¿Sabías que…?
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[Aventura] [AT3] La Compañía Mercenaria
Percival Höllenstern
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El puerto de Syrup, a esa hora, se teñía con las sombras alargadas del atardecer, mientras un viento fresco acariciaba las olas. La atmósfera vibraba con la expectativa de la inminente partida. A lo lejos, una figura familiar se acercaba: el viejo Illyasbabel, su figura alta y tuerta, destacaba entre la multitud. Junto a él, otros hombres trajeados en negro comenzaban a congregarse, formando un círculo de seguridad en torno a la embarcación que la familia Blackmore había preparado para su viaje.

La embarcación era un espectáculo digno de admiración. De un elegante diseño, su casco era de madera oscura y pulida, brillante a la luz del sol, con relieves delicados que representaban escenas marinas. Las velas, de un tejido denso y resistente, ondeaban con un color azul profundo, con hilos dorados que trazaban patrones intrincados. En el centro de la cubierta, un gran emblema, el sello de los Blackmore, se alzaba sobre un mástil, presidiendo la embarcación con la majestuosidad que su reputación exigía.

La tripulación, formada en su mayoría por hombres de aspecto imponente y disciplinado, estaba bien entrenada. Cada uno de ellos, con trajes de lino negro que abrazaban sus figuras atléticas, exhibía un porte que evocaba respeto y temor. Los guardianes del barco llevaban armas de fuego de alta calidad, además de espadas bien afiladas al cinto, mientras vigilaban con ojos alerta cada movimiento en el puerto. Su disciplina era palpable; se movían en perfecta sincronía, ajustando las velas y preparando el barco para zarpar con una precisión que solo se logra a través de años de entrenamiento.

A medida que el viejo Illyasbabel intercambiaba palabras y brindis con sus compañeros, el ambiente se impregnaba de una mezcla de camaradería y tensión. Sabían que su misión no era solo proteger un cargamento; los rumores sobre los Corsarios de la Niebla pesaban como una nube oscura sobre ellos. Las joyas y minerales que llevaban a bordo eran más que simples tesoros: eran la esencia del poder y la influencia de los Blackmore en las aguas del East Blue.

El barco, construido con la tecnología más avanzada de la época, contaba con compartimentos secretos, diseñados para salvaguardar el cargamento en caso de un ataque. En su interior, las joyas preciosas, engastadas en cofres forrados de terciopelo, eran vigiladas por dispositivos de seguridad que solo los miembros de la familia Blackmore conocían. Este detalle, que podría parecer un exceso, era la clave para disimular el verdadero valor de la carga. Las leyendas sobre el capitán que había diseñado este barco hablaban de un hombre que había aprendido de sus errores, un hombre que había visto su tesoro caer en manos equivocadas y juró no permitir que eso volviera a suceder.

Mientras el viejo Illyas y los cazadores se unían en un brindis, los hombres trajeados mantenían una vigilancia atenta, sus miradas escaneando el horizonte. La preparación era meticulosa; cada uno conocía su lugar y su función, desde los vigías en la proa hasta aquellos que cuidaban el timón. El barco no era solo un medio de transporte, era un símbolo de la ambición y el legado de los Blackmore.

Cuando el sol se sumió en el horizonte, dejando un rastro de oro y púrpura en el cielo, la tripulación se dispuso a zarpar. Las velas se izaron, llenándose de viento, y el barco comenzó a deslizarse suavemente por las aguas tranquilas, dejando atrás la seguridad del puerto y adentrándose en un mar de incertidumbre. Las sombras del pasado y el presente se unieron en su travesía, y aunque la oscuridad caía, la determinación de la tripulación se mantuvo firme.
De repente, un destello de luz reflejado en el agua llamó la atención de uno de los hombres trajeados. Sin un sonido, se comunicó con su compañero mediante una señal. Alertados, los demás ajustaron sus posiciones, dispuestos a responder a cualquier eventualidad. En su mente, todos compartían la misma convicción: proteger el cargamento a toda costa, incluso si eso significaba enfrentarse a las leyendas que acechaban en las profundidades.

Jeremy Blackmore, quien había supervisado las primeras interacciones con los cazadores, ya se había retirado tras repartir órdenes y un adelanto en metálico. Ahora, los guardias, con la figura imponente de Illyasbabel a la cabeza, comenzaban a organizarse alrededor de la embarcación. Illya, a pesar de su apariencia intimidante y presencia dominante, mantenía una tranquilidad en su semblante que irradiaba experiencia, la clase de calma que solo los veteranos de numerosas batallas podían esgrimir. Con una sonrisa serena, se aseguraba de que cada uno de sus compañeros supiera su posición, su responsabilidad. Tras el brindis inicial, el aire entre ellos se había relajado un poco, pero la seriedad pronto retornó.

