¿Sabías que…?
... el autor de One Piece, Eichiro Oda, hay semanas en las que apenas duerme 3 horas al día para poder alcanzar la entrega del capitulo a tiempo.
[Aventura] [Aventura T4] La Infinita Sabana
Gautama D. Lovecraft
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Tras apresar a la cebra y posteriormente darle fin, me aparté de ella con una vergüenza y que hasta oprimía el corazón. Sus ojos abiertos, con brillo y sin maldad, miraban hacia un cielo anaranjado con matices magentas que no volvería a ver más. De rodillas a un costado suyo, y escuchando como el resto de la formación de indígenas se acercaba hasta mi posición, cerré los ojos y sobre mis rodillas, deposité la mano izquierda sobre su cuello, y la otra a centímetros de mi pecho en vertical. Oré hacia mis adentros por su ser, y justo antes de acabar, el grupo llegó. 

Segundos después me incorporé de nuevo soltando completamente la cuerda que la ataba, los Naga se dividieron en 2, y sin apartar la vista del cuerpo del animal, pude contemplar como con sumo respeto comenzaron a embadurnar su cuerpo en aceites de fuertes y untuosos aromas, para luego envolverla en telas hasta quedar en un aspecto momificado. Intuí que era para conservarla, y quizá para llevarla más fácilmente hasta el asentamiento donde ellos convivían. El cuidado con el que lo hicieron complacía mi corazón, ver esa muestra de consideración hacia ella, parecía no resquebrajar una herida que ya estaba hecha.

Hacket no tardó en acudir y a dar indicaciones a todos, al parecer, debíamos de estar lo suficientemente lejos de su poblado, ya que pasaríamos la noche allí mismo, para que a la mañana siguiente retomásemos el viaje hasta lo que parecía una tribu diferente, los Zing. Los miembros, tras las palabras de su líder comenzaron a montar un campamento improvisado con las túnicas que portaban, y ayudándose de algunas ramas de los alrededores, así como de sus rudimentarias herramientas del equipaje que llevaban, levantaron un campamento circular rodeando un fuego central.

Aquello, a pesar del trauma, me sirvió para desviar la atención del tema de la cebra y a observarlos en sus quehaceres. Ya sin sus túnicas, se mostraron tal y como eran, y en su mayoría, el grupo de los Naga allí presente eran unos jóvenes que no superaban la treintena, pero su implicación con el medio, su físico, así como su manera de proceder antes las diferentes circunstancias que había visto desde que estaba con ellos, los hacía unos perfectos y experimentados veteranos que se desenvolvían sin obstáculos y seguían disciplinadamente las indicaciones de su líder. 

Intenté ayudar a unos y otros en la medida que podía y se dejaban, hasta que pude ver como por su manera de organizarse, ellos mismos desempeñaban las tareas sin la necesidad de ayuda. Por mi parte, decidí limpiarme en la medida de lo posible las heces aún embadurnaban mi cuerpo. Por las cercanías no vi ni un estanque o río en el que poderme lavar, así que, tuve que recurrir a un tipo de limpieza más rudimentaria. Con mis propias manos, me aparté del paso del grupo, justo por detrás de las tiendas para no molestar, e hice un leve hoyo en el suelo, la tierra a algunos centímetros de profundidad, se volvía más fina y tenía menos piedras, y por ello cuando tuve la suficiente, cogí parte de esta y comencé a dar una especie de masaje intenso por las zonas de mi cuerpo donde la caca de cebra permanecía. La finalidad de aquello residía en exfoliar de alguna forma la piel para limpiarla, era algo que solíamos hacer en el templo para mantener una piel sana, pero también era cierto que utilizábamos otro tipo de arena más adecuada, pero como allí era la que había, pues todo era cuestión de adaptarse.

Medianamente limpio, descarté la idea de que esa noche lavaría mis pies y manos con agua y jabón, me dirigí ya exfoliado hasta uno de los asientos que los Naga había dejado alrededor de la hoguera. Momentos después, Hacket se me sentó al lado y comenzó a hablar. Justificó sin necesidad el hecho de cazar, sabía que ellos lo hacían por necesidad de la misma forma que el león que utilizó como ejemplo, y obviamente no lo juzgaba, de hecho me parecía bien. Me mostraba interesado en lo que decía, y le mostraba la atención necesaria, pues cada una de sus palabras me eran de utilidad, así como el lenguaje no verbal que utilizaba para expresarse.

Tomé algunas de las hortalizas asadas para la cena, el toque ahumado de la madera que habían utilizado, la cual desconocía, le daba un punto umami y natural bastante intenso y sabroso a estas. Estaba algo famélico, y aquellos vegetales, además de tener una buena digestión para la noche, me aportarían los nutrientes necesarios para mi cuerpo. 

- ¿Cómo son ellos? -

Seguía de cerca las palabras del líder, le pregunté desde la complicidad que me transmitía por sí pudiera adelantarme algún tipo de información relevante que me sirviera para tratar con ellos de mejor forma. Fuera o no, tomaría la respuesta con validez, pero siempre ayudaba para desenvolverte en un sitio y con unas gentes que desconocías conocer algo extra. Aquella noche, cuando ya todos se recogieran para las tiendas y descansar, yo me iría a la que me indicasen, para así poder dedicarle un rato a la meditación rutinaria y poder descansar como todos, había que madrugar al día siguiente, y aunque por la edad era algo a lo que ya estaba acostumbrado, mejor hacerlo recuperado, con la mente despejada y con consciencia.
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RE: [Aventura T4] La Infinita Sabana - por Gautama D. Lovecraft - 23-09-2024, 02:22 PM

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