Aquella cima parecía un lugar de ensueño, aunque era bastante arrogante el buscar la fama, a Sowon nunca le había interesado la fama o ser conocida. Suspiró mientras analizaba las palabras buscando la mejor forma de responder, no deseaba sonar distante o grosera pero era cierto que la búsqueda de reconocimiento le daba muy igual. En su cultura, ya provenía de un linaje desinteresado en lo mundano que los humanos daban como méritos, rangos, puestos, fama eran cosas que no se necesitaban para vivir. La lucha y la fuerza en cambio eran cosas que se valuaban con otros valores, ser buscada era algo que a su forma de verlo sería toda una molestia.
—Suena a que muchos terminarían molestando, mejor un poco de humildad y que los rivales lleguen naturalmente. Hay un dicho que solían repetirme, la fama es una amante ingrata, no necesitas ser famoso para matar o pelear con quien quieras. A la vez no tendrás a pulgas deseando molestar a cada lugar que vayas. Ser reconocido puede ser un verdadero fastidio.—
Concluyó con cierta pesadez mientras seguía escuchando, viajar le resultaba una idea tentadora pero la manera en que le dijo la frase despertó cierto desagrado en ella. No le gustaba que creyeran que tenían potestad sobre ella ni tampoco sentirse propiedad de alguien. Su mirada se agudizó, su voz se raspó un poco mientras chistaba con la lengua, esperó a que terminase y aunque el final le agradó un poco más no dejaría pasar lo primero.
—Recuerda que no soy tu propiedad enano, apenas nos estamos entendiendo. En todo caso primero deberías preguntar si quiero viajar, por muy obvia que parezca la respuesta, no creas que soy una perra barata. No todas tienen este cuerpo y aunque puede ser complicado, debes controlarte si no quieres que te deje plantado.—
Advirtió de manera burlona, chocando su mano con la contraria en señal amistosa pero no formal. Ya que era ella quien tenía derecho a coquetear y a seducir, de manera contraria le resultaba un hecho muy descarado. Ella siempre encontraba la manera de imponer sus condiciones, de ir a su ritmo y de saber delimitar las cosas a su manera. No era una Oni sencilla de manejar, su humor era como una montaña rusa y muchas veces esto podía poner en riesgo a alguien que no le conocía lo suficiente. Asintió ante la idea de ir a comer, pensando en la segunda frase y riendo ante el pacto que estaba ofreciendo. No había forma de saber si la taberna que le indicase fuese en efecto la culpable, los manipuladores tenían facilidad en crear una red de mentiras a su alrededor.
—No sé si podría creerte si es que llegamos a caer en una mentira, mejor rezar porque ese sitio exista, mi espada nunca me miente cuando decide cortar a alguien por la mitad. Es la única cosa que parece tener una lengua tan afilada para respaldar sus palabras, de momento, busquemos un lugar para comer.—
Concluyó antes de iniciar su trayecto, esperaba que hubiera algo de real en aquel rumor, sería muy aburrido haber esperado tanto por nada y su espada ya hacía un tiempo que deseaba saciar su sed. Los Onis no tardaban mucho en satisfacer las necesidades de un arma, cuanto más tiempo pasaba más posibilidades había de que un insulto o una mera pelea trivial terminase con alguna que otra cabeza rodando por el suelo.
—Suena a que muchos terminarían molestando, mejor un poco de humildad y que los rivales lleguen naturalmente. Hay un dicho que solían repetirme, la fama es una amante ingrata, no necesitas ser famoso para matar o pelear con quien quieras. A la vez no tendrás a pulgas deseando molestar a cada lugar que vayas. Ser reconocido puede ser un verdadero fastidio.—
Concluyó con cierta pesadez mientras seguía escuchando, viajar le resultaba una idea tentadora pero la manera en que le dijo la frase despertó cierto desagrado en ella. No le gustaba que creyeran que tenían potestad sobre ella ni tampoco sentirse propiedad de alguien. Su mirada se agudizó, su voz se raspó un poco mientras chistaba con la lengua, esperó a que terminase y aunque el final le agradó un poco más no dejaría pasar lo primero.
—Recuerda que no soy tu propiedad enano, apenas nos estamos entendiendo. En todo caso primero deberías preguntar si quiero viajar, por muy obvia que parezca la respuesta, no creas que soy una perra barata. No todas tienen este cuerpo y aunque puede ser complicado, debes controlarte si no quieres que te deje plantado.—
Advirtió de manera burlona, chocando su mano con la contraria en señal amistosa pero no formal. Ya que era ella quien tenía derecho a coquetear y a seducir, de manera contraria le resultaba un hecho muy descarado. Ella siempre encontraba la manera de imponer sus condiciones, de ir a su ritmo y de saber delimitar las cosas a su manera. No era una Oni sencilla de manejar, su humor era como una montaña rusa y muchas veces esto podía poner en riesgo a alguien que no le conocía lo suficiente. Asintió ante la idea de ir a comer, pensando en la segunda frase y riendo ante el pacto que estaba ofreciendo. No había forma de saber si la taberna que le indicase fuese en efecto la culpable, los manipuladores tenían facilidad en crear una red de mentiras a su alrededor.
—No sé si podría creerte si es que llegamos a caer en una mentira, mejor rezar porque ese sitio exista, mi espada nunca me miente cuando decide cortar a alguien por la mitad. Es la única cosa que parece tener una lengua tan afilada para respaldar sus palabras, de momento, busquemos un lugar para comer.—
Concluyó antes de iniciar su trayecto, esperaba que hubiera algo de real en aquel rumor, sería muy aburrido haber esperado tanto por nada y su espada ya hacía un tiempo que deseaba saciar su sed. Los Onis no tardaban mucho en satisfacer las necesidades de un arma, cuanto más tiempo pasaba más posibilidades había de que un insulto o una mera pelea trivial terminase con alguna que otra cabeza rodando por el suelo.