Umibozu
El Naufragio
21-09-2024, 06:07 PM
Había pasado los últimos días casi en solitario, reuniéndome con Tofun y el resto de mis compañeros en contadas ocasiones y comunicándome con ellos principalmente por den den mushi. Me fascinaban esos pequeños caracoles. Cada uno de ellos con su propia personalidad y caracterizados según el dueño que tuvieran. Unos seres tremendamente interesantes. Quizás en algún momento debiera comerme alguno para probarlos; seguro que estaban deliciosos.
La misión había comenzado. O al menos la primera parte de él. Me constaba que el barbudo y legendario tontatta estaba tratando de ganarse el favor de los balleneros fingiendo ser un comerciante de cerveza. - ¡Ja! Si fuera un comerciante de cerveza no tendría que vender, porque se la bebería toda-lurk - mi parte, sin embargo, era algo menos social. ¿Quién se acercaría a una bestia marina de mi tamaño y semejante aspecto? No obstante, ¿quién mejor que una bestia marina para estudiar los alrededores de la isla sin ser descubierto y asociado al Ejército Revolucionario? Quería saber de primera mano dónde estaban las corrientes de mayor intensidad y hacia dónde viajaban, por si necesitábamos huir, o perseguir; identificar qué barcos eran los que nos podían dar problemas y cuáles usar como aliados, si Tofun conseguía hacer bien su parte claro, y cualquier detalle que pudiera sernos de interés como estudiar las costas de las islas: posibles cuevas submarinas o recovecos en el que esconder material, personas o cualquier elemento que pudiera sernos de utilidad o quisiéramos hacer “desaparecer” rápidamente. También saber qué zonas podrían ser las más aptas para iniciar la “invasión” y llegar cuanto antes a la presa que debíamos destruir. Apenas salía a la superficie lo estrictamente necesario y siempre que me acercaba a los barcos había tenido la precaución de hacerlo a buena profundidad, donde posiblemente ni mi sombra se pudiera ver, o de no acercarme directamente si no había profundidad suficiente. Tenía una buena vista y podía permitirme mantener una cierta distancia para la inspección de los barcos.
La mañana de la misión me desperté temprano algo nervioso. No eran unos nervios incontrolables, pero sí ese hormigueo en el estómago que advertía que el día sería intenso y se necesitaría concentración y adrenalina. A causa de ello, las membranas de mi cuello se estuvieron abriendo y cerrando más de lo que sería habitual. Sabía que una vez iniciase la acción el hormigueo desaparecería al diluirse en la adrenalina y acción del momento, pero hasta que eso llegase, tendría que lidiar con ello. Desayuné unos [Onigiris] acompañado de algas. No fue un desayuno en exceso copioso para no sentirme pesado, pero sí suficiente para calmar el hambre durante horas. Por si acaso me llevé [Pollo Teriyaki] para después. Lo último que necesitábamos era ser descubiertos por un rugido… de mi estómago. Otras vez las membranas. Cada vez que aquello ocurría, la envergadura de mi cráneo aumentaba varios metros. Además, parecía que estuviera a punto de atacar a alguien, aunque no fuera el caso.
- Pues va siendo hora-lurk.
Fui hasta la parte trasera de la isla, dónde las montañas me cubrirían y nadie desde el puerto me vería salir a la superficie. El río que desembocaba en el mar no era lo suficientemente ancho como para ocultarme, por lo que deseché la idea. Sería mejor salir del agua desde detrás de las montañas y, una vez en tierra, correr a cuatro patas como cualquier otro animal cuadrúpedo para mantener un perfil bajo. O al menos todo lo bajo que se podía con mi tamaño. Informé al resto del grupo de mi posición e intenciones: salir en un lugar próximo a la central, por el que no pudiera ser visto y llegar lo antes posible para derribar la presa. Esperaba tener algo de compañía para lidiar con posibles indeseables; prefería centrarme en mi tarea únicamente y no entretenerme. Antes de hacer nada, esperé en mi posición la confirmación para salir e iniciar la carrera.
La misión había comenzado. O al menos la primera parte de él. Me constaba que el barbudo y legendario tontatta estaba tratando de ganarse el favor de los balleneros fingiendo ser un comerciante de cerveza. - ¡Ja! Si fuera un comerciante de cerveza no tendría que vender, porque se la bebería toda-lurk - mi parte, sin embargo, era algo menos social. ¿Quién se acercaría a una bestia marina de mi tamaño y semejante aspecto? No obstante, ¿quién mejor que una bestia marina para estudiar los alrededores de la isla sin ser descubierto y asociado al Ejército Revolucionario? Quería saber de primera mano dónde estaban las corrientes de mayor intensidad y hacia dónde viajaban, por si necesitábamos huir, o perseguir; identificar qué barcos eran los que nos podían dar problemas y cuáles usar como aliados, si Tofun conseguía hacer bien su parte claro, y cualquier detalle que pudiera sernos de interés como estudiar las costas de las islas: posibles cuevas submarinas o recovecos en el que esconder material, personas o cualquier elemento que pudiera sernos de utilidad o quisiéramos hacer “desaparecer” rápidamente. También saber qué zonas podrían ser las más aptas para iniciar la “invasión” y llegar cuanto antes a la presa que debíamos destruir. Apenas salía a la superficie lo estrictamente necesario y siempre que me acercaba a los barcos había tenido la precaución de hacerlo a buena profundidad, donde posiblemente ni mi sombra se pudiera ver, o de no acercarme directamente si no había profundidad suficiente. Tenía una buena vista y podía permitirme mantener una cierta distancia para la inspección de los barcos.
La mañana de la misión me desperté temprano algo nervioso. No eran unos nervios incontrolables, pero sí ese hormigueo en el estómago que advertía que el día sería intenso y se necesitaría concentración y adrenalina. A causa de ello, las membranas de mi cuello se estuvieron abriendo y cerrando más de lo que sería habitual. Sabía que una vez iniciase la acción el hormigueo desaparecería al diluirse en la adrenalina y acción del momento, pero hasta que eso llegase, tendría que lidiar con ello. Desayuné unos [Onigiris] acompañado de algas. No fue un desayuno en exceso copioso para no sentirme pesado, pero sí suficiente para calmar el hambre durante horas. Por si acaso me llevé [Pollo Teriyaki] para después. Lo último que necesitábamos era ser descubiertos por un rugido… de mi estómago. Otras vez las membranas. Cada vez que aquello ocurría, la envergadura de mi cráneo aumentaba varios metros. Además, parecía que estuviera a punto de atacar a alguien, aunque no fuera el caso.
- Pues va siendo hora-lurk.
Fui hasta la parte trasera de la isla, dónde las montañas me cubrirían y nadie desde el puerto me vería salir a la superficie. El río que desembocaba en el mar no era lo suficientemente ancho como para ocultarme, por lo que deseché la idea. Sería mejor salir del agua desde detrás de las montañas y, una vez en tierra, correr a cuatro patas como cualquier otro animal cuadrúpedo para mantener un perfil bajo. O al menos todo lo bajo que se podía con mi tamaño. Informé al resto del grupo de mi posición e intenciones: salir en un lugar próximo a la central, por el que no pudiera ser visto y llegar lo antes posible para derribar la presa. Esperaba tener algo de compañía para lidiar con posibles indeseables; prefería centrarme en mi tarea únicamente y no entretenerme. Antes de hacer nada, esperé en mi posición la confirmación para salir e iniciar la carrera.