Anko
Médica Despiadada
20-09-2024, 01:33 AM
Por el sonido que Rocket generaba con su garganta cada vez que quería hablar, se podría decir que le costaba hacerlo en ese momento. La dificultad que estaba experimentando para intentar pronunciar alguna oración era muy notable, esto hizo que la curiosidad llegara nuevamente hasta la espadachina, talvez se debía a su estado, era lo más probable, pero la chica no quería descartar nada. — No vivo sola… Vivo junto a mi padre, pero él no está aquí por ahora… —. Anko negó con la cabeza cuando Rocket le cuestionó sobre sí le molestaba el sonido que estaba generando, sí bien, sí era un ruido molesto, Anko no tenía problemas en que el pequeño mapache se adaptara por medio de esos carraspeos para poder hablar mejor.
— Rocket… Es un nombre algo extraño, sí me preguntas… —. Ella estaba acostumbrada a escuchar nombres totalmente diferentes, pero el mundo es enorme, y no se puede esperar que todo sea igual o similar a lo que veía habitualmente. Anko no respondió directamente a la segunda pregunta de Rocket, simplemente colocó sus dedos en su barbilla antes de despojarse de su gabardina marrón y lanzará hacía el mapache con cuidado, sin verse muy agresiva. — Es lo que tengo a la mano por ahora, no la vayas a llenar mucho de pelo, es mi favorita… —. Pronunció con un tono burlón antes de moverse de ahí con dirección a la cocina de la casa.
Su primera acción dentro de la cocina fue abrir el refrigerador que ahí se encontraba, su mirada buscó con detenimiento el tan ansiado manjar del mar y cuando porfín lo ubicó, lo tomó y lo hizo abandonar aquella cama de aire helado. — Bien… Hace tiempo que no hago esto… —. Susurró para ella misma mientras tronaba sus nudillos usando de apoyo su otra mano. Sin dudarlo, la chica empezó con su preparación, empezando por limpiar el pescado de todas sus escamas, pues siempre resultaban problemáticas a la hora de su preparación. Posteriormente, su mano empuñó uno de los cuchillos para cortar con destreza marcada, parecía que era la única parte de preparar platillos que se le daba muy bien, y no era para menos, su entrenamiento con las espadas le otorgaba esa habilidad, pero algo era obvio, sus cortes eran más agresivos que los d en cocinero experimentado.
Cuando el proceso de limpia y corte estaba completado, sólo faltaba lo más importante, la cocción. Cuestión de minutos fue suficiente para que el aceite se calentara dentro de una sartén metálica y el aroma del pescado cocinado no se hizo esperar cuando Anko echó los filetes en aquel líquido hirviendo. Al ser pesado, debía tener cuidado con los tiempos de cocción, pues dejarlo muy crudo podría ser peligroso para algún ser vivo, pero dejarlo muy cocinado le generaba un mal sabor. Cuando consideró que estaba listo, fue fácil hacer un emplatado sencillo, con los filetes distribuidos por el largo del plato de vidrio acompañado de algunas verduras; cortadas con la misma agresividad que los filetes.
— ¡La comida está lista! Espero te guste, aunque si no te gusta, igual te lo comes, pues ya lo hice jeje —. Dijo la peli marrón con su clásico tono burlón en su voz. Sus manos colocaron cuidadosamente el plato en la mesa del comedor, a varios pasos de la sala de estar.
— Rocket… Es un nombre algo extraño, sí me preguntas… —. Ella estaba acostumbrada a escuchar nombres totalmente diferentes, pero el mundo es enorme, y no se puede esperar que todo sea igual o similar a lo que veía habitualmente. Anko no respondió directamente a la segunda pregunta de Rocket, simplemente colocó sus dedos en su barbilla antes de despojarse de su gabardina marrón y lanzará hacía el mapache con cuidado, sin verse muy agresiva. — Es lo que tengo a la mano por ahora, no la vayas a llenar mucho de pelo, es mi favorita… —. Pronunció con un tono burlón antes de moverse de ahí con dirección a la cocina de la casa.
Su primera acción dentro de la cocina fue abrir el refrigerador que ahí se encontraba, su mirada buscó con detenimiento el tan ansiado manjar del mar y cuando porfín lo ubicó, lo tomó y lo hizo abandonar aquella cama de aire helado. — Bien… Hace tiempo que no hago esto… —. Susurró para ella misma mientras tronaba sus nudillos usando de apoyo su otra mano. Sin dudarlo, la chica empezó con su preparación, empezando por limpiar el pescado de todas sus escamas, pues siempre resultaban problemáticas a la hora de su preparación. Posteriormente, su mano empuñó uno de los cuchillos para cortar con destreza marcada, parecía que era la única parte de preparar platillos que se le daba muy bien, y no era para menos, su entrenamiento con las espadas le otorgaba esa habilidad, pero algo era obvio, sus cortes eran más agresivos que los d en cocinero experimentado.
Cuando el proceso de limpia y corte estaba completado, sólo faltaba lo más importante, la cocción. Cuestión de minutos fue suficiente para que el aceite se calentara dentro de una sartén metálica y el aroma del pescado cocinado no se hizo esperar cuando Anko echó los filetes en aquel líquido hirviendo. Al ser pesado, debía tener cuidado con los tiempos de cocción, pues dejarlo muy crudo podría ser peligroso para algún ser vivo, pero dejarlo muy cocinado le generaba un mal sabor. Cuando consideró que estaba listo, fue fácil hacer un emplatado sencillo, con los filetes distribuidos por el largo del plato de vidrio acompañado de algunas verduras; cortadas con la misma agresividad que los filetes.
— ¡La comida está lista! Espero te guste, aunque si no te gusta, igual te lo comes, pues ya lo hice jeje —. Dijo la peli marrón con su clásico tono burlón en su voz. Sus manos colocaron cuidadosamente el plato en la mesa del comedor, a varios pasos de la sala de estar.