Jack D. Agnis
Golden Eyes
22-09-2024, 06:48 AM
-Si, supongo que tienes razón. Ademas tampoco tenemos tanto tiempo como para perderlo con estos infelices- dije, mientras miraba hacia el cielo, notando que astro diurno comenzaba caer hacia el oeste, lo cual significaba que a partir de ahora la marea iba a subir lentamente hasta inundar el barco y dejarlo inútil para navegar, y a decir verdad no tenias ganas que eso pasara.
-Aun así, tenemos algo de tiempo. Descansa un poco mientras reviso esos cofres, que al parecer son los únicos que no se han podido llevar- exclamé, mientras me movía hacia los mismos y comenzaba a revisar uno por uno aquellos cofres.
En los mismos puede encontrar alguna que otra tela rota y mojada, la cual ya no servia para lo que había sido creada, también pude encontrar armas oxidadas y algunos berris sueltos que no valían la pena juntarlos. No fue hasta que llegue al ultimo cofre que encontré algo de un ligero interés, al menos para el perro y para mi, por lo que comencé a hacer una bolsa improvisada con las telas que había por allí tirada.
Mientras lo hacia, escuché hablar al perro, por lo que le contesté sin mirarlo:
-Si. Estoy acostumbrado a pelear contra pirata, marines y otros borrachos en las tabernas. Asique no es la primera ni será la ultima vez que me golpean. - dije, un tanto divertido, mientras colocaba las 6 botellas de ron en la bolsa improvisada y tomaba las 10 cajas de tabaco que había encontrado.
-Inconsciente? Pensé que estaba muerto- dije, mientras terminaba de oír las palabras de aquel perro, asintiendo al oír lo de su juramento, al cual comprendia.
Desgraciadamente para aquel sujeto, yo no había hecho ningún juramento asique podía acabar con su vida si me lo proponía y eso es lo que pensaba hacer en este preciso momento.
-Muy bien, pero si no te molesta. Yo lo haré. No tengo intenciones de dejarlo con vida para luego se vengue. Por cierto encontré este tabaco. Es tu recompensa por venir a ayudarme- dije divertido, mientras le entregaba el tabaco, para luego bajar la bolsa improvisada al suelo y moverme hacia la cabeza de aquel sujeto.
Sin problema alguno y con una enorme frialdad por mi parte, saqué mi espada y atravesé el cuello de aquel hombre con la punta de la espada hasta que la misma salió por su nuca, para luego volver a sacarla, haciendo que la sangre brotara de aquel ser.
-Listo. Ahora volvamos. Aun tengo trabajo que hacer y el tiempo se nos está acabando- le dije al perro, sin remordimiento alguno por lo que había hecho.
-Dejame a mi la reparación del barco. Tu procura hacer el resto. Estoy seguro que encontraras las palabras justas para aliviar el dolor de esas personas y… lo siento perro. No pude cuidarlo como te lo prometí. Te juro que lo intenté, pero las cosas se me salieron de control- le dije, mientras lo miraba con ojos cargados de dolor, antes de comenzar a caminar hacia la playa, donde nos encontramos un panorama triste.
El hueco para enterrar al joven ya estaba hecho. Solo faltaba meterlo dentro y despedirse de una buena vez de su alma.
Miré como el perro se adelantaba y ayudaba a meter al joven y tras decir algunas palabras, lo enterraban. De mi parte me quedé detrás de todos. No pertenecía a su comunidad, por lo que le daría su espacio para pasar este duelo.
-Si las maderas están listas y el barco esta seco. En una hora podremos partir hacia Dawn- le contesté, aun con algo de culpa e ira por lo que había sucedido.
Tras decir decir eso, me pondría a trabajar. Aquel navío iba a estar reparado antes de que el mar decidiera reclamarlo como premio.
-Aun así, tenemos algo de tiempo. Descansa un poco mientras reviso esos cofres, que al parecer son los únicos que no se han podido llevar- exclamé, mientras me movía hacia los mismos y comenzaba a revisar uno por uno aquellos cofres.
En los mismos puede encontrar alguna que otra tela rota y mojada, la cual ya no servia para lo que había sido creada, también pude encontrar armas oxidadas y algunos berris sueltos que no valían la pena juntarlos. No fue hasta que llegue al ultimo cofre que encontré algo de un ligero interés, al menos para el perro y para mi, por lo que comencé a hacer una bolsa improvisada con las telas que había por allí tirada.
Mientras lo hacia, escuché hablar al perro, por lo que le contesté sin mirarlo:
-Si. Estoy acostumbrado a pelear contra pirata, marines y otros borrachos en las tabernas. Asique no es la primera ni será la ultima vez que me golpean. - dije, un tanto divertido, mientras colocaba las 6 botellas de ron en la bolsa improvisada y tomaba las 10 cajas de tabaco que había encontrado.
-Inconsciente? Pensé que estaba muerto- dije, mientras terminaba de oír las palabras de aquel perro, asintiendo al oír lo de su juramento, al cual comprendia.
Desgraciadamente para aquel sujeto, yo no había hecho ningún juramento asique podía acabar con su vida si me lo proponía y eso es lo que pensaba hacer en este preciso momento.
-Muy bien, pero si no te molesta. Yo lo haré. No tengo intenciones de dejarlo con vida para luego se vengue. Por cierto encontré este tabaco. Es tu recompensa por venir a ayudarme- dije divertido, mientras le entregaba el tabaco, para luego bajar la bolsa improvisada al suelo y moverme hacia la cabeza de aquel sujeto.
Sin problema alguno y con una enorme frialdad por mi parte, saqué mi espada y atravesé el cuello de aquel hombre con la punta de la espada hasta que la misma salió por su nuca, para luego volver a sacarla, haciendo que la sangre brotara de aquel ser.
-Listo. Ahora volvamos. Aun tengo trabajo que hacer y el tiempo se nos está acabando- le dije al perro, sin remordimiento alguno por lo que había hecho.
-Dejame a mi la reparación del barco. Tu procura hacer el resto. Estoy seguro que encontraras las palabras justas para aliviar el dolor de esas personas y… lo siento perro. No pude cuidarlo como te lo prometí. Te juro que lo intenté, pero las cosas se me salieron de control- le dije, mientras lo miraba con ojos cargados de dolor, antes de comenzar a caminar hacia la playa, donde nos encontramos un panorama triste.
El hueco para enterrar al joven ya estaba hecho. Solo faltaba meterlo dentro y despedirse de una buena vez de su alma.
Miré como el perro se adelantaba y ayudaba a meter al joven y tras decir algunas palabras, lo enterraban. De mi parte me quedé detrás de todos. No pertenecía a su comunidad, por lo que le daría su espacio para pasar este duelo.
-Si las maderas están listas y el barco esta seco. En una hora podremos partir hacia Dawn- le contesté, aun con algo de culpa e ira por lo que había sucedido.
Tras decir decir eso, me pondría a trabajar. Aquel navío iba a estar reparado antes de que el mar decidiera reclamarlo como premio.