Silver D. Syxel
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19-09-2024, 05:35 PM
El pirata dio un trago largo a su cerveza mientras examinaba la taberna, percibiendo los susurros de las conversaciones a su alrededor. Las mesas, viejas y maltrechas, chirriaban cada vez que alguien se acomodaba en ellas. Aunque el lugar no era precisamente lo que él llamaría un sitio decente, servía para lo que necesitaba en ese momento: un respiro antes de moverse. Las cosas en Gray Terminal se cocían a fuego lento, y si no era cuidadoso, las oportunidades podrían escapársele entre los dedos.
Mientras estaba absorto en sus pensamientos, notó algo curioso. Un tipo grande, extremadamante grande, entraba en la taberna. Sus movimientos, aunque cuidadosos, hacían crujir el suelo de madera bajo su peso, y la atmósfera pareció volverse más densa con su presencia. A simple vista, el recién llegado era claramente un gyojin, un hombre tiburón que destacaba como una montaña blanca entre las mesas desvencijadas.
El capitán siguió bebiendo mientras lo observaba de reojo. El habitante del mar pasó junto a la barra, intercambiando saludos con el tabernero, y después se sentó en una mesa cercana. El tipo parecía estar a gusto en el ambiente, como si fuera un visitante habitual de este antro, aunque su aspecto lo hacía difícil de pasar desapercibido. Desde su asiento, el gyojin comenzó a revisar las mesas, palpando su estado como si estuviera calculando cuánto tiempo más podrían resistir antes de romperse.
La mirada del gigante se posó varias veces en el capitán pirata, y no pasó mucho tiempo antes de que la curiosidad del tiburón rompiera el silencio.
—¿Nuevo por aquí? —preguntó el gyojin, observándolo detenidamente.
El pirata sonrió por lo bajo, aún con la jarra en la mano. Aquella pregunta, tan simple como directa, lo sacó momentáneamente de sus pensamientos. El grandullón también había llamado su atención, así que la pregunta le brindaba una oportunidad, la cual decidió aprovechar.
—Depende... ¿Qué te hace pensar que soy nuevo? —respondió, levantando una ceja mientras hacía girar la cerveza en su mano—. Aunque, si te interesa tanto, puedes invitarme a un trago y mirar más de cerca —bromeó con un tono desenfadado, mientras sus ojos grises se clavaban en los del gyojin. Estaba claro que ambos se habían estado observando desde que aquel tiburón entró al lugar.
Después de un momento y esperar su respuesta, el capitán decidió continuar la conversación. La apariencia del hombre pez no pasaba desapercibida, y si alguien como él pasaba tanto tiempo en Gray Terminal, debía conocer bien el terreno. Y quizá, con algo de suerte, hasta le sería de utilidad en su búsqueda.
—Estoy buscando a alguien que se ha metido en un buen lío... Un tal Boran. —declaró directamente. No solía andar con rodeos cuando se trataba de negocios—. Me debe algo de dinero, y digamos que no tiene muchas ganas de saldar la cuenta. Es una rata escurridiza y me vendría bien alguna indicación para encontrarle. —El capitán se inclinó ligeramente hacia adelante, apoyando los codos en la mesa mientras lo miraba con una sonrisa relajada—. ¿Eres de por aquí? Quizá hayas oído su nombre... o quizás lo hayas visto.
Mientras estaba absorto en sus pensamientos, notó algo curioso. Un tipo grande, extremadamante grande, entraba en la taberna. Sus movimientos, aunque cuidadosos, hacían crujir el suelo de madera bajo su peso, y la atmósfera pareció volverse más densa con su presencia. A simple vista, el recién llegado era claramente un gyojin, un hombre tiburón que destacaba como una montaña blanca entre las mesas desvencijadas.
El capitán siguió bebiendo mientras lo observaba de reojo. El habitante del mar pasó junto a la barra, intercambiando saludos con el tabernero, y después se sentó en una mesa cercana. El tipo parecía estar a gusto en el ambiente, como si fuera un visitante habitual de este antro, aunque su aspecto lo hacía difícil de pasar desapercibido. Desde su asiento, el gyojin comenzó a revisar las mesas, palpando su estado como si estuviera calculando cuánto tiempo más podrían resistir antes de romperse.
La mirada del gigante se posó varias veces en el capitán pirata, y no pasó mucho tiempo antes de que la curiosidad del tiburón rompiera el silencio.
—¿Nuevo por aquí? —preguntó el gyojin, observándolo detenidamente.
El pirata sonrió por lo bajo, aún con la jarra en la mano. Aquella pregunta, tan simple como directa, lo sacó momentáneamente de sus pensamientos. El grandullón también había llamado su atención, así que la pregunta le brindaba una oportunidad, la cual decidió aprovechar.
—Depende... ¿Qué te hace pensar que soy nuevo? —respondió, levantando una ceja mientras hacía girar la cerveza en su mano—. Aunque, si te interesa tanto, puedes invitarme a un trago y mirar más de cerca —bromeó con un tono desenfadado, mientras sus ojos grises se clavaban en los del gyojin. Estaba claro que ambos se habían estado observando desde que aquel tiburón entró al lugar.
Después de un momento y esperar su respuesta, el capitán decidió continuar la conversación. La apariencia del hombre pez no pasaba desapercibida, y si alguien como él pasaba tanto tiempo en Gray Terminal, debía conocer bien el terreno. Y quizá, con algo de suerte, hasta le sería de utilidad en su búsqueda.
—Estoy buscando a alguien que se ha metido en un buen lío... Un tal Boran. —declaró directamente. No solía andar con rodeos cuando se trataba de negocios—. Me debe algo de dinero, y digamos que no tiene muchas ganas de saldar la cuenta. Es una rata escurridiza y me vendría bien alguna indicación para encontrarle. —El capitán se inclinó ligeramente hacia adelante, apoyando los codos en la mesa mientras lo miraba con una sonrisa relajada—. ¿Eres de por aquí? Quizá hayas oído su nombre... o quizás lo hayas visto.