Atlas
Nowhere | Fénix
20-09-2024, 01:24 AM
Parece que las facciones de Latton se tornan en algo similar a una sonrisa cuando intentas recibir el impacto. Si me preguntas, diría que al ver que te ha alcanzado piensa por primera vez que te puede vencer. Vamos, supongo. Lo mismo está pensando en que esta noche va a cenar su plato favorito y todo no es más que una mera confusión.
Sea como sea, sus pensamientos e ideas no tienen nada que ver con lo que haces o dejas de hacer. Tal y como te propones, superas por encima la posición de tu enemigo y te sitúas en una posición ventajosa que te permite abrir fuego sobre él. Los disparos no erran, acertando en su objetivo y provocando que un nuevo aluvión de sangre se extienda por el suelo. Por primera vez, el dolor y los daños provocan que quien está llamado a ser el próximo guía de la Comunidad hinque durante unos segundos la rodilla izquierda en el suelo.
Sin embargo, si de algo hace gala tu adversario es de una fortaleza y resiliencia envidiables. En efecto, se levanta una vez más y se voltea hacia ti. La sangre gotea por sus brazos y se precipita sobre la mesa al tiempo que, no sin cierta dificultad, Latton te encara. Carga el puño derecho mientras deja el izquierdo relajado al tiempo que, despacio pero con movimientos calculados, disminuye la distancia que os separa una vez más. Sabes que está a punto de golpearte, pero entonces todo se estremece a vuestro alrededor.
Se ha podido escuchar un estruendo a lo lejos, como un disparo, y después todo ha temblado. Quienes os observan se han agachado instintivamente en previsión de que algo malo pudiera suceder y, efectivamente, así es. Una nueva explosión resuena en la distancia. Incluso desde el vientre del navío se puede apreciar el silbido del proyectil. Entonces, súbitamente, una de las paredes de la estancia salta por los aires. Los trozos de metal que dan forma al casco del barco salen despedidos hacia el interior del mismo. Algunos dañan a los asistentes, mientras que otros se clavan sin piedad en sus cuerpos y acaban con sus vidas. Latton y tú no sois la excepción sufriendo golpes y cortes que en medio del revuelo no podéis evitar.
Los fragmentos no se quedan ahí, sino que, como si estuviesen dirigidos, chocan también con la cadena que suspendía la estructura de la que cuelga Curtis. La cadena se rompe y, debido al vaivén que el prisionero tenía como consecuencia de los cañonazos recibidos, la estructura se da la vuelta y el reo cae boca arriba. Asimismo, el soporte metálico golpea la cúpula que contenía la fruta y ésta se rompe, rodando tu ansiado objetivo hasta detenerse justo al lado de la cabeza de Curtis.
¿Que qué te separa de ambos? Muy sencillo: Latton. Ambos están posicionados justo a su espalda, a apenas un metro. El tipo, con el cuerpo completamente recubierto de heridas y sangre, encadena una secuencia de dos puñetazos con los que busca golpear primero tu torso y luego tu cabeza.
Por el momento no parece que haya nuevos disparos, pero no sabemos cuánto puede durar esta pequeña tregua. Tampoco hay nada que te oriente a quién se puede estar atreviendo a atacar a esa gente. Me imagino que, si consigues salir victoriosa, tal vez puedas averiguarlo.
Sea como sea, sus pensamientos e ideas no tienen nada que ver con lo que haces o dejas de hacer. Tal y como te propones, superas por encima la posición de tu enemigo y te sitúas en una posición ventajosa que te permite abrir fuego sobre él. Los disparos no erran, acertando en su objetivo y provocando que un nuevo aluvión de sangre se extienda por el suelo. Por primera vez, el dolor y los daños provocan que quien está llamado a ser el próximo guía de la Comunidad hinque durante unos segundos la rodilla izquierda en el suelo.
Sin embargo, si de algo hace gala tu adversario es de una fortaleza y resiliencia envidiables. En efecto, se levanta una vez más y se voltea hacia ti. La sangre gotea por sus brazos y se precipita sobre la mesa al tiempo que, no sin cierta dificultad, Latton te encara. Carga el puño derecho mientras deja el izquierdo relajado al tiempo que, despacio pero con movimientos calculados, disminuye la distancia que os separa una vez más. Sabes que está a punto de golpearte, pero entonces todo se estremece a vuestro alrededor.
Se ha podido escuchar un estruendo a lo lejos, como un disparo, y después todo ha temblado. Quienes os observan se han agachado instintivamente en previsión de que algo malo pudiera suceder y, efectivamente, así es. Una nueva explosión resuena en la distancia. Incluso desde el vientre del navío se puede apreciar el silbido del proyectil. Entonces, súbitamente, una de las paredes de la estancia salta por los aires. Los trozos de metal que dan forma al casco del barco salen despedidos hacia el interior del mismo. Algunos dañan a los asistentes, mientras que otros se clavan sin piedad en sus cuerpos y acaban con sus vidas. Latton y tú no sois la excepción sufriendo golpes y cortes que en medio del revuelo no podéis evitar.
Los fragmentos no se quedan ahí, sino que, como si estuviesen dirigidos, chocan también con la cadena que suspendía la estructura de la que cuelga Curtis. La cadena se rompe y, debido al vaivén que el prisionero tenía como consecuencia de los cañonazos recibidos, la estructura se da la vuelta y el reo cae boca arriba. Asimismo, el soporte metálico golpea la cúpula que contenía la fruta y ésta se rompe, rodando tu ansiado objetivo hasta detenerse justo al lado de la cabeza de Curtis.
¿Que qué te separa de ambos? Muy sencillo: Latton. Ambos están posicionados justo a su espalda, a apenas un metro. El tipo, con el cuerpo completamente recubierto de heridas y sangre, encadena una secuencia de dos puñetazos con los que busca golpear primero tu torso y luego tu cabeza.
Por el momento no parece que haya nuevos disparos, pero no sabemos cuánto puede durar esta pequeña tregua. Tampoco hay nada que te oriente a quién se puede estar atreviendo a atacar a esa gente. Me imagino que, si consigues salir victoriosa, tal vez puedas averiguarlo.