Tofun
El Largo
24-09-2024, 12:55 PM
Yui se movía con la presteza de un águila pero con la furia descontrolada de un dragón. Sus movimientos, aunque potentes y ofensivos, eran más descuidados que nunca, impulsados por el torbellino de emociones negativas que lo consumía: el miedo, la rabia, el orgullo herido. Cada paso, cada golpe, estaba cargado de esa frustración latente, pero su arduo entrenamiento aún sobresalía, guiando su cuerpo por encima de sus emociones. Su estocada impactó con precisión en el abdomen de Yoshi, y por un breve instante, Yui se sorprendió. Sin embargo, al ver que el joven era capaz de resistir el ataque, un grito visceral brotó de su garganta.
—¡¡¡¡AAAAAAA!!!!
Con un esfuerzo renovado, empujó hacia adelante, canalizando toda su fuerza en ese movimiento, desplazando el cuerpo de Yoshi varios metros. Pero su rival no cedió tan fácilmente. Justo cuando Yui parecía ganar terreno, el joven que ahora se había revelado como Hagugyo, mostrando sus branquias al tomar air, detuvo su avance. Agarró con fuerza las muñecas de Yui, y en ese instante, el espadachín sintió la cruda realidad: aquel luchador era más fuerte. Por más que intentara zafarse, el agarre firme de Hagugyo lo mantenía a raya.
El combate continuó con un nuevo intercambio de golpes. Hagugyo lanzó una patada devastadora que Yui intentó bloquear girando los hombros, pero el impacto fue tan fuerte que lo sacudió por completo. Sin tiempo para recuperarse, el espadachín recibió un segundo golpe del que no se pudo cubrir. No obstante, no estaba dispuesto a rendirse. Con la determinación que le quedaba, lanzó dos rápidas patadas con su pierna derecha hacia el costado de Yoshi, seguidas de un golpe más fuerte con la izquierda, buscando confundirlo con el cambio de lado.
A pesar de su persistencia, Yui notó que había perdido el ritmo del combate. Su respiración se había vuelto errática, y consumía energía a un ritmo alarmante. Cada jadeo era un recordatorio de que ya no estaba en control de la situación, agitaba sus brazos intentando librarse del agarre, pero su cuerpo no respondía como debía.
Tan concentrado estaba en el combate y en la tormenta emocional que lo consumía, que no se percató de una figura que se acercaba desde la distancia. Era su padre, su presencia siempre imponente, observando desde la lejanía.
—¡¡¡¡AAAAAAA!!!!
Con un esfuerzo renovado, empujó hacia adelante, canalizando toda su fuerza en ese movimiento, desplazando el cuerpo de Yoshi varios metros. Pero su rival no cedió tan fácilmente. Justo cuando Yui parecía ganar terreno, el joven que ahora se había revelado como Hagugyo, mostrando sus branquias al tomar air, detuvo su avance. Agarró con fuerza las muñecas de Yui, y en ese instante, el espadachín sintió la cruda realidad: aquel luchador era más fuerte. Por más que intentara zafarse, el agarre firme de Hagugyo lo mantenía a raya.
El combate continuó con un nuevo intercambio de golpes. Hagugyo lanzó una patada devastadora que Yui intentó bloquear girando los hombros, pero el impacto fue tan fuerte que lo sacudió por completo. Sin tiempo para recuperarse, el espadachín recibió un segundo golpe del que no se pudo cubrir. No obstante, no estaba dispuesto a rendirse. Con la determinación que le quedaba, lanzó dos rápidas patadas con su pierna derecha hacia el costado de Yoshi, seguidas de un golpe más fuerte con la izquierda, buscando confundirlo con el cambio de lado.
A pesar de su persistencia, Yui notó que había perdido el ritmo del combate. Su respiración se había vuelto errática, y consumía energía a un ritmo alarmante. Cada jadeo era un recordatorio de que ya no estaba en control de la situación, agitaba sus brazos intentando librarse del agarre, pero su cuerpo no respondía como debía.
Tan concentrado estaba en el combate y en la tormenta emocional que lo consumía, que no se percató de una figura que se acercaba desde la distancia. Era su padre, su presencia siempre imponente, observando desde la lejanía.
