ser escuchados los habría obligado a bajar la voz o incluso a haber quedado en cualquier otro lugar. Sin embargo aquella taberna era conocida por ser especialmente ruidosa y el hecho de que quienes estuvieran hablando fueran unos enanos en mitad del tablero de la mesa ayudaba a que, en primer lugar, la gente creyera que estaba vacía la mesa y no tuviera intención de espiar; en segundo a dificultar que sus palabras fueran escuchadas al ser pronunciadas en un volumen muy inferior al del resto de humanos.
El efecto de la maravillosa sustancia provocó un aumento en las capacidades del animal. Un animal que corría a cuatro patas y que, además, todas y cada una de ellas eran mucho más largas que las vuestras. No tardó en tomar al Chino entre sus fauces, pero cuando fue a tragárselo sin masticar, al pobre animal le dio un ataque al corazón, cayendo muerto al instante. Su avanzada edad no le había permitido soportar el trance y salir airoso del episodio. Sin embargo, el ruido que había causado con la persecución y los golpes habían alertado a los vigías de la puerta.
-¡Eh, chucho! ¡¿Qué coño te … chucho! ¿Estás bien? ¡CHUCHO!
El Chino permaneció en la boca del animal, tratando de quedar en algún lugar no visible, cerca de la garganta.
-Ha tenido que ver alguna rata. ¡Búscala y deshazte de ella! Voy a buscar ayuda para que atiendan a Mikos.
El que había parecido estar al mando en todo momento salió de la habitación, dejando al otro buscadoos por cada rincón y recoveco. ¿Os encontraría? ¿Os jugaría una mala pasada la droga que tan bien os había servido? Todo es una bajona, ¿verdad? Las drogas es lo que tienen. Al principio molan, pero después son un asco…