Lance Turner
Shirogami
21-09-2024, 09:35 PM
El joven aceptó el reto a pesar de contemplar lo que hizo la prueba con aquel palo, algo que no me sorprendió viendo que realmente había regresado para esto, y que estaba dispuesto a todo. La respuesta que dio, hinchó mi pecho de orgullo, la primera parte de la prueba ya la había superado con su actitud.
- En ese caso, ¡Adelante! ¡Valeroso marine del mañana! ¡Avanza y elige tú mismo cuál será tu destino!
El joven, avanzó hacia el laberinto, observando todo a su paso nada más adentrarse en él. Llevé mi mano a mi barbilla para rascármela mientras analizaba cada uno de sus movimientos, tratando de ponerme en su lugar, y cómo razonaría yo la situación si fuese él. Para mi malestar, no había aprovechado la primera pista que le había dejado, la loseta rota. Si lo hubiese hecho, ya sabría más sobre este laberinto y sus trampas, lo cual podría llegar a usar a su favor. Sin embargo, decidí guardármelo para mí con el objetivo de no estropear su experiencia, ya que comunicárselo la alteraría.
- ¡En esta prueba, joven, no sólo te enfrentas al laberinto! – Le grité con una pequeña risa después. - ¡También te estás enfrentando contigo mismo, ten cuidado!
El chico llegó finalmente a la primera prueba, la más sencilla. En ella, se detuvo algo más de un minuto, analizando cada lado de los caminos. Aún no había demasiados rastros en ese punto, así que finalmente sólo quedaba ver cómo había sido construido todo, la forma en la que todo se había colocado, o los patrones que habían entre un tipo de construcción u otro. Hacía bien, ya que ante la falta de cualquier otra pista, había que ir descartando por niveles de probabilidad. Si hubiese algunos rastros de ataques, violencia, o sangre, la respuesta podría ir orientada hacia ello, pero por el contrario, la ausencia de estas pistas te llevan a tener que descartar hasta encontrar la opción menos probable de ser errónea.
Finalmente pisó la loseta izquierda, la cual no parecía haber dado respuestas de nada al ser pisada. Era la loseta correcta, sin embargo, al pisar la siguiente loseta, se activaría una trampa de humo. Era un humo cuyo único efecto, además de la sorpresa, era dificultar la visión, nada más.
- ¡Has elegido bien, muchacho! – Le dije desde mi posición con un tono alegre, pensando que quizá creyese que era la mala al saltar el humo. – Sin embargo, incluso cuando lo hacemos bien, sucede algo que lo complica todo ¿Verdad? – Dejé unos segundos de silencio para que toda esa información cayese por su propio peso en su conciencia y continué hablando. - Avanza si quieres, en 5 pasos tendrás que elegir nuevamente. El humo se irá disipando en 2 o 3 minutos.
Dicho esto, me incliné un poco hacia delante para tratar de observar mejor sus movimientos a través del humo. Si el chico proseguía su camino, se encontraría con una división de caminos que vería sin problemas, dándole tres opciones. En el primer camino, el de la izquierda, podría llegar a ver a través del humo, como el musgo rodeaba las primeras losetas, con lo que parecía huellas de lobos. En el segundo camino, el del centro, podría encontrarse unas botellas rotas, charcos de alcohol, unas prendas íntimas de mujer rotas, y pequeños rastros de sangre. En el tercer camino, el de la derecha, vería una bandera pirata, más alcohol, monedas tiradas y restos de uniformes marines rotos.
Todo esto lograría verlo con dificultad a través del humo si no se ha disipado todavía, y en esta ocasión, no le sería tan sencillo como observar cómo habían sido colocadas las losetas.
- ¿Qué camino tomarás ahora, joven marine? – Me pregunté intrigado queriendo obtener respuesta cuanto antes.
- En ese caso, ¡Adelante! ¡Valeroso marine del mañana! ¡Avanza y elige tú mismo cuál será tu destino!
El joven, avanzó hacia el laberinto, observando todo a su paso nada más adentrarse en él. Llevé mi mano a mi barbilla para rascármela mientras analizaba cada uno de sus movimientos, tratando de ponerme en su lugar, y cómo razonaría yo la situación si fuese él. Para mi malestar, no había aprovechado la primera pista que le había dejado, la loseta rota. Si lo hubiese hecho, ya sabría más sobre este laberinto y sus trampas, lo cual podría llegar a usar a su favor. Sin embargo, decidí guardármelo para mí con el objetivo de no estropear su experiencia, ya que comunicárselo la alteraría.
- ¡En esta prueba, joven, no sólo te enfrentas al laberinto! – Le grité con una pequeña risa después. - ¡También te estás enfrentando contigo mismo, ten cuidado!
El chico llegó finalmente a la primera prueba, la más sencilla. En ella, se detuvo algo más de un minuto, analizando cada lado de los caminos. Aún no había demasiados rastros en ese punto, así que finalmente sólo quedaba ver cómo había sido construido todo, la forma en la que todo se había colocado, o los patrones que habían entre un tipo de construcción u otro. Hacía bien, ya que ante la falta de cualquier otra pista, había que ir descartando por niveles de probabilidad. Si hubiese algunos rastros de ataques, violencia, o sangre, la respuesta podría ir orientada hacia ello, pero por el contrario, la ausencia de estas pistas te llevan a tener que descartar hasta encontrar la opción menos probable de ser errónea.
Finalmente pisó la loseta izquierda, la cual no parecía haber dado respuestas de nada al ser pisada. Era la loseta correcta, sin embargo, al pisar la siguiente loseta, se activaría una trampa de humo. Era un humo cuyo único efecto, además de la sorpresa, era dificultar la visión, nada más.
- ¡Has elegido bien, muchacho! – Le dije desde mi posición con un tono alegre, pensando que quizá creyese que era la mala al saltar el humo. – Sin embargo, incluso cuando lo hacemos bien, sucede algo que lo complica todo ¿Verdad? – Dejé unos segundos de silencio para que toda esa información cayese por su propio peso en su conciencia y continué hablando. - Avanza si quieres, en 5 pasos tendrás que elegir nuevamente. El humo se irá disipando en 2 o 3 minutos.
Dicho esto, me incliné un poco hacia delante para tratar de observar mejor sus movimientos a través del humo. Si el chico proseguía su camino, se encontraría con una división de caminos que vería sin problemas, dándole tres opciones. En el primer camino, el de la izquierda, podría llegar a ver a través del humo, como el musgo rodeaba las primeras losetas, con lo que parecía huellas de lobos. En el segundo camino, el del centro, podría encontrarse unas botellas rotas, charcos de alcohol, unas prendas íntimas de mujer rotas, y pequeños rastros de sangre. En el tercer camino, el de la derecha, vería una bandera pirata, más alcohol, monedas tiradas y restos de uniformes marines rotos.
Todo esto lograría verlo con dificultad a través del humo si no se ha disipado todavía, y en esta ocasión, no le sería tan sencillo como observar cómo habían sido colocadas las losetas.
- ¿Qué camino tomarás ahora, joven marine? – Me pregunté intrigado queriendo obtener respuesta cuanto antes.