Hay rumores sobre…
...un hombre con las alas arrancadas que una vez intentó seducir a un elegante gigante y fue rechazado... ¡Pobrecito!
[Aventura] [Tier 4] Percival en la Villa de las Maravillas (Petición de Akuma)
Percival Höllenstern
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El filo de la hoz reverbera aún en el aire, como si la muerte misma lo acompañara. No puedo ver a la cosa, pero sé que está ahí, detrás de mí, flotando con la paciencia de quien sabe que su presa está al borde de la desesperación. No hoy. Ese pensamiento se repite en mi cabeza como una plegaria sucia. El tiempo se siente viscoso, correoso, pesado, y las baldosas amarillas bajo mis pies parecen burlarse de mí, extendiéndose hacia un destino incierto, donde una fiesta… o mi muerte me aguarda.

No tengo más remedio que hacerle caso a mi sentido innato de supervivencia. Corro a través del sendero amarillo.

El sonido de mis botas golpeando contra la piedra marca el compás de mi huida, cada paso más fuerte, más rápido, pero mi mente sigue recordando, como un maldito truco. Recuerdo los callejones oscuros de Grey Terminal, el olor rancio de las bodegas donde me escondía para no ser capturado como un animal. Aquellos días solo con el deseo de venganza. Y ahora mírame —pienso—, corriendo de nuevo, como un cobarde. Mis labios se curvan en una mueca amarga y mi mente vuelve al momento, obligada por el chocar de la sangre contra mis sienes fruto del esfuerzo.

¡Corre! —me susurro entre dientes, odiando lo que siento, pero sin detenerme. La sombra crece a mis espaldas, cada vez más grande, más opresiva. Sé que no es humana. Ninguna criatura de este mundo podría proyectar esa oscuridad tan vasta. ¿O tal vez sí?

Las flores siguen cantando, esas malditas. Sus voces perforan mis pensamientos como agujas diminutas, nombrando la maldita Sala de Fiestas como un concepto irreal. ¿Existía realmente o solo era un espejismo como todo este vasto mundo de locos al que había llegado? ¿Quizá mi mente había llegado a su límite?

Los ojos saltones de estas me observan desde sus pétalos, sus bocas deformadas y burlonas se abren en sonrisas inquietantes. No es la primera vez que me observan de esa manera. No, en el mercado negro, entre los comerciantes de esclavos, había ojos como esos. Los ojos de los que disfrutaban del sufrimiento ajeno. Lo vi en sus rostros el día que escapé. 

Tienes que lograrlo —me digo de nuevo, o tal vez un recuerdo lo hace por mí —, o te alcanzarán
Mis músculos arden, pero no me permito aflojar el paso, e inconscientemente aprieto mis dientes en una mueca que me hace exhalar un suspiro envuelto en sangre.

Los relojes de bolsillo siguen cayendo, rebotando a mi alrededor como burlas del destino, cada uno marcando el tiempo que me queda. No puedo escuchar la cuenta atrás, pero la siento. Sé que está ahí, en algún lugar, en lo profundo de mis entrañas. Cada segundo es una aguja más cerca del final. La sombra sigue a mis espaldas, inmensa, pero no apura su paso. Me permite correr, sabiendo que la desesperación es su mayor arma. Es una gran negociante del dolor ajeno.

No volveré a ser una presa —mascullo, aunque las palabras se agolpan en mi garganta con cierto sabor a mentira.

Me obligo a concentrarme en el camino, pero cada paso en las baldosas amarillas se siente más como una trampa. Algo dentro de mí me susurra que estoy siendo guiado, no hacia la seguridad, sino hacia algo peor. ¿Qué otra razón tendría la mujer para observarme con tanto interés? La recuerdo, o más bien, siento su presencia como si hubiera estado espiándome toda mi vida. Tal vez no sea la primera vez que juego su macabro juego.  Probablemente, ya haya sucumbido mi cordura a los delirios de la vida, o tal vez esto es solo otra jaula.

Mi mano acaricia el mango de mis armas. La sensación del acero bajo mis dedos me calma, pero no lo suficiente. Pienso en lo que haría si me enfrentara a esa cosa. El filo de mis hojas atravesando su carne, desgarrando lo que sea que tenga por alma. 

Los árboles en el horizonte comienzan a crecer más cerca, fruto de la proximidad. Es la única salida. Si llego a tiempo a la famosa Sala de Fiestas, podría cambiar el curso de todo esto, quizá incluso podría tomar el control, podría reescribir las reglas. 

Mi pulso se acelera, pero no de miedo, sino de anticipación y una pizca de fascinación. La sombra aún me persigue, pero ahora no siento su victoria tan cerca. No mientras aún respire. Las armas que acaricio no son solo para defensa. Son la llave para cambiar mi destino.

No hoy —murmuro de nuevo, pero esta vez, hay más que una promesa vacía en mis palabras, mientras continúo mi rumbo por el colorido sendero.
#8


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RE: [Tier 4] Percival en la Villa de las Maravillas (Petición de Akuma) - por Percival Höllenstern - 21-09-2024, 01:25 AM

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