Shy, a un lado, todavía sentía el ardor del sake recorriendo su garganta, pero más fuerte era el fuego interno que quemaba en su orgullo. Sabía que, entre ellos, no era el más experimentado ni el más fuerte. El eco de las palabras de Jeremy aún resonaba en su mente como un tambor que no cesaba de golpear.  Shy respiró hondo y ajustó la correa de su rifle. No se permitiría fallar. No aquí. El dinero de los Blackmore no era solo un capricho para él; era una necesidad. Y no estaba dispuesto a quedar en ridículo ante Hyun o Illya, ni mucho menos ante Yoshiro, con quien había compartido alguna que otra aventura. Se posicionó cerca de la entrada al puerto, manteniendo una expresión de dureza en su rostro que encubría la persistente sensación de ser observado y evaluado en todo momento.

Hyun, por su parte, se desplazaba con la gracia de un felino, sus movimientos fluidos y controlados mientras revisaba su equipo. Aunque la paga era tentadora, sentía una creciente incomodidad por estar trabajando para una familia de reputación tan dudosa como los Blackmore. La amenaza a las familias que Jeremy había lanzado durante su discurso inicial aún lo molestaba. No era el tipo de hombre que respondía bien a amenazas, y mucho menos a aquellas que involucraban a su familia. Sin embargo, su sentido del deber profesional prevalecía. Aunque despreciaba a Jeremy, cumpliría su parte del contrato con la mayor eficacia posible. Revisó con cuidado sus guantes de combate, ajustando las correas con precisión antes de dirigirse al extremo opuesto del muelle, donde podría vigilar el horizonte en busca de cualquier señal de los Corsarios de la Niebla, aquellos piratas infames que supuestamente rondaban las aguas cercanas.

Yoshiro, por su parte, seguía manteniendo una actitud desenfadada. La paga era buena, y el riesgo, aunque real, no parecía ser algo que lo intimidara demasiado. Había enfrentado situaciones peores y con menos recompensa. Mientras ajustaba los detalles de su equipo, se permitió una risa al recordar las palabras de Illya sobre el sake. A pesar de la seriedad del trabajo que los esperaba, no podía evitar pensar que la vida de un cazador de recompensas estaba llena de ironías. Hace no mucho, había robado un barco, y ahora estaba protegiendo otro. Se posicionó a estribor del barco, lanzando una mirada a la embarcación que parecía lista para zarpar en cualquier momento. A pesar de su aparente despreocupación, estaba alerta. Sabía que, en el mar, la situación podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

Los cazadores se distribuyeron con precisión militar alrededor del navío.

En el aire comenzaba a notarse una ligera brisa marina, fresca y salada, que acariciaba los rostros de los presentes. Los trabajadores del puerto ya habían finalizado de cargar el barco, cerrando las enormes cajas de madera con cadenas gruesas y asegurando todo con meticulosa precisión. Uno de los trabajadores, sudoroso y cansado, se acercó a uno de los cazadores.

Ya casi está listo. En unos minutos más estaremos zarpando. —Dijo, secándose la frente con el dorso de la mano, mientras lanzaba una mirada nerviosa a Illya, cuyas alas lo hacían parecer más un espectro que un hombre.

Mientras los minutos pasaban y el sol comenzaba a ocultarse tras el horizonte, el ambiente en el puerto se volvió más tenso. La oscuridad era el aliado natural de los piratas, y aunque el puerto de Syrup era un lugar relativamente seguro, nadie en el grupo de cazadores estaba dispuesto a bajar la guardia. La figura de Jeremy Blackmore ya había desaparecido entre las sombras de la ciudad, confiado en que su valiosa carga estaba en buenas manos.

De repente, un leve murmullo recorrió el muelle. Los trabajadores que aún quedaban cerca del barco comenzaron a acelerar su paso, notando la creciente tensión en el aire. Uno de ellos, un joven con aspecto nervioso, se dirigió apresuradamente hacia el grupo de cazadores, sus ojos grandes y asustados.

Eh... hay rumores de que los Corsarios han sido vistos cerca... tal vez debamos... —balbuceó, con la voz temblorosa, antes de ser interrumpido por Illya, cuya sola presencia lo hizo callar de inmediato.

OFF
#6


Mensajes en este tema
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Illyasbabel - 17-09-2024, 09:25 PM
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Shy - 19-09-2024, 04:08 AM
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Hyun Yeon - 19-09-2024, 07:17 AM
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Yoshi - 20-09-2024, 03:41 AM
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Percival Höllenstern - 21-09-2024, 02:29 AM
RE: [AT3] La Compañía Mercenaria - por Illyasbabel - 21-09-2024, 04:04 AM

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